Rubén Esteller

Las energéticas españolas piensan qué quieren ser de mayores

El sector energético español está, prácticamente al completo, pensando que quiere ser de mayor. Las principales compañías han anunciado una revisión de sus planes estratégicos que se darán a conocer a lo largo de estos próximos tres meses. Iberdrola, la que parece tenerlo más claro, ya ha puesto fecha a su presentación el próximo 11 de noviembre mientras empresas como Repsol -que lo tenía previsto en mayo- o Naturgy todavía no han dado una indicación clara de cuándo estarán listas sus próximas hojas de ruta.

El camino, por el momento, parece evidente. Más generación renovable, avances en hidrógeno, desarrollo del autoconsumo y movilidad eléctrica, pero la llegada de fondos europeos servirá también para mejorar los planes de transición energética.

La situación, no obstante, se complica a la hora de comprometer la retribución a los accionistas. Los bajos precios de las materias primas, unidos a unos mercados eléctricos cada vez más volátiles, hacen que el pago en papelitos (el scrip) vuelva a escena para algunas de las grandes compañías.

Otro de los retos será lograr que la burocracia existente permita el ritmo de instalaciones al que se aspira, y que además resulta creciente con los nuevos compromisos ambientales de la Comisión Europea. Por ese motivo, urge que la regulación dé respuestas claras y abandone las estrategias y documentos que apenas sirven de sesudos estudios, pero de los que no se ve posteriormente desarrollos legislativos. Solo hay que ver el plan normativo del Gobierno para ver que el 2020 va camino de ser un año perdido en resolver algunas de las grandes cuestiones que el sector viene demandando desde hace años.