La investigación en oncología se concentra en tipos raros de cáncer

Más de la mitad de los nuevos estudios en el área de oncología (56%) evalúan nuevos medicamentos para formas raras de cáncer. Su punto álgido se produjo en 2021, cuando estos ensayos crecieron un 25% respecto al ejercicio anterior; en 2022 cayeron un 6%, pero siguen siendo mayoría.

El último informe de IQVIA sobre el área de oncología ofrece un retrato en el que la innovación y la actividad investigadora “siguen expandiéndose”, representando el campo de mayor envergadura en la actividad colectiva de la industria farmacéutica (y el que más factura), con los tipos de cáncer menos frecuentes como protagonistas, ya que representan más de la mitad de los estudios de nuevos medicamentos. Los ensayos que se ponen en marcha cada año en el área de oncología se mantuvieron en máximos históricos en 2022 (un incremento del 22% respecto a 2018). Las biofarmacéuticas emergentes están detrás del 71% de los productos en investigación, al alza en un 45% si se comparan con su participación hace diez años. Cada vez son más las firmas de este tipo que se embarcan en el desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer de forma independiente, sin la compañía de las grandes firmas internacionales, como hacían en el pasado. Esta tendencia se mantiene al menos hasta las fases de desarrollo más avanzadas, “en algunos casos, incluso hasta después del lanzamiento de un nuevo producto”, apuntan los autores del informe. Otro fenómeno que destaca el documento, ya registrado en análisis previo de otras áreas del mercado, es el ascenso de las compañías con sede en China. En 2022 habían aumentado su representación en la cartera de productos en desarrollo hasta el 23% de todos ellos, cuando hace una década estaban en el 5%.

Medicamentos de precisión

Los medicamentos dirigidos o de precisión, que se caracterizan por actuar en mecanismos muy específicos del cáncer buscando una mayor eficacia con menos efectos secundarios, centran cada vez más la actividad investigadora. Los ensayos clínicos que analizan la eficacia y seguridad de medicamentos inhibidores de PD-1/PD-L1 han aumentado en un 54% en los últimos cinco años. Este tipo de fármacos actúan sobre los puntos de control inmunitario, una parte normal de las defensas del organismo. Lo que hacen es bloquear proteínas muy concretas en esos puntos de control para que no se envíe la señal de “apagado” a nuestras defensas y permitir que las células T del propio paciente destruyan células cancerosas. También se documenta en este análisis la tendencia al alza de los conjugados anticuerpo-fármaco, que están dando buenos resultados en términos de eficacia en un amplio abanico de dianas terapéuticas. En la actualidad hay 15 aprobados en diferentes mercados del mundo. Este tipo de sustancia está compuesta por un anticuerpo monoclonal ligado químicamente a un fármaco. El anticuerpo monoclonal se une a proteínas o receptores celulares muy concretos de las células cancerosas. El medicamento ligado a él entra en esas células y las destruye sin dañar a otras. Los anticuerpos biespecíficos son otra familia cada vez más presente en las opciones para tratar el cáncer. Hay seis aprobados, y más de 130 en fase de desarrollo.

“La cartera de productos en desarrollo de nueva generación se ha extendido, y a ella hay que sumar las terapias CAR-T y las vacunas basadas en ARNm”, indican los autores. Hay cerca de 250 ensayos activos sobre terapias CAR-T en el mundo que se pusieron en marcha en 2022, y entre ellos también se aprecia un aumento de los que se están estudiando para su empleo en tumores sólidos, más allá de su inicial empleo en el campo de los tipos de cáncer que afectan a la sangre (y trata la especialidad de hematología).

El trabajo incluye un escollo o reto: el descenso en la productividad de los ensayos clínicos. Las tasas de éxito han ido descendiendo de forma paulatina desde 2015, con una caída del 3,5% en 2022, el último año incluido en el análisis. “Los ensayos de oncología son sustancialmente más complejos que los que se llevan a cabo en otras áreas a la hora de decidir criterios de elegibilidad de los sujetos incluidos, variables principales, localización de los estudios, países y pacientes”, indican. También valoran que su duración suele ser más prolongada, lo cual explica que su productividad media sea más baja que la de los estudios que se dedican a otras enfermedades.

Por otra parte, en 2022 se lanzaron en el mundo 21 nuevos principios activos (NAS, por su acrónimo en inglés). Es un descenso respecto a 2021; entonces se lanzaron 35. Este dato deja la media entre 2018 y 2022 en 23 nuevos medicamentos al año. En los últimos cinco años, se han aprobado en los mercados mundiales 115 NAS, y el total desde 2003 es de 237. Si bien no todos ellos son accesibles en todos los países, los autores aprecian que la mayor parte de las naciones cuentan con los avances clave del campo de la inmunooncología y, que el uso de biomarcadores (que identifican a los pacientes que se benefician de estos tratamientos de precisión) es ha convertido en el tratamiento estándar para la atención sanitaria que se presta a personas con diversos tumores (se cuentan “por docenas” en el informe).

Aumento de pacientes con cáncer en tratamiento

Además, el número de pacientes con cáncer que están en tratamiento ha crecido un promedio del 5% entre 2018 y 2022 considerando poblaciones representativas de países repartidos por todo el mundo. “Se espera que ese aumento se acelere en los próximos cinco años a medida que aumenta el acceso a nuevas terapias”, escriben. El matiz es que, aunque hay un amplio rango de medicamentos novedosos que han demostrado tener un valor clínico significativo en la última década, el acceso a los mismos es enormemente variable entre unos países y otros.

El estándar de tratamiento para el cáncer de pulmón no microcítico ha cambiado en los últimos tres años con la introducción de los medicamentos inhibidores de PD-1/PD-L1 y los inhibidores de quinasa, lo cual ha contribuido a que se extienda la duración de la terapia de primera línea en casi un año. Otros de los avances destacados son los del cáncer que afecta predominantemente a mujeres y del mieloma múltiple, “con nuevas modalidades terapéuticas y mejores resultados en salud para los pacientes”.

Las terapias biológicas de nueva generación, incluyendo terapias celulares y genéticas, siguen ganando terreno. Sobre las terapias CAR-T advierten que, aunque aumenta el número de centros preparados para su utilización, su localización y la disponibilidad de los productos pueden dar como resultado falta de acceso para los pacientes que no disponen de recursos para desplazarse.