Más control del Gobierno contra el abuso en la cadena alimentaria

Promarca, que representa a los fabricantes de gran consumo, quiere que los súper no arrinconen a las innovaciones de las marcas de los fabricantes en favor de la marca blanca

La futura Ley de la Cadena Alimentaria, que entrará en vigor el 1 de noviembre de este año, y que ahora se encuentra en trámite parlamentario, tanto para la incorporación de posibles enmiendas como para que el sector pueda adaptarse a los cambios, pretende acometer una serie de cambios encaminados a evitar abusos ampliando la lista de nuevas prácticas comerciales desleales prohibidas.

La Ley fomentará también la transparencia en la formación de precios y protegerá a los eslabones más débiles por su posición en la cadena. Como explican desde el Ejecutivo, “es imprescindible y prioritario perseguir las prácticas desleales que generan situaciones de desequilibrio entre los operadores y que comprometen la capacidad de negociación de las partes más débiles. De esta manera, se logrará dinamizar el mercado e impulsar el reparto equitativo del valor añadido”.

De cara al texto final resultante, y en tanto que entre los operadores de la cadena alimentaria se encuentran también los fabricantes de productos de gran consumo y las cadenas de distribución, Promarca, la asociación que agrupa a los primeros, ha presentado una serie de enmiendas encaminadas a evitar que sigan cayendo los productos de las marcas referenciados por la cadenas de distribución, que han descendido un 44% en la última década, y que actualmente solo llegan a uno de cada cuatro supermercados.

Las citadas enmiendas, en concreto al artículo 14 de la Ley, de las que se han hecho eco algunos partidos políticos y que el Ejecutivo podría incorporar al texto final, las enumera Ignacio Larracoechea, presidente de Promarca: “Hemos presentado tres enmiendas estrella, la primera es extender al consumidor la prohibición de la venta a pérdidas; en segundo lugar, la prohibición del abuso de la dependencia económica con un cliente. Esto es una figura que existe en Francia, Alemania y Bélgica y que se utiliza bastante. La tercera es que los distribuidores tienen que actuar de “buena fe” o “hacer sus mejores esfuerzos” para referenciar las innovaciones.

Larracoechea explica qué actuar de buena fe, “es un concepto jurídico, muy definido en el artículo 4 de la Ley de Competencia Desleal”, que insta a los distribuidores a referenciar los productos innovadores de aquellas marcas con las que trabajan y no, como se hace en muchas ocasiones, “sacar esa misma innovación con tu marca al cabo de seis meses”. Larracoechea lamenta que la marca del fabricante solo llegue al 24% de la distribución y que las principales cadenas de supermercados no apoyen la innovación, “porque en algunos casos no trabajan la marca, pero en otros muchísimos casos, creo, que para que su marca propia, su marca blanca, no tenga la competencia de una innovación que no tienen. Y luego, cuando al final sacan la innovación, quitan a la marca que ha innovado, quitan la innovación original y meten su marca, lo cual es el colmo de la competencia desleal”.

Las marcas, en la UCI

El presidente de Promarca recuerda que en España el nivel de referenciación de la innovación de las marcas es muy bajo en comparación con otros países europeos, como por ejemplo Alemania, Francia, Reino Unido, Italia o Portugal. “Ningún país tiene una estructura de mercado con supermercados tan de surtido limitado como España. Aquí, si sumas Mercadona, Aldi y Dia, ya estás en el 50% del mercado y tienen un nivel de referenciación bajísimo. El año pasado hicimos un estudio y vimos que el 77% de las innovaciones que no referencian son de marcas que tienen. Entonces la pregunta es: ¿Por qué no metes la innovación de una marca que trabajas?”, dice Larracoechea, quien incide en que “otra vez, este año, el 98% de los productos innovadores vienen de las marcas. Quiere decir que si tú no estás apoyando al 98% de la innovación estás haciendo mucho daño a la innovación”.

Pese a que un estudio de la consultora Kantar constata que nueve de cada diez consumidores consideran que la marca del fabricante es mejor que la del distribuidor, las cadenas hacen caso omiso de esta realidad. En este sentido, Larracoechea explica que a la discriminación en el espacio en los lineales se suma la relacionada con los márgenes. “Por ejemplo, una marca del fabricante tiene un margen del 35% para la cadena y su marca tiene un margen medio del 7%, con lo cual estoy creando un diferencial de 25 puntos porcentuales. Estás sacando del mercado a unas marcas porque subes el precio, no porque te lo hayan vendido caro los fabricantes: lo subes porque quieres hacer más margen”.

Larracoechea apunta que cuando hay una innovación, el consumo de esa categoría de producto sube un 15% y que la Comisión Nacional de Competencia incide en que, además de precio, las tres medidas de bienestar del consumidor son calidad, innovación y variedad. El presidente de Promarca recalca que, con la nueva ley que se está tramitando, lo único que piden es que haya una competencia leal en los lineales: con el espacio y las referencias que les corresponden, y que no les copien. “Vamos a intentar mejorar la ley, a ver sí lo conseguimos”, concluye Larracoechea.