Ángel Alonso

Cómo impedir que el miedo se apodere de las decisiones de inversión

La incertidumbre sobre el coronavirus y su repercusión sanitaria y económica han vuelto a despertar el lado más emocional de los inversores en sus finanzas personales

No solo han sido las caídas colosales de los mercados financieros del mes de marzo. Los inversores se enfrentan en esta ocasión a algo más que la pérdida de rentabilidad de sus carteras. El confinamiento en casa por el estado de alarma, para intentar contener los efectos del coronavirus, y la preocupación por la salud propia y de familiares y amigos han creado una atmósfera de desasosiego que en anteriores crisis económicas solía circunscribirse a las circunstancias financieras de cada persona. Esta ansiedad por el futuro más personal se une a la incertidumbre sobre cuáles serán las consecuencias económicas que dejará la Covid -19 en el mundo. En este entorno, es muy fácil dejarse llevar por las emociones más inmediatas y olvidarse de los objetivos que nos habíamos planteado a la hora de invertir, lo que puede repercutir a medio y largo plazo en la rentabilidad de las finanzas personales. Bien lo saben los banqueros privados o los asesores patrimoniales, que han debido de ejercer más de psicólogos que de profesionales de las finanzas en las últimas semanas. Es en las situaciones de estrés cuando las emociones pueden imponerse sobre la racionalidad de un plan establecido previamente en función de los objetivos de inversión y vitales de cada persona, cada uno con un plazo temporal diferente. La existencia de este plan no implica que no se pueda modificar en ningún momento.

“Una cosa que ayuda especialmente con aquellos inversores que conocemos desde hace mucho tiempo es recordarles cómo pensaban en anteriores crisis. El ser humano tiende a pensar que cada crisis es la peor que ha vivido jamás y siempre hay razones objetivas para pensarlo, pero debemos evitar que los árboles nos impidan ver el bosque y no tratar de acertar lo que va a ocurrir, sino analizar lo que ya descuentan los mercados”, explica Diego Fernández- Elices, director general de inversiones de A&GBanca Privada, para quien lo importante ahora es “reducir al máximo las emociones del proceso de inversión, porque incluso el hecho de afirmar que se trata de un tema que va para largo es subjetivo. Posiblemente ocurra así, pero no se puede dar por sentado y, de hecho, lo que sabemos con certeza absoluta es que se trata de una crisis temporal y se tiende a extrapolar a la situación actual para siempre”.

Para Francisco Palomino de Vega, asesor de inversiones de Renta 4, el trabajo previo con los clientes es fundamental. “Nos va a ayudar a mantener la calma para no claudicar y malvender. En estos momentos no deberíamos hacer muchos cambios ya que, por la alta volatilidad de estos días de máximo estrés, es fácil equivocarse y perderse días muy buenos por culpa de realizar un cambio por ejemplo de un fondo a otro”.

Y aconseja pensar siempre en el largo plazo. “Esta parte es también muy difícil porque somos personas y nos dejamos llevar por el pánico, nos contagiamos del miedo. Habría que intentar abstraerse del ruido, actuar con sangre fría, no claudicar al miedo, sobre todo a la hora de vender en los peores momentos; para ello, lo mejor es hablar con alguien de confianza en el sector financiero que nos traslade una visión más profesional” sobre lo que está ocurriendo, asegura el experto. “Todos los días estamos en contacto permanente con nuestros clientes, a los que informamos del impacto en sus carteras y hablamos de su realidad, de su tolerancia al riesgo. Y siempre es un buen momento para la valoración de los objetivos y qué cosas con importantes para el inversor”, señala José María Luna, socio de Luna Sevilla Eafi.

Plan financiero

No contar con un plan financiero es, precisamente, una de las principales causas de estrés para un inversor. Tener perfilados distintos objetivos de inversión en función de intereses vitales diferentes, como la educación de los hijos, el ahorro para la jubilación o unas simples vacaciones algo más caras de lo normal requiere de estrategias a largo plazo y tácticas a corto plazo, que se pueden ir modificando a lo largo del tiempo para aprovechar las ineficiencias de los mercados. “Es imposible planificar un hecho como una pandemia, pero siempre se tienen en cuenta contingencias adversas, como la posibilidad de una incapacidad laboral, la pérdida de trabajo. Y con una planificación adecuada se pueden mitigar y es más fácil responder a diversos imprevistos”, subraya Luna.

“En la medida en que tienes una buena planificación financiera alineada con tus objetivos vitales y tu perfil de riesgo, es mejor no tomar decisiones de corto plazo movido por los titulares de estos días. Si no se tiene una necesidad específica de liquidez u otras necesidades financieras específicas, es mejor mantener la inversión, tal y como estaba previsto, porque, el mercado, al final, y aunque no sepamos cuándo, se recuperará”, recuerda Javier Estévez, director comercial de Abante. “De la misma forma que no venderías tu casa ahora salvo causa de fuerza mayor, hay que entender que, si has invertido con un horizonte temporal de cinco, diez, quince o veinte años, es mejor no salirse del mercado”, remata.

Beatriz Martinez-Avial, directora de planificación financiera en atl Capital, también considera que haber realizado un trabajo previo ayuda a reducir la ansiedad de situaciones como la actual. “Nuestra labor como asesores se centra en ayudar a los clientes a superar la ansiedad de estos momentos tan complejos con exceso de información negativa. Estar a su lado para recordarles que si se ha invertido de forma planificada y tienen una cartera acorde a su perfil de riesgo psicológico, la parte de su ahorro que se ha visto más afectada es la que no necesitan hasta dentro de muchos años, por lo que disponen de tiempo suficiente para que recupere su valor. Hay que evitar movimientos bruscos y mantenerse fiel a la estrategia diseñada para la consecución de los distintos objetivos personales y patrimoniales”, subraya. Algo que puede ser difícil en una crisis como la actual, donde el peso emocional es demasiado elevado, debido al confinamiento, y donde influyen mucho las vivencias personales de cada inversor.