La alimentación ecológica en España, palanca de crecimiento económico y sostenibilidad

En el contexto actual de la política europea contra el cambio climático enmarcada en el acuerdo del Pacto Verde para el Clima, la alimentación ecológica resurge como una alternativa sostenible y respetuosa con el medio ambiente que encaja con las necesidades actuales. Entre sus principales ventajas, se encuentra la reducción del impacto ambiental que la producción de alimentos puede tener sobre la tierra, la fauna, el agua y el aire, ya que se realiza sin el uso de pesticidas químicos que pueden contaminar el suelo y las aguas subterráneas. La producción ecológica también juega un papel importante en la lucha contra el cambio climático, ya que se evita la emisión de gases de efecto invernadero, producidos por los procesos de producción industriales intensivos y utiliza prácticas agronómicas respetuosas con el entorno, como la rotación de cultivos y la mezcla de cultivos, que aumentan la biodiversidad del entorno y mejoran la calidad del suelo, reduciendo su erosión y aumentando su capacidad de capturar carbono.

El consumidor, a la hora de aproximarse a esta opción de consumo, valora positivamente el hecho de que sea una alternativa respetuosa con el medio ambiente. Esto crea un círculo virtuoso en el que se fomenta la agricultura y ganadería sostenible y se promueve el cuidado del medio ambiente y la protección de la biodiversidad.

Una evidencia de la importancia que el consumidor está otorgando a estos aspectos a la hora de adoptar las decisiones de compra viene determinada por la evolución positiva de las cifras de consumo de alimentos ecológicos durante los últimos años. Así, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2020 el mercado de productos ecológicos alcanzó una facturación de 2.419 millones de euros, lo que supone un aumento del 5,5% en comparación con el año anterior. En el periodo 2012-2020, el crecimiento del gasto en productos ecológicos en España ha sido del 154,07%.

En todo caso, la alimentación ecológica sigue teniendo un elevado potencial de crecimiento ya que, en la actualidad, en términos de cuota de mercado de la alimentación ecológica, nuestro país ocupa el décimo lugar a nivel mundial, con un 2,8 % y el consumo per cápita de alimentos ecológicos en España sigue siendo inferior al de otros países de nuestro entorno (puesto 18), aunque con una tendencia creciente.

Otro indicio del potencial de crecimiento que este sector tiene en los próximos años viene determinado por la proporción de superficie agrícola destinada a la producción de alimentos ecológicos. Según el informe sobre Agricultura Ecológica del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2020 se contabilizó una superficie total de 2.426.104 hectáreas, lo que supone un 10,77% del total de la superficie agrícola española. Existe, por tanto, una gran diferencia entre la superficie destinada a la producción ecológica y la superficie total utilizada para la producción de alimentos en España.

La alimentación ecológica es sostenible, pero también contribuye al desarrollo económico y a la balanza comercial de nuestro país. En 2020, las exportaciones de alimentos ecológicos alcanzaron los 1.165 millones de euros, lo que supone un incremento del 17% respecto al año anterior; mientras que las importaciones supusieron 1.014 millones de euros, un 5,2 % menos. Si tenemos en cuenta el periodo 2015-2020, las exportaciones de productos ecológicos se incrementaron un 49,74%. Exportamos, sobre todo, hortalizas frescas, patatas, legumbres, vinos y bebidas alcohólicas, aceite de oliva y girasol y frutas.

Contribuyen al funcionamiento del sector español de alimentación ecológica más de 50.000 operadores. Por actividad, destacan los 44.493 operadores de producciones agrarias, los 5.561 elaboradores y transformadores, y los 2.503 comercializadores, a los que habría que añadir otras tipologías como importadores y exportadores, acuicultores y otros. Y es una actividad muy distribuida por todo el territorio español, lo que contribuye a la fijación de población y al desarrollo económico de áreas rurales. Por comunidades autónomas, el ránking de actividades ecológicas viene liderado por Andalucía, con el 33 % de las actividades ecológicas, seguida por Castilla-La Mancha (16 %), Cataluña (11 %), Comunidad Valenciana (7,24 %) y la Región de Murcia (7,16 %).

En definitiva, la alimentación ecológica se ha constituido ya como un elemento clave para la conservación del medio ambiente y como un motor de crecimiento económico en nuestro país. En este contexto, proteger la correcta aplicación de los elementos que ayudan al consumidor a tomar decisiones conscientes e informadas en sus actos de compra resulta fundamental para el crecimiento futuro del sector. La certificación ecológica garantiza al consumidor que el producto que está comprando ha sido producido cumpliendo con rigurosos estándares y normativas ecológicas. La certificación ofrece una garantía de que la producción del alimento no ha dañado el medio ambiente y ha respetado el bienestar animal, protegiendo así la biodiversidad y fomentando la agricultura sostenible. Además, al ser un mercado en crecimiento, la certificación ecológica también ayuda a los productores a diferenciar sus productos y a obtener un mayor valor agregado por ellos.