Paula Román

La guerra por los precios puede alejarnos del objetivo del ahorro responsable

Los nuevos procesos de producción, la globalización y el desarrollo de las nuevas tecnologías, han conducido progresivamente a una mayor competencia y, con ella, a un abaratamiento de los productos y servicios que consumimos en nuestro día a día. Para el cliente final, una buena noticia que repercute en su poder adquisitivo. Sin embargo, estamos viendo cómo hacerlo sin pensar en la sostenibilidad, puede tener unas consecuencias desastrosas para el medioambiente y para la capilarización de la economía.

El sector de la energía no es ajeno a este problema. La liberalización del mercado energético, ha traído consigo una democratización del sector y ha otorgado al cliente el poder de elegir qué energía quiere consumir, cómo quiere consumirla y con quién quiere hacerlo. No obstante, esta liberalización también ha fomentado una competencia que, si no está bien enfocada, puede alejarnos de los intereses del consumidor y del planeta.

Desde hace algún tiempo, vemos cómo esta competencia se está traduciendo en una batalla por mostrar, que no ofrecer, el precio más barato. En ocasiones, con técnicas que podríamos calificar de desleales o poco transparentes con el cliente. En Feníe Energía, por supuesto, también nos importa el precio pero, sobre todo, nos importa ser transparentes en la forma en la que ofertamos y leales con quienes deciden confiar en nosotros.

Lo cierto es que en el precio no hay mucho margen de ahorro entre comercializadoras. La factura es el producto del precio por el consumo del cliente. Es en el consumo donde está el potencial ahorro y, en la eficiencia, la fórmula para lograrlo en línea con la transición energética y la sostenibilidad. Porque, además, estamos convencidos de que la verdadera apuesta de futuro es la sostenibilidad y el ahorro responsable.

Muchos clientes ya han asumido esta responsabilidad y cada vez son más exigentes. Son clientes concienciados con el mundo, preocupados por la sostenibilidad y el medio ambiente y por la responsabilidad social de las empresas a las que contrata productos y servicios.

La clave está en cómo conseguir que este mensaje llegue a todos los clientes, cuando desde ciertas organizaciones e instituciones se impulsan campañas que tienen más en cuenta los intereses particulares o ideológicos que los retos colectivos que afrontamos como sociedad.

Para que nos hagamos una idea, España al inicio de 2020 contaba con 26 millones de viviendas, que son responsables del 40% de las emisiones de CO2 y del 30% del consumo energético de nuestro país. Son datos del último informe del Green Building Council, Informe sobre la Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible, en el que además se señala que el 97% de los edificios son ineficientes energéticamente.

La guerra por los precios, en ocasiones, impiden mirar todo lo que hay detrás. Esconde la procedencia de la energía que se contrata, el servicio que ofrece cada compañía, muchas veces orientado al ahorro, pero de manera eficiente, e incluso el espíritu, los valores y la filosofía de las empresas. Además, traslada la imagen de que el precio es lo único que repercute en la factura, cuando estamos viendo cada día que el mayor impacto lo tiene el consumo y la eficiencia.

Entendemos que ser la comercializadora independiente líder del mercado acarrea ciertas responsabilidades y una de ellas, es convertir al cliente en un consumidor responsable y, por tanto, protagonista del cambio. Nuestro reto, ahora, es trasladar ese mensaje al resto de la población y concienciar al consumidor de que existe otro modelo, sin que por ello tengan que dar de lado sus propias necesidades mientras apuestan por un modelo más justo, social y sostenible.

Queremos que los consumidores elijan libremente pero que lo hagan de manera informada y transparente. Para ello, contamos con la mayor red de Agentes Energéticos que existe en nuestro país. Un Agente Energético es un profesional del sector, un instalador que recibe formación continuada en materia de eficiencia para después trasladarla en forma de servicio al cliente final. Actualmente contamos con más de 2.500 profesionales que han conseguido convertir a más de 400.000 clientes en ese modelo de consumidor que demanda el futuro.

Un ejemplo claro lo vemos en la iluminación de los hogares y empresas. El simple hecho de que un experto adapte la iluminación de un hogar o negocio puede reducir el consumo de luz entre un 60% y un 90%. Lo mismo pasa con el aislamiento de los hogares. Contar con un experto que localice las grietas por las que se nos escapa la eficiencia, repercute directamente en el consumo y por consiguiente en la factura. Ahora bien, caminar en paralelo a la velocidad a la que lo hace la transformación del sector no es sencillo y no todas las compañías están dispuestas a realizar la inversión que requiere. Tenemos la obligación de formar de manera continua a nuestros profesionales en las últimas novedades y tecnologías en materia de eficiencia para poder ofrecérselas al cliente final.

Una de las grandes apuestas como sociedad y en un país con un número elevado de horas de sol como España, por ejemplo, debe ser la del autoconsumo. Un mercado en plena expansión, que se ha demostrado rentable para el consumidor y responsable con el medio ambiente, pero que requiere de formación y adaptación constante a nivel técnico y regulatorio. Del mismo modo, vemos como la movilidad eléctrica está viviendo una auténtica revolución.

Seguiremos apostando por un modelo basado en el ahorro responsable. En el que busquemos el mejor precio que podamos trasladar al cliente, pero sobre todo el mejor servicio basado en la eficiencia y, en definitiva, apostar por un futuro en el que cada uno de nosotros, aunque desde diferentes posiciones, seamos protagonistas del cambio y las futuras generaciones tengan garantizadas sus necesidades.