Rafael Daniel

Marcos Martínez, presidente de la ACCOE: “Los almacenistas de cereal somos clave en la España rural, pero no competimos en igualdad de condiciones”

El soriano Marcos Martínez reivindica el ‘papel’ que los comercializadores de cereales juegan en el mantenimiento de la España vaciada. Nadie mejor que ellos conoce la realidad de un mundo rural que necesita la actividad económica y el empleo que generan. Una labor que tienen que realizar pese a la ‘competencia desleal’ que fomentan algunas autonomías al ‘subvencionar de forma indirecta’ a estructuras ineficientes. “Pedimos libertad de comercio para seguir generando economía real en las zonas difíciles”.

¿Está teniendo algún impacto el coronavirus en el comercio de cereales?

A día de hoy no. Está generando bastante volatilidad tanto en Chicago como en el Matif francés y provocando un pequeño bloqueo en la compraventa de cereales tanto a nivel internacional como nacional. Pero de momento nos estamos salvando porque, aunque hay nervios no al nivel de otros sectores. En nuestro caso es un sector refugio, aunque está habiendo movimientos bajistas, movimientos de protección.

¿Qué importancia estratégica tienen los cereales dentro del sistema agroalimentario español?

Trabajamos con materias primas imprescindibles para el funcionamiento de la industria de piensos, malta, harinas, sémolas para que luego lleguen al consumidor en óptimas condiciones de seguridad. Hablamos de artículos de primera necesidad como el pan, la carne, la leche, entre otros muchos. España es una potencia mundial en producción de carne en parte gracias a la buena labor que realizamos los cerealistas. Y muchos de estos almacenes están en la España rural, en la España vaciada y se está generando una economía bastante importante y creo que a día de hoy no bastante valorada.

En función de los stocks y de la evolución de las campañas de siembra ¿cómo pueden evolucionar los precios?

Lo precios están planos. Llevamos dos o tres campañas con una pequeña volatilidad, pero no estamos observando un cambio de tendencia. La previsión es que continúen en niveles similares, lo que no significa que un trigo o un maíz pueda tener variaciones de seis o diez euros por tonelada. El abastecimiento está asegurado y nada hace pensar que haya un cambio de tendencia. El otro día en Zaragoza, la consultora Safras preveía una tendencia al alza en el precio internacional en trigo y soja a finales de año con la llegada de la cosecha del Hemisferio sur y una caída para el maíz por un exceso de superficie sembrada en Estados Unidos.

Las quejas habituales de los agricultores son que el precio de la cebada o el trigo apenas han crecido en 30 años. ¿Con qué margen juegan los comercializadores?

Si hablamos de las protestas, nosotros somos unos damnificados más y vamos de la mano de los agricultores en la necesidad de que todos los eslabones de la cadena tengan un margen y nadie venda a pérdidas. Pero como reconocen las estadísticas del Ministerio o de las propias organizaciones agrarias, los almacenistas también trabajamos con márgenes muy, muy ajustados para la labor que realizamos. Y ahí me gustaría señalar que acopiamos y almacenamos el cereal en la época de la cosecha, si es necesario se envasa, y luego lo transportamos a las zonas consumidoras cuando nos lo demandan. Pero insisto en que trabajamos con márgenes muy ajustados, que luego se van ensanchando según nos vamos acercando al consumidor final.

¿El nuevo decreto de la cadena alimentaria les afecta?

En principio no porque nosotros, según marcaba ya la Ley, estamos firmando contratos con los productores, se están fijando precios con los agricultores y la conflictividad es nula porque es un sector bastante serio.

Decía antes que no está suficientemente reconocido el papel de los almacenistas...

Hay que partir de la base de que ayudamos a mantener vivo el mundo rural y la actividad en la España Vaciada. Asesoramos a los agricultores, les proveemos de insumos como las semillas, les compramos sus cosechas a un precio pactado previamente. Mantenemos unos 50.000 puestos de trabajo de forma directa en núcleos de población que muchas veces no llegan ni a los 200 habitantes. Y nuestra actividad genera entre 3.000 y 4.000 millones al año dependiendo de las cosechas agrícolas. Y lo que es un tema muy importante: garantizamos a los consumidores españoles una seguridad alimentaria de primer nivel. Ahora que tanto que se estamos hablando de la España vaciada, nosotros estamos en la España vaciada, pero en la de verdad. Yo tengo almacenes en poblaciones donde no vive nadie. Y mi caso no es extraordinario. Estamos dando servicio a los agricultores y generando economía en la España rural. Pero tenemos muy claro que el eslabón principal es el agricultor. Por eso ante la negociación de la PAC la posición de España tiene que ser fuerte. Todas las comunidades tienen que ir de la mano del Ministerio para que tengamos una voz única en Bruselas y que los fondos se recorten lo mínimo posible.

¿Podría vivir el sector cerealista sin las ayudas de la PAC?

Es imposible. Si desaparece la PAC desaparece gran parte de la agricultura en España y en Europa. Tendrían que suprimirse los acuerdos con otros países y que no entrara cereal de otras zonas para que el precio subiese un 20-25% y el sector fuera sostenible. Pero en realidad no estamos hablando de subvenciones sino de pagos compensatorios por la pérdida de renta que están teniendo los agricultores y eso lo debe tener muy claro la España urbana. Alemania, el motor de la economía europea, tiene que vender tecnología, coches y a cambio esos países nos meten cereal. Es el juego de una economía mucho más globalizada.

¿Son conscientes las administraciones del papel que juegan?

No son conscientes, no están defendiendo la libre competencia y no están tratando a todos los operadores con igualdad. Cada día hay más Comunidades autónomas que están subvencionando el comercio del cereal de forma indirecta. Solicitamos desde Accoe que no haya desequilibrios por la forma jurídica que tengamos y creemos que el agricultor es lo suficientemente inteligente para trabajar con la estructura que considere más eficiente, que más le guste o mejores servicios le dé y no es necesario que se le esté influyendo de manera indirecta para que trabaje con unas estructuras en vez de con otras.

¿Se refiere a las cooperativas?

Podemos entender las subvenciones que estén recibiendo las cooperativas para que haya fusiones entre ellas o para que tengan carácter suprarregional. Lo que no entendemos es que un joven que pertenezca a una entidad asociativa prioritaria reciba 10.000 euros más al incorporarse a la actividad agraria o que eso puntúe a la hora de las ayudas a la modernización de explotaciones. Hemos hecho algunas denuncias a la propia CNMC porque eso es un error. A día de hoy el sector privado no ha dado ningún problema, pero en el cooperativo ha habido muchas estructuras que han recibido muchas subvenciones, que son ineficientes. El caso de Acores en Extremadura, Proinserga en Castilla y León, los problemas que está sufriendo ahora Arento. Nosotros no recibimos un solo euro de subvención. Nos están realizando una competencia desleal porque están primando al agricultor para que forma parte de una estructura en contra de otra.

¿Cuáles son los principales retos que tienen?

Ser competitivos en un comercio de cereales que es global, pero necesitamos trabajar en igualdad de condiciones para seguir siendo viables y generando economía real en zonas complicadas.

¿Qué piden a las administraciones?

Principalmente libertad de comercio. Hay además temas endémicos como es el hecho de que estamos financiando a la administración porque soportamos la compra del cereal con un IVA del 12% y luego lo repercutimos al 4% y están tardando mucho en las devoluciones.

¿Les preocupa el Cambio Climático?

Si. España está teniendo campañas en dientes de sierra, pero la media cada vez es peor por el Cambio Climático. La única forma de controlar eso es el agua, que tiene que venir de un Plan serio de los nuevos regadíos. El cambio climático es un hecho, las medias de temperatura son cada vez más altas, la pluviometría cada vez más baja, hay ciclos muy secos y muy húmedos, muy fríos y muy calurosos y la única forma es el regadío.