El dilema de la inversión en Inteligencia Artificial

Las tecnologías de inteligencia artificial (IA) han recorrido un largo camino en los últimos años y su potencial para transformar sectores de actividad, de la atención médica a las finanzas, es innegable. Los sistemas basados en IA pueden analizar grandes cantidades de datos, reconocer patrones y hacer predicciones de manera más rápida y precisa que los humanos, lo que permite una mejor toma de decisiones, la automatización de procesos, y nuevas formas de innovación.

Sin embargo, a medida que crecen sus capacidades, también aumentan las preocupaciones sobre su impacto en la sociedad, la ética y la seguridad. Un debate reciente gira en torno al campo de la inteligencia artificial generativa, que utiliza el aprendizaje automático para crear nuevos contenidos como imágenes, videos o texto que imitan las cualidades humanas. Si bien la IA generativa puede tener muchas aplicaciones, incluso en el campo del entretenimiento, el diseño o la educación, algunos expertos desconfían de su posible uso de forma indebida, como sería la creación de falsificaciones profundas (deep fakes) o el refuerzo de sesgos.

En este contexto, personalidades como Elon Musk y Steve Wozniak, y cientos de investigadores, han pedido una pausa temporal de seis meses en la investigación en inteligencia artificial, especialmente de la generativa, para evaluar los riesgos y beneficios de la tecnología y asegurar que ésta sea desarrollada responsablemente. Argumentan que sin cooperación internacional, esta pausa puede ser difícil de lograr, y que algunos países puedan anteponer sus intereses a las preocupaciones globales que suscita.

Bill Gates, por su parte, defiende centrarse en cómo aprovechar mejor el poder de la inteligencia artificial. Ha manifestado que estos llamamientos no resolverán los problemas por llegar. Gates, de hecho, cuestiona si alguien podría detener el desarrollo de la tecnología, si sería posible que todos los países estuvieran de acuerdo en ello, y por qué sería necesario hacerlo. Mientras tanto, los inversores en tecnología de IA se enfrentan a un dilema. Por un lado, se trata de un mercado en rápido crecimiento, con una enorme rentabilidad y potencial de impacto, que atrae miles de millones de dólares en capital riesgo, renta variable e inversiones corporativas. El tamaño de este mercado a nivel mundial se ha estimado en cerca de los 120.000 millones de dólares en 2022, y se espera que alcance una cifra cercana a los 160.000 millones para 2030, lo que supone una tasa de crecimiento anual superior al 38 % en estos años. Solo en Norteamérica, ha sido valorado en 51 mil millones de dólares en 2021. Por otro lado, las tecnologías de IA todavía están lejos de ser perfectas, y sus limitaciones -como el sesgo de datos, la falta de transparencia y la necesidad de control humano-, pueden plantear riesgos para su adopción y el valor.

Por lo tanto, los inversores deben equilibrar su deseo de innovar y obtener ganancias, con su responsabilidad por evaluar las implicaciones éticas, sociales y legales de las tecnologías que respaldan. Esto podría incluir asociarse con expertos de este ámbito, entablar un diálogo con los grupos de interés, y priorizar la transparencia, la responsabilidad y la privacidad.

Es importante llevar a cabo este ejercicio pues en los próximos años el mercado global de la IA seguirá creciendo debido al aumento de la adopción de esta tecnología en varios sectores. Asistimos a una inversión y adopción significativas en el segmento de aprendizaje automático especialmente en aplicaciones como generación de hipótesis, agrupación, modificación, etiquetado, filtrado, visualización y navegación. El despliegue de hardware local y plataformas de computación en la nube para procesar y almacenar grandes datos también ha contribuido al desarrollo de plataformas de análisis de datos.

Los avances en la tecnología digital e Internet han permitido el procesamiento y análisis de grandes cantidades de datos, lo cual es un factor clave para su desarrollo. Por ejemplo, la industria de la salud está utilizando dispositivos de IA para mejorar los resultados de los pacientes y reducir costes. De manera similar, el sector de la automoción está invirtiendo fuertemente en coches autónomos que dependen de la tecnología de inteligencia artificial para la navegación y la toma de decisiones.

Además, el creciente enfoque en la digitalización también está impulsando la demanda. La pandemia aceleró aún más la adopción digital, ya que el trabajo remoto y la comunicación virtual se han convertido en la nueva normalidad. Esto ha llevado a un aumento en la demanda de soluciones basadas en IA que permitan automatizar tareas, aumentar la eficiencia y reducir costes.

Las inversiones de los gigantes tecnológicos en la investigación y el desarrollo de esta tecnología también están contribuyendo al crecimiento del mercado. La inversión global en inteligencia artificial alcanzó cerca de los 40 mil millones de dólares en 2020, y se espera que llegue a los 110 mil millones en 2024. El segmento de software representa la mayor parte debido a las mejoras en el almacenamiento, el procesamiento paralelo y la potencia informática. La demanda para la implementación y el desarrollo de aplicaciones de IA como álgebra lineal, análisis de video, capacidades de comunicación de hardware, inferencia y matrices dispersas está impulsando el crecimiento de este segmento. Además, se espera que la necesidad de las empresas de obtener datos e información a través del análisis de contenido visual aumente la demanda de soluciones de software.

Los esfuerzos para mejorar el acceso a la tecnología de IA impulsarán aún más el crecimiento del mercado en los próximos años. Las tecnologías de inteligencia artificial ofrecen un mundo de oportunidades, pero también plantean desafíos complejos, que requieren de soluciones bien pensadas e integrales. Por este motivo, los inversores en este sector deben esforzarse por lograr un equilibrio entre la innovación y la ética, aprovechando el potencial de la tecnología y reconociendo a la vez sus limitaciones y sus riesgos.