La modernización de la rehabilitación, clave para nuestra salud

El parque de la vivienda en España está compuesto por casi 19 millones de viviendas, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y, sin embargo, más del 80% se caracterizan por contar con unos niveles extremadamente bajos de eficiencia energética, debido a su antigüedad.

Este tipo de viviendas, construidas en su mayoría antes de 1980, todavía no contaban con el Código Técnico de la Edificación, que precisa unos criterios mínimos de eficiencia para las nuevas construcciones. El aire que respiramos en nuestros hogares puede resultar hasta cinco veces más contaminante que en el exterior, tal y como apuntan desde la Organización Mundial de la Salud. Cambios de temperaturas, humedades, hongos, altos niveles acústicos o bajos niveles de calidad del aire son solo algunos problemas que están presentes en nuestras viviendas, lo que pueden provocar patologías respiratorias o alérgicas, entre otras, y terminar por perjudicar nuestra salud.

En este contexto, la rehabilitación inmobiliaria se ha alzado como un proceso fundamental que puede mejorar nuestras ciudades, promover espacios sostenibles y saludables, optimizar el consumo energético y aumentar la eficiencia de los hogares. Pero, el aspecto más relevante que debemos tener en cuenta es que la rehabilitación puede y debe mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar, por lo que debemos situar la salud de las personas en el centro de las edificaciones.

Para poder lograr espacios saludables, la rehabilitación debe pasar por una modernización de sus procesos y comenzar a implantar ciertas mejoras, lo que les puede permitir no únicamente ahorrar en el consumo energético, sino aumentar su eficiencia y mejorar la habitabilidad de los espacios donde convivimos. En concreto, existen distintos estándares que ofrecen soluciones que velan por la salud y el bienestar de las personas que pueden aplicarse en la rehabilitación y, una de las más exigentes en materia de eficiencia es el Certificado Passivhaus, que monitoriza constantemente la vivienda para obtener datos concretos relativos a la salud, la sostenibilidad, la calidad y el confort.

Las viviendas pasivas cumplen con cinco principios básicos que permiten ahorrar a los ciudadanos en el consumo energético, pero también promueven la mejorar nuestra salud y bienestar. En primer lugar, las construcciones deben contar con un aislamiento adecuado de la climatología exterior y posibles infiltraciones de aire. Por otro lado, no deben existir puentes térmicos en ventanas, paredes y techos que permitan la fuga del calor o del frío. En tercer lugar, se deben evitar boquetes o grietas en paredes, techos y ventanas para evitar cualquier tipo de fuga de aire hacia el exterior. En cuanto lugar, resulta fundamental contar con un sistema de ventilación controlada que garantice un aire interior saludable. Por último, las construcciones deben contar con unas ventanas de altas prestaciones y adecuadamente orientadas para garantizar la máxima hermeticidad y una temperatura óptima según la estación del año.

Asimismo, la rehabilitación debe tener en cuenta otros aspectos que pueden promover la mejora de la calidad del aire interior de los edificios y, por tanto, contribuir a la salud de los espacios donde habitamos. Por ejemplo, la elección de materiales y productos de construcción deben ser sostenibles y evitar la emisión de cualquier sustancia tóxica o contaminante. Otra característica importante es la iluminación natural en los edificios a través de la utilización de ventanas y la eliminación de obstáculos que impidan la entrada de luz, lo que trae consigo numerosos beneficios como la reducción del estrés y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Por último, la reducción del ruido a través de materiales aislantes y un diseño acústico óptimo, de manera que reduzcan las patologías derivadas de la contaminación acústica como el sueño, el estrés o cefaleas.

Todas las soluciones anteriormente mencionadas cuidan de la salud y del bienestar de las personas a largo plazo. Por ello, las administraciones públicas y empresas del sector debemos apostar firmemente por transformar el sector y poner de manifiesto la importancia de invertir en salud en nuestras construcciones desarrollando mecanismos y oportunidades para fomentar la modernización de la rehabilitación del parque inmobiliario español. Resulta indudable que la salud es el elemento fundamental en nuestras vidas y, por tanto, debemos trabajar, unidos, para desarrollar espacios saludables y eficientes que cuiden de nuestra salud y bienestar. Apostemos por nuestra salud, por poner a las personas en el centro de todas las edificaciones.