Antonio Lorenzo

Especialistas en cuidar y proteger a las familias

Samsung ha convertido su gama ‘Qled 8k 950 TS’ en el objeto de deseo de los hogares más exigentes en imagen, sonido e inteligencia aplicada.

Las materias primas de los fabricantes de televisores son las mismas para todos: Imagen y sonido. Ambos elementos vendrían a ser los fundamentales en términos contables, los ingredientes básicos de una receta que cada año está llamada a mejorarse. El mercado es implacable y siempre demanda un nuevo condimento, una puesta en escena sutilmente cambiada y alguna sorpresa para considerar la compra. Este tradicional reto del sector es colosal, ya que el margen de mejora de estos aparatos de alta gama cada vez es más reducido. Los niveles de partida rozan la excelencia, por lo que apenas existe espacio para realizar grandes saltos cuanto el techo está a solo un palmo de lo anterior. Algo de todo esto sucede cuando llega el feliz momento de analizar el último televisor de Samsung Qled 8K 950 TS y la referencia es el modelo inmediatamente anterior. Sería más sencillo bajar varios escalones y mirar al prodigio con cierta distancia para así dar rienda suelta a los superlativos.

El equipo de este año, cocinado comercialmente durante la pandemia, reivindica el poder de la imagen pura, cada vez más fiel con la realidad que percibe la vista cuando se apartan los ojos de la pantalla. Con el sonido ocurre más de lo mismo, aunque en el 950 TS se aprecia la ingeniosa distribución de los altavoces en todo el perímetro del display. No es una barra de sonido, pero se le aproxima una barbaridad. Con el diseño se reproduce la misma ecuación que con la imagen y el sonido, una vez que casi todo está inventado y solo existen resquicios para avanzar hacia el utópico ideal de perfección. Un gran panel Infinity -que abarca el 99% de la superficie frontal- y un marco cada vez más reducido. Son los pequeños detalles los que también hacen grande a los buenos productos: la facilidad de instalación y de configuración, el buen gusto por escamotear el cableado para reducirlo a un solo hilo de fibra y la resistencia de unos componentes electrónicos extremadamente sensibles. La inteligencia artificial comienza a hacerse mayor en los televisores, siempre dotados de conectividad y entrelazados con la creciente diversidad de electrodomésticos y dispositivos inteligentes del hogar. En este caso, el equipo se entiende a las mil maravillas con Amazon Alexa, el asistente de Google, y Bixby, para que cada cual elija al mayordomo de su preferencia.

El buque insignia de Samsung en el mercado televisivo llega a las tiendas en versiones de 65, 75 y 85 pulgadas, con un perfil de apenas 15 mm y con seis altavoces dispuestos allá donde no se ven. Para hacerse una idea aproximada, el grosor de este televisor viene a ser solo el doble que el de un móvil de alta gama, como el Galaxy Note 20 Ultra 5G. Nacho Monge, director de Marketing de AV de Samsung Iberia, no escatima elogios: “Nuestra oferta de televisores y sistemas de sonido de 2020 es la más fuerte, inteligente e inmersiva hasta la fecha, lo que nos permite acercarnos una gran variedad de estilos de vida sin tener que renunciar a ninguna funcionalidad”.

Cuando la calidad de la imagen y el sonido se presuponen, las miradas más exigentes buscan elementos diferenciales entre los nuevos bosques de algoritmos que empiezan a formar parte de la vida de miles de hogares. Esto último ayuda a responder una pregunta que muchos usuarios se plantean: ¿Para qué quiero un televisor en 8K cuando apenas hay contenidos en esos formatos? El truco reside en la habilidad de los denominados puntos cuánticos (Quantum dots), junto con el procesador del televisor, construido sobre la plataforma Tizen made in Samsung. La sabia combinación de ambos permite ofrecer cualquier contenido con una resolución horizontal de unos 8.000 píxeles. Si a lo anterior se añade una resolución vertical de 4.320 píxeles, el resultado de la multiplicación arroja más de 34,5 millones de píxeles, cuatro veces más que un televisor de 4K UHD y 16 veces mayor que la de los televisores Full HD. “Una resolución más alta significa que hay más píxeles que componen la pantalla. En otras palabras, en los televisores del mismo tamaño, los píxeles están más densamente empaquetados dentro de la misma área, lo que permite una representación de la imagen mucho más sofisticada y realista. Esto proporciona una abrumadora sensación de inmersión cuando ves la televisión”, explican fuentes de Samsung. Medido en pixeles por pulgada (ppi), un televisor de 8K de 75 pulgadas suma 117 ppi, mientras que en un televisor de 4K y en un televisor FHD es de 59 PPI y 29 PPI respectivamente. En la misma comparación con los móviles, la densidad de píxeles por pulgadas del mismo Galaxy Note 20 ultra 5G de 6,9 pulgadas roza los 500 ppi.

En su afán por mejorar la experiencia del usuario, los nuevos Samsung Qled 8K 950 TS afina su tecnología Adaptive Picture, por la que el televisor pondera las condiciones de luz con el contenido que se muestra en la pantalla para acomodar los niveles de brillo y así adaptar la imagen al espectador, tanto si se encuentra en una sala oscura o muy iluminada.

El efecto wow, siempre estimable cuando se trata de un televisor de altísima gama, se aprecia en la capacidad para ajustar la claridad del sonido en función del ambiente. De esa forma, la función Active Voice Amplifier elimina las interrupciones del ruido de fondo de forma automática para así escuchar esa frase lapidaria del protagonista que se solapa con la escandalera del camión de la basura que en esos momentos pasa por la calle. También en asuntos de sonido, el Objecting Tracking Sound+ (OTS+) simula el sonido en tres dimensiones con la conjunción de los altavoces situados en la parte superior del panel, con los de los laterales y la base. La magia de los algoritmos consigue sincronizar el audio y con la escena de la serie de TV, “de forma que el sonido se reproduce solo en el lugar exacto donde ocurre la acción, ofreciendo, así, la mejor experiencia de visualización posible”, según apunta el fabricante.

Los precios del Samsung Qled 8K 950 TS oscilan entre los 5.499 euros del 65’’, los 7.499 euros del modelos de 75’’ y los 11.999 euros del televisor de 85’’.