Raúl graña, director general de Válvulas Arco: “Nos planteamos acelerar los planes en EEUU y Asia por los efectos en el Este de la guerra de Ucrania”

La empresa valenciana Válvulas Arco, el dominador en España del negocio de las piezas de fontanería que abren y cierran las tuberías de aguas, gas y calefacción, acaba de cumplir medio siglo de historia. Con un negocio que ronda los 100 millones de euros quiere llevar sus productos más allá de Europa para crecer.

Desde que nació en 1973, se han instalado en todo el mundo más de 1.000 millones de válvulas de fontanería fabricadas por Válvulas Arco. La empresa familiar valenciana produce al año cerca de 34 millones de estos componentes que comercializa a fontaneros, profesionales, cadenas de bricolaje y otros fabricantes que los instalan en sus propios equipos de baña o cocina, como cisternas o lavabos.

Después de 50 años de vida, ¿cuál es el negocio actual de la empresa?

Válvulas Arco es una empresa que se dedica a lo que llamamos la fabricación de artículos de regulación y control cuya gama se dirige tanto a agua, como a gas y a calefacción. Actualmente tenemos una facturación que se sitúa en torno a los 100 millones de euros y vendemos en 85 países. En estos momentos, un tercio de nuestro negocio total procede de España y casi un 70% de lo que se vende se destina a exportación. Nuestro segundo país de ventas es Polonia donde tenemos una amplia implementación, además de en otros países europeos próximos, como Francia.

¿Cómo han conseguido ser líderes en su sector y mantenerse durante tantos años?

Yo diría que principalmente gracias a la innovación. La empresa ha sido pionera en todo lo que es el desarrollo de lo que se llama la válvula A80 o válvula de escuadra. Antiguamente estas llaves se basaban en husillos que podían girar casi de forma infinita, hasta que se pasó a esta válvula que con un cuarto de vuelta se abre o cierra. Nosotros somos el líder claro en España gracias a esa apuesta por la innovación que viene del propio fundador, José María Ferrer, que fue quien desarrollo ese producto, y que demuestra el hecho que hayamos registrado 41 patentes. También ha sido posible gracias a un nivel de calidad muy importante: nuestros productos no dan problemas, podemos decir que nuestras válvulas de gas nunca han tenido fugas. Una de las diferencias fundamentales es que nosotros controlamos todo el proceso de fabricación, hay muchas empresas que comercializan o hacen una parte del proceso. Nosotros abarcamos desde el diseño de la válvula, lograr la materia prima, todo el proceso de corte de la barra, la parte de estampado mecanizado y cromado, el montaje de la válvula y la expedición. Eso es lo que nos permite garantizar la calidad.

¿Qué estrategia se han marcado para mantener su crecimiento?

Hace tres años elaboramos un plan estratégico para la compañía, que tenía una serie de pilares al fijar donde queríamos crecer geográficamente, tanto en España con en nuestro entorno europeo. En ese momento apostamos por los países del este de Europa. Con la guerra de Ucrania y Rusia hemos tenido que revisar un poco nuestros planes. También hemos puesto énfasis en la innovación en el negocio, con lo que nosotros llamamos Innovarco, que abarca a toda la organización y que incluye dar voz al cliente en todo el desarrollo del producto. También incluye un plan industrial enfocado a la excelencia operacional de la compañía y la mejora continua que contempla desarrollar productos que van en la línea de lo que cada vez se pide más en términos de sostenibilidad y en términos de cuidado del agua. Ahora estamos en el tercer año de ejecución de ese plan estratégico, del que ya hemos ejecutado un 90%.

¿Cómo han hecho frente a la subida de costes y de las materias primas?

Yo llevo cuatro años en la empresa y han sido cuatro años en que no me he aburrido, en que hemos vivido de todo desde la pandemia. Las materias primas se fueron por las nubes y hubo momentos de auténtica locura. La mayoría de nuestras válvulas se fabrican con latón, una aleación de cobre y zinc. En su caso, además de dispararse los precios, llegó a haber momentos de escasez. Hemos tenido que ir al mercado con cinco incrementos de precios en dos años para compensar las materias primas y ni siquiera hemos absorbido todo lo que nos han incrementado las materias primas. También hubo un momento en que los transportes pasaron de valer 1.500 dólares el contenedor a entre 10.000 y 12.000 dólares.

¿Qué previsiones tienen para este ejercicio?

Vamos a estar a la par en facturación pese a que ha sido un año un poco complejo. Pero a nivel de resultados y rentabilidad vamos a seguir mejorando.

¿La guerra de Ucrania les está afectando en esos mercados del Este como Polonia?

Ha tenido un efecto directo en Ucrania, Rusia y Bielorrusia, pero también indirectamente en otros como Polonia, Hungría y Rumanía se han visto muy afectados indirectamente. En el caso de Hungría el mercado de la reforma está cayendo un 40%. Tenemos una plataforma logística en Varsovia que nos ha dado muy buen resultado y queremos seguir aprovechando esa posición. Teníamos ya previsto crecer en mercados con potencial como Asia y Estados Unidos, ahora lo que nos planteamos es acelerarlo por la situación en el Este. En el caso de Estados Unidos tenemos un cliente muy importante con el que trabajamos en Australia, que ha adquirido una empresa allí, lo que nos permite que podamos acceder a ese mercado y creemos que tenemos un producto adecuado con valor añadido, como por ejemplo las cualidades frente a la cal. Estamos en el proceso final de obtener las certificaciones necesarias para nuestros productos.

Una de sus apuestas es la producción, de hecho son el único fabricante de su sector en España.

En estos momentos contamos con dos plantas de fabricación, una la que tenemos aquí en Foios, en Valencia, que además trabaja con un par de celdas productivas ubicadas en Bonrepós, a 8 kilómetros. Y luego tenemos una planta de fabricación propia también en Túnez. Alrededor del 70% de nuestro negocio es producto que fabricamos nosotros, el resto procede de elementos complementarios de fontanería. Somos el único fabricante español de válvulas, el resto de las empresas con las que competimos en España compran sus válvulas en China porque evidentemente los costes de producción allí son mucho más bajos. En Europa hoy hay varios fabricantes en Italia y alguno en Francia, es un mercado en que hay una competencia muy fuerte.

¿Sigue siendo viable producir en España para una industria familiar como Arco?

Nosotros como empresa tenemos la voluntad clara de ser fabricantes. Queremos aportar a la sociedad en España y queremos dar trabajo a personas aquí. Sabemos que no reunimos las mejores condiciones para ser competitivos con respecto a un asiático, porque nunca vamos a tener las subvenciones del 30% y del 40% a la exportación que reciben las empresas chinas. Pero nuestro negocio tampoco ha sido nunca el negocio de precio. Vamos a las válvulas de más valor añadido, como la que te resuelve el problema de la cal en la válvula. Ahí sí somos competitivos. También hemos automatizado muchos procesos en la producción y eso nos permite ser competitivos, y los procesos que son más manuales los derivamos a nuestra fábrica en Túnez.

Dentro de su plan industrial para mantener esa competitividad, ¿harán nuevas inversiones?

Tenemos previsto invertir 14 millones de euros en los próximos tres años, que se destinarán sobre todo a mejoras y nuevos equipos para poder producir con materiales más sostenibles y medioambientales. Estamos muy enfocados en todo lo que son las nuevas normativas que van a llegar en los próximos años por estas cuestiones y estamos adelantándonos. Por ejemplo, irán destinadas a maquinaria para fabricar productos sin plomo y utilizar materiales libres de níquel, pues estos cambios también permitirán mejorar la calidad del agua que se suministra. También estamos invirtiendo en el proceso de digitalización de toda la compañía, con un plan enfocado a todas las áreas del negocio que es otra de las apuestas para la competitividad.