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Empleo verde: el otro tesoro que esconden los bosques

La Asociación Nacional de Empresas Forestales (ASEMFO) ha culminado la segunda edición de un programa en el han participado 350 personas de las Comunidades de Extremadura y Castilla-La Mancha a las que ha preparado con vistas a su inserción laboral en el sector forestal y el medio natural

El que siembra, recoge. Alineándose con esta máxima, la Asociación Nacional de Empresas Forestales (ASEMFO) ha lanzado una iniciativa formativa enfocada a fomentar la empleabilidad en el sector. La propuesta, desarrollada bajo el inequívoco título Bosque de oportunidades, acaba de culminar su segunda edición y ha alcanzado a 350 alumnos de distintos puntos de Extremadura y Castilla-La Mancha, que se han formado con el objetivo de mejorar sus habilidades y conocimientos en el ámbito forestal y el medio natural para buscar una oportunidad laboral bajo su paraguas; con la amplia cobertura de un sector que se erige como clave para un desarrollo sostenible y que se considera vital para el mantenimiento económico y social del entorno rural de nuestra geografía, al que, sin duda, están ligadas buena parte de las 8.966 empresas que, según el XI Estudio de Inversión y Empleo en el Sector Forestal de ASEMFO, se contabilizaban en nuestro país en 2018.

El entramado empresarial forestal español sabe del potencial del sector, -según el presidente de la Confederación de Asociaciones Forestales de España (COSE), Francisco Carreño, podría generar 200.000 puestos de trabajo en un periodo de diez a 20 años si las administraciones realizaran una inversión anual superior a los mil millones al margen de los gastos correspondientes a la extinción de incendios-, y quiere dotarse de buenos profesionales y encontrar nuevos nichos para afianzar su competitividad y ganar el protagonismo que merece. De ahí que ASEMFO se acogiera a las subvenciones de la Fundación Biodiversidad -en el marco del Programa Empleaverde del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico-, fruto de las cuales ha podido desarrollar cuatro cursos presenciales y dos online en 2019 y tres online y otros tantos presenciales, este año, en lo que ha supuesto una apuesta clara por la búsqueda de nuevo talento para el sector.

Malpartida de Plasencia y Jaraíz de la Vera, en la provincia de Cáceres, Sigüenza (Guadalajara) y la propia capital guadaljareña, así como las ciudades de Badajoz, Albacete y Ciudad Real han sido los escenarios elegidos para la celebración de las dos ediciones, hasta la fecha, de este Bosque de oportunidades, iniciativa que se han encargado de llevar a cabo como docentes experimentados conocedores del medio natural, los ingenieros de Montes Jacobo Maldonado, Carmen Domínguez Chacón y Juan San Frutos.

Los tres han acercado a los 350 participantes contenidos relacionados con la cultura, educación e interpretación forestal; el turismo ornitológico y de observación de fauna; el legado del bosque y sus nuevos nichos; la maquinaria y los aprovechamientos del trabajo forestal; micología, caza y banco de alimentos en el bosque; la cocina forestal; los bosques saludables y terapéuticos y la celebración de eventos deportivos y turismo activo en el ámbito forestal.

Un temario que, además, se ha completado con visitas a espacios naturales y a empresas y entidades vinculadas al sector forestal para que los alumnos tuvieran un mejor acercamiento a las materias abordadas.

Salidas de campo a modo de recompensa

Ni qué decir tiene, que la pandemia por el Covid-19 ha obligado a adaptar los diferentes cursos planteados para la segunda edición, desarrollada desde enero. En este sentido, las propuestas formativas diseñadas para participantes de Badajoz, Albacete y Ciudad Real se han llevado a cabo de forma telemática entre los meses de enero y julio, mientras que las salidas de campo presenciales se han planteado a modo de premio o recompensa para los ocho que en cada uno de esos cursos online “se han mostrado más activos y han manifestado más interés” en lo que al objetivo de empleabilidad en economía verde se refiere.

Así lo explica uno de los profesores, Jacobo Maldonado, quien también matiza que estas experiencias sobre el terreno han sido posibles “gracias a centros, empresas e iniciativas particulares”, que les reciben y ponen todo de su parte, contrariamente a lo que ocurre con las entidades públicas que, lamenta, “permanecen con sus puertas cerradas”.

Las salidas de campo se han diseñado, pues, acorde a la nueva normalidad, en grupos muy reducidos -ocho alumnos y dos profesores-, y con un propósito claro: “que los participantes se conozcan, interactúen, compartan con gente con intereses comunes e incluso puedan crear sinergias”. “Como son los más participativos y dinámicos, vienen volcados”, explica Maldonado antes de subrayar el excelente clima generado en esos grupos y ejemplificarlo: “algunas jornadas han comenzado a las ocho de la mañana y se nos han alargado hasta las 12 de la noche”.

Positivos y proactivos

En lo que a balance general se refiere, el equipo docente se muestra “muy satisfecho” pues, tanto en la primera como en esta segunda edición se ha cumplido, no sólo el objetivo meramente formativo de la iniciativa, sino también otro que va un poco más allá: generar en un colectivo amplio de desempleados, fundamentalmente jóvenes y en buena medida con una formación de nivel, una actitud de positividad ante los recursos y riquezas del bosque y predisponerles de forma proactiva ante la posibilidad de empleabilidad en la economía verde.

Fe del cumplimiento de ese objetivo da María Luisa Rosado Villa, participante del curso online de Badajoz de este año y empleada actualmente en la empresa online de productos para elaborar jabones y cosmética natural Mi Cosmética Casera. Licenciada en Biología, dice que, por su formación y experiencia siempre había pensado que sería una profesional de laboratorio, pero gracias a Bosque de oportunidades ha descubierto que, “más que de bata” es “devota”; devota del campo y la naturaleza a los que quiere enfocar su vida. “El curso me ha descubierto más opciones laborales en la naturaleza de las que yo imaginaba, me ha abierto miras”, dice María Luisa, quien, con 38 años, se ve, a futuro, ligada a la economía verde. “Una vida super feliz sería un campito, con plantas típicas de Extremadura, para obtener aceites esenciales”, algo similar a lo que hace ahora como empleada por cuenta ajena, matiza.

Igualmente ligada al medio natural se ve Lucía Martínez Molina, licenciada en Ciencias Medio Ambientales y hoy empleada del Observatorio de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Castilla-La Mancha. “De los cien mil cursos que ha hecho, éste es el que más me ha gustado; realmente me encantó”, subraya esta joven de 29 años sobre la iniciativa formativa de ASEMFO, de la que participó en la edición de 2019.

De ella subraya la implicación del profesorado y el seguimiento que realizan a posteriori, pero sobre todo, que “tocaba temas diferentes a otros cursos, como los enfocados al conocimiento de los usos tradicionales en la explotación de los recursos forestales”, dice antes de reconocer que a esa explotación tradicional y sostenible y a la educación ambiental le gustaría verse vinculada profesionalmente en el futuro. La profundización en conceptos es también la principal aportación que destaca sobre Bosque de oportunidades Yolanda Diaz Cambronero Camacho, joven de solo 25 años licenciada en Geografía y Ordenación del Territorio, alumna del curso online de Ciudad Real y hoy monitora medioambiental del Ayuntamiento de la misma ciudad. Gracias a ella, apunta, “a la hora de pensar en empleo, mis miras se han abierto más allá de la empresa privada”. Participar en esta iniciativa, añade, “ayuda a saber que podemos dar pasos propios, a perder el miedo y ver la posibilidad de poder ligarte a un mundo rural con un gran potencial más allá de las más conocidas actividades agrícolas y ganaderas”.