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La segunda oleada llegó tres meses antes de lo que esperaba Sanidad

Octubre. Esa era la fecha que manejaba en junio Sanidad para una eventual segunda oleada del coronavirus. Todos los planes de los que disponían barajaban esa fecha para tener todo listo. Sin embargo, el virus no dio la tregua que se pensaba y en julio comenzó a asomar para cogernos en agosto menos preparados de lo que necesitábamos. Hay varios ejemplos de que la estrategia del Gobierno miraba a otoño, tanto medidas preventivas como de acopio de material. Y hoy, volvemos a tener 10.000 contagiados diarios con la única suerte nuestro favor de que, por el momento, el sistema hospitalario aún tiene margen de maniobra.

Cuando en julio comenzaron a sonar las alarmas se evidenció el pobre refuerzo que las comunidades autónomas habían hecho de sus sistemas de salud pública, sobre todo en lo relativo a la prevención. Los rastreadores, en muchos de los territorios, brillaban por su ausencia y de ahí los resultados. Cataluña y Aragón fueron las primeras afectadas y entonces fue cuando se comprobó el débil ejército de profesionales de rastreo que habían construido. Tampoco el Gobierno central estuvo en aquel momento. La aplicación RadarCovid estaba pensada para estar activa el 15 de septiembre porque se pensaba que el virus volvería en octubre con fuerza. Ahora, aunque nunca está demás una herramienta de este tipo, con una transmisión comunitaria y muchos contagios de los que no se sabe su origen, la app pierde la oportunidad de su leiv motiv: la anticipación.

También se puede comprobar la tardanza en las fechas que se han manejado para la gran compra centralizada de material sanitario para una segunda oleada. Hasta finales de julio o principios de agosto no se publicaron los pliegos, que para más inri tuvieron que rehacer por quejas tanto de algunas comunidades como de empresas españolas de tamaño medio y pequeño. Las adjudicaciones no se producirán hasta septiembre y el material llegará en octubre. Esa compra debió lanzarse cuando acabó el estado de alarma.

La atención primaria está evitando que la situación se parezca a marzo. Su ingente labor en tareas de detección y realización de PCR ha podido contener gran arte del impacto. Pero los médicos ya están exhaustos. Además, en algunas comunidades autónomas ya hablan de falta de medios humanos en los laboratorios
-un cuello de botella que ya existía en mayo- para agilizar los resultados e incluso de falta de reactivos para poder sintetizar varias pruebas al unísono. No hay una situación generalizada pero sí ocurre en las zonas donde el virus golpea con más fuerza. Y esto es una evidencia de que los sistemas sanitarios funcionan mientras que no exista una presión que está a las puertas.