El Humanismo digital o cómo aprovechar al máximo las ventajas de la tecnología

A menudo se dice que las tecnologías no son un fin en sí mismas, que no son buenas o malas de por sí. Todo depende del uso que les demos, también de cómo queramos aprovechar estas nuevas herramientas. Es un hecho innegable que la digitalización salpica a todas las facetas de la vida, es un camino sin vuelta atrás, que ofrece innumerables ventajas: desde el teletrabajo al comercio online, por no hablar de la facilidad de las comunicaciones, de la aceleración de la investigación científica, del potencial de las empresas de llegar a nuevos mercados, de la posibilidad de las industrias de monitorizar sus procesos y prevenir averías... Son solo algunos ejemplos de cómo la sociedad viene asimilando todos esos cambios.

Esas nuevas herramientas y soluciones también llegan poco a poco a los campos del saber más tradicionales. Es lo que se ha dado en llamar Humanismo digital. Digamos que éste tiene una doble faceta: por un lado, aprovecha las tecnologías para ayudar a los investigadores del mundo del arte, de la literatura, de la lengua o de la Historia en sus proyectos. De esta manera, la inteligencia artificial y los superordenadores también se ponen al servicio de estas materias para ayudarlas a avanzar. Por otro lado, esta nueva ciencia se preocupa por cómo debería de ser la relación óptima de los humanos con las máquinas. Este no es debate nuevo, para nada, pero sobre el que, desde luego, merece la pena seguir investigando.

Los expertos coinciden en la necesidad de encontrar espacios para la desconexión. También hablan de cómo la condición humana es ya prácticamente condición digital. Muestran también su recelo sobre el papel dominante que han adquirido las plataformas digitales en los últimos años, una realidad sobre la que también hemos hablado en otras ocasiones. Las instituciones públicas de Estados Unidos han llamado la atención sobre ese cuasi monopolio de Meta en las redes sociales o el de Alphabet en el de los buscadores de Internet...

En nuestras manos está hacer un uso responsable de la tecnología, sobre todo, transmitiendo a los más pequeños de la casa unas determinadas normas de uso de los dispositivos. Uno de los expertos con los que hemos hablado para el tema de portada de este número destaca que “la medida más importante en relación con los jóvenes es siempre la educación, tanto en el contexto familiar, del hogar, como en el de la escuela”. “Es crucial que las familias acuerden, con los jóvenes involucrados en ese proceso, cómo y cuánto se van a relacionar con la tecnología digital. Es clave que esta educación sea práctica, es decir, que lo vean en sus padres y que lo practiquen con ellos”, añade.

El tiempo de vacaciones veraniegas, de mayor convivencia familiar, puede convertirse en el momento propicio para aprovechar todo el potencial que la tecnología nos ofrece.