Los incendios forestales no entienden de fronteras. Los planes para prevenirlos, sí

Con la entrada del verano, las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones se convierten en las condiciones más propicias para que se produzcan los indeseados incendios forestales. Por este motivo, dedicamos el tema de portada a explicar cómo -también en este campo- la tecnología nos puede echar una buena mano para evitar esos desastres ecológicos. Ya hay proyectos que utilizan el 5G, sensores y drones para reducir de forma significativa el número de hectáreas quemadas. El secreto, nos cuentan los expertos, está en detectar el fuego en sus inicios. Esos nuevos sensores que pasan inadvertidos en árboles escogidos y que son alimentados con energía solar son capaces de oler el bosque y detectar esa combustión en una fase temprana.

Las fuertes lluvias de las últimas semanas han permitido frenar el ritmo creciente de incendios, pero no podemos perder de vista que 2022 acabó como el peor año en España en 30 años: entonces, más de 268.000 hectáreas quedaron seriamente afectadas por 57 grandes incendios. Todas las precauciones que tomemos serán pocas. Y si la tecnología ya permite esa posibilidad y las compañías que la están abanderando declaran que están preparados para desplegarlas allí donde sea necesario, sorprende la inacción de las autoridades supuestamente competentes en el tema.

Para realizar este reportaje sobre cómo la tecnología puede ayudar a reducir los incendios forestales, ni siquiera obtuvimos respuesta del Ministerio de Transición Ecológica, que algo tendría que decir sobre esto aunque -como sabemos- las competencias en materia de incendios forestales estén transferidas a las Comunidades Autónomas. Seguimos sin entender cómo no existe, pese a esa circunstancia , un plan de coordinación y prevención de todo el país. Si los incendios no entienden de fronteras, a cuento de qué los planes para combatirlos se deciden de forma aislada y separada en cada Comunidad.

La Ley 43/2003 de Montes, de 21 de noviembre, establece que el Estado ha de desplegar medios de apoyo a las Comunidades Autónomas para completar la cobertura de los montes contra los incendios. El Gobierno solo sale a prestar apoyo cuando la Comunidad Autónoma afectada así lo reclama. Como hemos podido ver -desgraciadamente en demasiados casos- esa falta de coordinación y de entendimiento, alimentada por cierto orgullo o soberbia de quienes se sienten capaces -sin estarlo- para acabar con el fuego por sus propios medios, deriva en una pérdida de patrimonio natural que muchas veces es difícil de recuperar incluso en el medio plazo. Por no hablar de las vidas humanas que se ponen en juego, de los profesionales que se dejan la piel cada verano ajenos a esos rifirrafes políticos en los despachos. Desde aquí nuestro homenaje a esas brigadas y nuestra petición para que, de una forma coordinada, puedan implantarse las tecnologías que ya están ayudado en otros países a combatir esta lacra.