Belén Diego

Cuando la segunda oleada es otra pandemia: nuestra salud mental

Los expertos no saben si habrá segunda oleada de Covid-19, pero dejan claro que el dolor por las pérdidas personales, el desempleo, el aislamiento, y las dificultades crecientes de la dinámica familiar hacen imprescindible preparar los servicios sanitarios para cuidar nuestra afectada salud mental.

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, ha sido una de las primeras personas en advertir que los servicios sanitarios van a necesitar refuerzos para hacer frente a las consecuencias de la pandemia de Covid-19 en la salud mental. La enfermedad en sí ha causado un sufrimiento sin precedentes, y a eso hay que sumar las consecuencias económicas y sociales del confinamiento, la falta de libertad de movimiento y otros factores. Guterres ha hecho un llamamiento “urgente” a los gobiernos, la sociedad, las autoridades sanitarias y otros implicados a unirse para dar respuesta a la dimensión de la pandemia que ya hace mella en nuestra salud mental. “Los servicios de salud mental son parte de la respuesta esencial que deben dar los gobiernos a la pandemia de Covid-19, tienen que ser ampliados y contar con la financiación necesaria”, ha dicho en una reciente intervención.

Mucho antes de la pandemia, a finales de 2018, se publicó un documento exhaustivo con el coste estimado de la salud mental -en condiciones normales- en los países europeos. Consideradas en su conjunto, la depresión, la ansiedad y los trastornos por abuso de sustancias, entre otras dolencias de la esfera de la salud mental, cuestan a la Unión Europea unos 600.000 millones de euros cada año, aproximadamente el 4% del Producto Interior Bruto.

Ese mismo documento incluye una observación que apunta a una estrategia de recuperación. De acuerdo con los expertos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una parte sustancial de esos costes se derivan de la menor tasa de empleo y la reducción de la productividad asociadas a las enfermedades mentales (1,2% del PIB, unos 260.000 millones de euros). El gasto en atención sanitaria era bastante menor: 1,2% del PIB, 190.000 millones. Además de aliviar el sufrimiento de los pacientes y sus familias, contar con tratamientos para cuidar la salud mental puede tener, por tanto, un impacto positivo en la economía.

Publicaciones especializadas como The Lancet Psychiatry y Psychiatric Times han dicho que desarrollar y poner en marcha programas orientados a facilitar cuidados de salud mental para las personas que lidian con las consecuencias de la pandemia son de hecho tan importantes -y tan urgentes- como el desarrollo de vacunas y antivirales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en los primeros momentos de la crisis sus recomendaciones. Entre ellas incluía mantener el contacto social, por teléfono u otros soportes si estamos confinados, como uno de los elementos clave para estar mejor. Evitar el alcohol y establecer un horario de trabajo alternado con descanso eran otros de sus consejos.

El jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Quirónsalud Córdoba, José Ángel Alcalá, ha indicado que a medida que se vaya recuperando la normalidad de forma progresiva pueden ir saliendo a la luz trastornos con síntomas de ansiedad y depresión. También recomienda prestar atención a las posibles repercusiones del confinamiento a largo plazo. En las últimas semanas -añade- se han detectado muchas consultas por alteraciones del sueño, así como un aumento del consumo de fármacos hipnóticos. Asimismo, se han modificado algunas pautas de alimentación y la forma de realizar actividad física y, sobre todo, hemos estado expuestos a emociones complejas como la frustración, la culpa, la impotencia, la soledad y la tristeza. También se han incrementado las consultas por vía telefónica y videollamada, que conectan a los pacientes con los profesionales evitando desplazamientos, apunta.

El especialista ha recordado que, según las primeras investigaciones en este terreno en el contexto de la pandemia, las actividades solidarias pueden proteger nuestra salud mental porque son una forma de aumentar nuestra sensación de control sobre el entorno.

Se han creado plataformas específicas durante la crisis. El portal AhoraMasQueNuncaTranquilidad, que está avalado por profesionales de la salud del grupo ASISA, incluye contenidos útiles que abarcan el ejercicio, la nutrición el sueño, el teletrabajo, etc., y la salud mental. En él se puede encontrar información contrastada sobre cómo vivir con una persona infectada por el nuevo coronavirus, pautas para mantener la forma física, llevar una alimentación saludable, cuidar la calidad del descanso nocturno y el bienestar cuando se ha optado por el teletrabajo, todos ellos con consecuencias palpables en el estado de ánimo.

El grupo ha reforzado sus sistemas de telemedicina y su chat médico, que permite a los pacientes acceder a diferentes especialistas a través de una aplicación, además de las videoconsultas.