Una agenda de la Farmacia para el 23J

Conscientes de que las políticas públicas en el ámbito de la sanidad desempeñan un papel trascendental para el progreso social, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España, desde el mismo momento que se convocaron las elecciones generales para el próximo 23 de julio, hemos actuado proactivamente presentando a las distintas formaciones políticas una serie de propuestas destinadas a potenciar las funciones de la farmacia y el farmacéutico como forma de mejorar la calidad, la eficiencia y la equidad de un sistema sanitario más humanizado y centrado en el paciente.

Todo ello en un contexto en el que la mayor crisis sanitaria del último siglo, ha puesto de manifiesto que la asistencia farmacéutica consitutuye un instrumento esencial para garantizar una atención sanitaria adecuada a los ciudadanos, como se recogió en el Dictamen final de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, aprobado por un amplio consenso entre los principales Grupos Parlamentarios. Ese reconocimiento al papel nuclear de la Farmacia Comunitaria es el punto de partida de nuestras propuestas que responden a nuestro afán de ser útiles a la sociedad a la que servimos. Con ese fin, nos hemos centrado en los desafíos sanitarios y sociales a los que se debe hacer frente inmediatamente y en los que la profesión farmacéutica puede desempeñar un papel clave. De todos ellos, considero que hay tres que, sí o sí, deben estar en la agenda del próximo Gobierno que salga de las urnas dentro de poco más de dos semanas.

El primero de ellos es reforzar la capacidad de la Atención Primaria, mejorando la continuidad asistencial al paciente, así como la eficiencia y calidad de los procesos en el Sistema Nacional de Salud. La Farmacia Comunitaria puede y quiere ser la aliada natural para ampliar la capacidad asistencial de un servicio esencial dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) que presenta síntomas de agotamiento en numerosas Comunidades Autónomas.

Desde la Organización Farmacéutica Colegial llevamos muchos años trabajando en ofrecer una respuesta eficiente y avalada por estudios de coste-efectividad. Nos referimos a la concertación de nuevos servicios de atención farmacéutica en las farmacias comunitarias, tanto de seguimiento y adherencia farmacoterapúetica, como otros orientados a la salud pública y prevención de la enfermedad como puede ser la detección y cribado de determinas enfermedades.

El segundo es avanzar en políticas de cohesión social y territorial. No podemos olvidar que entre los cambios demográficos que se están acelerando en los últimos años, se encuentra el envejecimiento de la población y el incremento de las enfermedades crónicas, aumentando la necesidad de una atención integral e integrada al paciente fomentando los canales de comunicación y la práctica colaborativa entre diferentes los profesionales sanitarios como los médicos a través, entre otras herramientas, del uso de las nuevas tecnologías.

Otra propuesta consiste en impulsar la atención farmacéutica domiciliaria desde las farmacias, dirigida a colectivos específicos mediante una regulación con criterios de vulnerabilidad y planificación. En lo que se refiere a la despoblación, nos encontramos ante la paradoja de que es un fenómeno que afecta directamente a la viabilidad de las farmacias rurales y las convierte, simultáneamente, en un recurso sanitario y social imprescindible para garantizar la cohesión territorial, por lo que es necesario poner en marcha el Programa de Farmacia Comunitaria Rural, fruto del acuerdo suscrito con los Ministerios de Sanidad, de Transición Ecológica y Reto Demográfico, y de Derechos Sociales y Agenda 2030.

El tercero es garantizar a todos los ciudadanos la seguridad y el acceso a los medicamentos y productos sanitarios. A nadie se nos escapa que ha habido un retroceso en este ámbito, debido al aumento de los medicamentos calificados como de dispensación hospitalaria que, hasta ahora obligaban a los pacientes a recorrer grandes distancias para continuar con sus tratamientos. Sin embargo, ahí está la experiencia positiva en la dispensación colaborativa de medicamentos hospitalarios de uso ambulatorio entre la Farmacia Hospitalaria y la Farmacia Comunitaria puesto en marcha durante la pandemia y que hoy sigue siendo realidad en cinco Comunidades Autónomas, en las que más de 32.000 pacientes son atendidos en su farmacia comunitaria más cercana.

Otro problema en este ámbito es el incremento del número de presentaciones farmacéuticas que presentan problemas de suministro, cuando no de desabastecimiento. Una situación que, para evitar la interrupción de los tratamientos y una sobrecarga en las consultas de Atención Primaria, es recomendable facilitar la actuación del farmacéutico en la dispensación de medicamentos en situaciones excepcionales.

Estos son algunos de los ámbitos en los que la Farmacia puede desempeñar un papel más activo para mejorar la salud de todos los ciudadanos, con independencia de su código postal. Porque todas nuestras propuestas tienen un denominador común, humanizar la sanidad. Somos la profesión sanitaria más cercana y accesible a toda la sociedad; y nuestra red de 22.198 farmacias -establecimientos sanitarios sin listas de espera ni cita previa- está en primera línea de la atención sanitaria, como lo confirman los 2,3 millones de usuarios diarios.

En definitiva, somos el rostro, los ojos y los oídos de nuestro sistema sanitario. Por tanto, dar una respuesta humana, cercana y accesible a todos los pacientes pasa por potenciar nuestras funciones. Y esa es la idea que hemos compartido con nuestros políticos. Ahora les toca a ellos demostrar su compromiso con el bienestar de todos los españoles.