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¿Estamos listos para afrontar la ‘nueva normalidad’?

El confinamiento ha sido una medida rigurosa pero necesaria. Parece que empezamos a doblegar la curva de contagios y fallecidos y, aunque queda un mundo por recorrer, estamos listos para poder empezar a relajar el estado de alarma. Pero, ¿estamos listos para afrontar lo que viene? Pese a que la mayoría cumplió con lo establecido y muchos medios jugaron con la perspectiva para maximizar el impacto de las fotografías, el primer día en el que los niños pudieron salir a la calle se mostró como mucha gente cogió las recomendaciones y las tiró a la basura. Niños jugando al fútbol y padres comiendo pipas sentados en un banco. Se decía que el Covid-19 iba a marcar un antes y un después y, aunque las imágenes son el reflejo de lo que todo el mundo quiere que vuelva, son también lo que hay que evitar ahora a toda costa.

El porqué hay que evitarlo es bien sencillo. Un rebrote nos condena a un nuevo confinamiento y a un nuevo parón de la economía que, esta vez, sería fatal. No hay empresa, por grande que sea, que pueda permitirse un año casi en blanco. De hecho, hay autónomos que no saben cuánto tiempo podrán aguantar sin trabajar, sobre todo aquellos que viven al día y encima trabajan en los sectores más castigados, como el de la restauración o el turismo. La nueva normalidad es aquella en la que podemos volver a trabajar siguiendo unas estrictas conductas de seguridad. Es aquella en la que podemos ir al cine, pero nadie se sentará a nuestro lado. Es aquella en la que volverá el fútbol, pero lo veremos desde casa. Es aquella en la que nos saludamos sin darnos la mano y sin, obviamente, darnos dos besos. Es aquella en la que se seguirá trabajando principalmente desde casa y las oficinas se limitarán para personal esencial. Solo así se puede contener una epidemia tan escurridiza como fatal que, sin darnos cuenta, ha detenido todo el mundo. No nos podemos permitir que todo vuelva a repetirse porque sí, todo puede ser mucho peor.

Imágenes como las vistas el domingo 26 de abril no pueden repetirse. Solo así conseguiremos reactivar la economía e ir volviendo poco a poco a la normalidad, la de verdad, la de los bares llenos. Será entonces cuando se podrán, y se deberán, exigir responsabilidades por una gestión que habrá sido más o menos acertada. Una buena muestra de lo importante que es volver a rodar es la predisposición con la que empresas, sindicatos y administraciones se están entendiendo para redactar protocolos de seguridad que se adapten a las demandas de todos siempre garantizando la seguridad de los trabajadores aunque, es cierto, hay sectores, como el del campo, de los que la Generalitat parece haberse olvidado. La responsabilidad ciudadana se antoja indispensable para abatir al Covid-19, un virus que ya se ha cobrado demasiadas vidas, tanto personales como económicas. Algunos negocios nunca volverán a levantar la persiana y solo podremos evitar que el problema persista acatando las normas. ¿Estamos listos?