Rubén Esteller

Adiós a la hucha eléctrica: vuelve el déficit de tarifa

La vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha tenido que tirar del superávit eléctrico acumulado durante los años de Gobierno del Partido Popular para paliar el agujero que se ha ido generando durante estos dos últimos ejercicios de su mandato, agotando así el colchón que mantenía tras la reforma eléctrica realizada por Alberto Nadal.

La intención del Ejecutivo , en un primer momento, era cargar a los Presupuestos Generales del Estado el desequilibrio tarifario que pudiera producirse por la caída de demanda y las medidas adoptadas para paliar la situación generada por el coronavirus, pero el riesgo cierto de que no se aprueben dichas cuentas parece que ha servido de acicate para esta medida.

Si las estimaciones de los expertos fueran correctas y este ejercicio el déficit de tarifa se colocara en los 1.500 millones, la hucha eléctrica actual no sería suficiente para cubrir esta cantidad y dejaría un leve desequilibrio. La medida, eso sí, permitirá que todos los operadores de las redes de transporte y distribución, incluidas las más de 300 pequeñas distribuidoras, así como las más de 60.000 instalaciones de renovables, cogeneración y residuos, puedan percibir una parte de la retribución correspondiente al ejercicio 2019.

El Gobierno, además, ha dejado vía libre a incrementar las inversiones en redes sin relación con el crecimiento económico. Esta medida debería aceptarse solo de modo transitorio para evitar volver a cargar la parte regulada del recibo con costes innecesarios o instalaciones que no sean eficientes. Es cierto que el fuerte desarrollo de las renovables requerirá de redes pero también hay que racionalizar estas inversiones para evitar caer en errores del pasado con infraestructuras carentes de sentido.