Ángel C. Álvarez

UBE busca diversificar en Castellón con hidrógeno y economía circular

El grupo japonés que concentra su producción química en su complejo castellonense destinará entre este año y el próximo 49 millones a renovar parte de sus instalaciones. Además, tras la compra de la firma de composites plásticos Repol, estudia como ampliar sus campos de actividad.

El mayor inversor japonés en la Comunidad Valenciana, la corporación UBE, quiere ampliar su actividad en Castellón más allá de la que es su actividad esencial desde que adquirió en 199 el complejo petroquímico de Proquimed junto a la refinería de Castellón. UBE Corporation Europe, la filial del grupo que centraliza en Castellón su actividad para toda Europa, considera que ahora mismo hay dos grandes campos abiertos para su crecimiento y búsqueda de nuevas vías de colaboración con otras empresas de la región: lo relacionado con la economía circular y el desarrollo de materiales que permitan la reutilización y reciclaje, por un lado, y la transición energética y el potencial del hidrógeno, por otro.

El presidente de UBE Corporatión Europe, Bruno de Bièvre, apuntó a estos dos sectores como opciones en las que considera que Castellón podría posicionarse y en las que la empresa tiene interés para diversificar su actividad. De hecho, UBE adquirió el año pasado una compañía castellonense, el fabricante de composites plásticos Repol, del que UBE ya era proveedor, para ampliar su conocimiento y estudiar de primera mano las aplicaciones para los sectores con los que trabaja como la automoción o la industria.

Tanto el hidrógeno como la economía circular encajan precisamente en dos de las grandes áreas para las que se quieren destinar los nuevos fondos europeos para la recuperación Next Generation EU. Además, en el caso del hidrógeno el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, está alentando la creación de un polo empresarial en Castellón en el que se ha invitado a participar a grandes consumidores de energía, como la refinería de BP, las industrias azulejeras y los propios grupos energéticos presentes en la Comunidad Valenciana.

Beneficios para un año difícil

A corto plazo, la filial castellonense de UBE prevé un fuerte impacto en su actividad este año por los efectos de la pandemia del coronavirus, después que en los últimos seis meses se haya producido una “bajada acentuada de facturación y rentabilidad”, según su presidente Bruno de Bièvre. Pese a ello, el grupo que produce compuestos de química como caprolactama y nylon para sectores como el agrícola o la automoción en Castellón, aún confía en lograr beneficios este ejercicio, que cerrará el 31 de marzo.

Los efectos de la crisis por la emergencia sanitaria internacional se han dejado notar sobre todo en las líneas de compuestos para la industria de la automoción, por el desplome de la demanda de ese sector en toda Europa. En el caso del sector agrícola, aunque los volúmenes se han mantenido, sus márgenes se han reducido por la mayor oferta existente al reducirse la demanda de otros sectores.

Pese a la crisis internacional por el Covid-19, UBE mantiene sus planes para invertir 49 millones de euros entre este ejercicio y el próximo en sus instalaciones de El Serrallo. La inversión se destinará fundamentalmente a renovar la infraestructura de química de base de la antigua Proquimed, según explicó la empresa, además de mejorar la eficiencia energética y la tecnología de la instalación.

En su último ejercicio cerrado el pasado mes de marzo, UBE Corporation Europe registró unas ventas de 428 millones de euros, un 3% menos que el año anterior, con un resultado neto de 19 millones de euros, justo la mitad que un año antes. El 70% de esos ingresos procedieron de fuera de España. Unos resultados en los que el grupo apunta que ya se percibían síntomas de enfriamiento en algunos de sus clientes, como los vinculados a la fabricación de automóviles.