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Las redes de telecomunicaciones, héroes discretos del confinamiento

El portavoz de una empresa del sector teleco nos reconocía en estos días que prefería no hablar muy alto ni sacar demasiado pecho sobre lo hecho durante los últimos meses de crisis sanitaria. No ocultaba su justificado temor a que pudiera estropearse todo lo conseguido hasta ahora, casi en la sombra. Hay que reconocer que, en el caso de los operadores de redes de telecomunicaciones o de sus primos hermanos, los centros de datos, la mejor noticia era no ser noticia. Sospechaban que, en el caso de que se hablara de ellos, iba a ser por algo negativo, bien por la interrupción del servicio de internet, por un fallo en seguridad, etc. Ahora que ya podemos escribir con cierta perspectiva y analizar todo lo conseguido en estos meses críticos, desde estas páginas queremos rendir especial tributo a estos agentes. Sus servicios se han convertido en esenciales durante los peores meses de la crisis sanitaria. Podemos referirnos a las redes como los otros héroes olvidados de la pandemia...

De la noche a la mañana, todos nos vimos encerrados en casa. En aquellos casos en los que fue posible, las empresas tuvieron que habilitar en tiempo récord herramientas de teletrabajo. Los docentes implementaron medidas para seguir impartiendo sus clases y estar en contacto con los alumnos a distancia. Aunque las consultas médicas no urgentes se aplazaron, a las pocas semanas se puso también en marcha el mayor experimento de telemedicina por videoconferencia, etc. No hay experto de tecnología con el que hablemos que no reconozca que se ha avanzado más en este último trimestre en digitalización que en varios años. Solo en este número, Mercedes Oblanca, managing director de Accenture Technology, reconoce que “a nivel tecnológico, hemos experimentado en tres meses lo que estaba previsto en tres años”. También Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, reconocía en un reciente foro de Ametic que de un día para otro hubo que mandar a teletrabajar a 100.000 funcionarios, etc. Esta situación ha propiciado un salto para el comercio electrónico y muchos pequeños negocios han abierto una ventana al mundo gracias a Internet.

Ahora, toca asentar todo lo conseguido y que estas tendencias se consoliden. Flaco favor hacen los reguladores con ansias de ir más allá de sus competencias, por ejemplo en el teletrabajo. Si fuerzan a las empresas a asumir entre otros gastos el de ADSL o la fibra de casa -ya asumido por el trabajador y cuyo uso para trabajar no le supone un gasto extra- tendrán la excusa perfecta para no fomentar el trabajo en remoto y obligar al retorno a la oficina. Por la misma regla de tres, ¿incluirán también en esa norma que el empresario asuma los gastos de combustible a quienes vayan a la oficina? Quizá sea conveniente no olvidarse de que el Covid-19 sigue bien presente, como se empeña en recordárnoslo a menudo para que no bajemos la guardia en las medidas de protección.