El socio de la piscina

El robot limpiador de piscina Seagull Pro de Aiper elimina el tedioso trabajo de estos meses, es inalámbrico y no necesita ni app ni conectarse a la depuradora

Siempre se nos ha hecho creer que tendríamos un robot para todo en el hogar. Sin embargo, otra realidad mucho más práctica se está imponiendo desde hace ya unos cuantos años: mientras la Roomba nos aspira y friega los suelos, Alexa nos resuelve cualquier duda que tengamos, unas cámaras conectadas velan por nuestra seguridad... Y también en la piscina está entrando de lleno la inteligencia artificial para ahorrarnos el tedioso trabajo de su limpieza. Hemos tenido la oportunidad de probar el Aiper Seagull Pro, que es el producto premium de esta marca (899 euros) y vamos a contar aquí cómo puede contribuir a que haya un antes y un después en el disfrute del verano. Es cierto que podemos encontrar en el mercado otros dispositivos para realizar esta función por la mitad de precio (la propia Aiper dispone de modelos en esa horquilla) pero en este caso conseguimos mayor potencia, mayor capacidad de trabajo, menor tiempo de carga, mayor autonomía, que limpie suelo y paredes...

Así, al Seagull Pro solo le bastan 90 minutos para cargar su batería de 9000 mAh y trabajar luego durante tres horas para limpiar una piscina de hasta 300 metros cuadrados contando suelos y paredes. Dispone de cuatro motores y de una potencia total de 70 W -aunque en los momentos de mayor presión alcanza los 200 W- para succionar cualquier suciedad adherida al suelo o las paredes. Esa sería su descripción a grandes rasgos... Ahora, una vez hecha la tarjeta de presentación, echémoslo al agua a probarlo.

Lo que más nos ha llamado la atención durante la prueba del dispositivo ha sido la facilidad de configuración. Diremos más bien que no hay ningún tipo de preparación. Basta, como siempre, con que nos aseguremos de que está completamente cargado antes de su primer uso para garantizar la vida de la batería. A partir de ahí, tenemos que cerrar bien el tapón de silicona que tiene para conectarse a la red eléctrica y elegir en una rueda superior si queremos que limpie suelos solamente, únicamente las paredes o todo de forma automática. Esa misma rueda se ilumina en verde cuando está totalmente cargado y va cambiando después a azul, amarillo y rojo a medida que va disminuyendo su autonomía. Esa luz la podemos ver todo el tiempo, mientras está realizando su función.

Después, sin más preparativos, lo tiraremos al agua, preferentemente en una esquina. Se irá al fondo y en menos de diez segundos activará su bomba. No es necesario que vaya conectado a la goma de la limpiafondos tradicional de la piscina. Sus cuatro motores se ocupan de aspirar de forma independiente y de regular la entrada y salida de agua según el movimiento que necesite realizar o para estabilizarse cuando trabaja en las paredes. Esa independencia del mecanismo de la depuradora de la piscina es bastante importante porque nos va a evitar-frente a la limpiafondos tradicional- tener que hacer tantas limpiezas del filtro de la propia piscina, con el consiguiente gasto de agua que ello conlleva. Tampoco necesitaremos a partir de ahora abrir el motor de la piscina para vaciar su canastilla cada vez que limpiamos el fondo.

Cuando el Seagull Pro ha terminado el trabajo o se ha quedado sin batería, disponemos de un gancho con el que extraerlo del agua. A partir de ahí, basta levantar su compartimento superior, sacar la canastilla en la que se ha ido depositando toda la suciedad y vaciarla. Un rápido manguerazo sin mucha presión ayudará a dejarla lista para el próximo lavado.

Nos ha llamado la atención que no sea necesario vincular el robot a ninguna app. Aunque hemos encontrado una app de Aiper en la tienda de aplicaciones, ni en las instrucciones ni en la propia app se nos habla de emparejar el dispositivo. Así de fácil es interactuar con el Seagull Pro. Se tira al agua eligiendo una de las tres opciones, se recoge cuando acaba y se limpia su canastilla. No hay más.

Sí es necesario tener en cuenta -así se nos advierte también en las instrucciones- de que el agua tiene que estar en buenas condiciones para que el Seagull Pro haga bien su trabajo. Así, está diseñado para ayudarnos en las tareas de mantenimiento rutinario durante la temporada de baño, pero no para que nos ayude a la limpieza general que hay que hacer al inicio de temporada... También lo hemos puesto a prueba en esa situación y, aunque trabaja y recoge suciedad, como es lógico, fue incapaz de absorber esa gran cantidad de suciedad acumulada de todo el invierno.

Como decíamos al principio, existen robots de piscina menos costosos, desde los 300 euros, aunque las prestaciones se van reduciendo, junto con el precio. El Seagull Pro es perfecto para piscinas de hasta 300 metros cuadrados, por sus cuatro motores y por esa facilidad de uso, y porque limpia suelo, paredes y la línea de agua en las piscinas infinitas o con rebosadero. Es cierto que si la piscina es bastante inferior a ese tamaño y -estamos dispuestos a renunciar a que limpie las paredes y la línea de agua- quizá puede bastarnos con otros modelos inferiores como el Seagull Plus, pensado para piscinas de hasta 120 metros cuadrados, 50 w de potencia, dos horas y media para cargar su batería y dos motores que trabajan durante 110 minutos (399 euros). O el Seagull SE (299 euros) para las piscinas de hasta 80 metros cuadrados, con 30 W de potencia y 90 minutos de autonomía. Sí hay que tener bien en cuenta que estos últimos modelos solo limpiarán el fondo, nunca las paredes...