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España apuesta por el 100% de renovables en el año 2050

Los Gobiernos de España, Dinamarca, Luxemburgo, Austria, Lituania e Irlanda han pedido a la Comisión Europea que incluya un escenario de 100% de renovables como parte de la Evaluación de Impacto de la Ley del Clima de la UE. Con la Ley del Clima de la UE, la Comisión Europea propone llevar a la legislación el objetivo de neutralidad climática para 2050, pero el Ejecutivo comunitario, incluso en los escenarios de descarbonización más ambiciosos, no se basa en un objetivo de 100% de renovables.

El Pacto Verde plantea aumentar el objetivo de reducción de emisiones del 40% actual hasta el 50% o el 55% con respecto a los niveles de 1990; sin embargo, la propuesta de Ley del Clima recoge que no será hasta septiembre de este año cuando la Comisión revise el objetivo y explore opciones para incrementarlo y, al menos, hasta junio de 2021 cuando evalúe cómo debe modificarse la legislación actual para lograrlo.

La vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha calificado la propuesta de “muy mejorable”, especialmente en los objetivos a 2030. Considera “que le falta concreción y más orientación sobre cómo se van a articular las inversiones, las medidas industriales, energéticas o sociales que hay que activar ya mismo para conseguir la neutralidad climática en 2050”. El proyecto de Ley tampoco ha sido del agrado de los ecologistas, quienes opinan que el documento no responde a la gravedad de la emergencia climática. En este sentido, proponen aumentar, al menos hasta un 65%, la reducción de emisiones en 2030 y lograr las emisiones netas cero en 2040.

La futura Ley del Clima, no obstante, incluye medidas para hacer un seguimiento de los avances, de manera que cada cinco años, a partir de septiembre de 2023, la Comisión evaluará la coherencia de las medidas adoptadas a nivel europeo y nacional, y estará facultada para emitir recomendaciones a los Estados miembros cuyas actuaciones no sean coherentes con el objetivo de neutralidad climática. Los Estados miembros estarán obligados a tener en cuenta dichas recomendaciones o a justificar los motivos de no haberlas seguido. Los esfuerzos de Europa para conseguir la neutralidad climática en 2050, podrían verse socavados por la falta de ambición de algunos socios internacionales, lo que significaría un riesgo de fuga de carbono. Esto ocurre cuando las empresas transfieren la producción a países que son menos estrictos con respecto a las emisiones. En tal caso, las emisiones globales no se reducirían. Este nuevo mecanismo contrarrestaría este riesgo al poner un precio al carbono en las importaciones de ciertos bienes desde fuera de la UE y evitaría al mismo tiempo la deslocalización de ciertas industrias