José Luis Lapuente, director general DOCa Rioja: “De momento, el 90% del vino de Rioja Alavesa ya ha confirmado que quiere seguir en nuestra DO”

A punto de cumplir un siglo de historia, la Denominación de Origen vinícola más antigua de nuestro país se enfrenta a los retos del cambio cimático, las nuevas generaciones de consumidores y, más recientemente, a la crisis de reputación generada por la aprobación de una nueva denominación de origen en su zona alavesa.

En 2025 se cumplirán 100 años de la creación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja Calificada de Rioja, sello que es garantía de calidad dentro y fuera de nuestro país y agrupa a 571 bodegas que comercializan al año más de 250 millones de litros gracias a sus más de 66.600 hectáreas de viñedo. Su director general analiza el momento del vino español más reconocido a nivel internacional.

Se habla mucho de su notoriedad de marca a nivel internacional, pero la de Rioja es una historia de éxito local. ¿Son un ejemplo a seguir frente a la despoblación rural?

En nuestra región viven unas 340.000 personas en 144 municipios, algunos de los cuales son pedanías. De ellas, 340.000 viven en Logroño y más de 50 de esos municipios tienen menos de 200 habitantes. Esos municipios, en buena medida, viven del, por y para el vino. No tendrían una alternativa rentable que no fuera el vino. Cuando hablamos de sostenibilidad, necesitamos hablar de cosas que se mantengan en pie dentro de 50 años. Para que un pueblo se mantenga vivo y siga habiendo población afincada en él necesitamos una actividad económica que sea sostenible en el tiempo. Es la clave de la sostenibilidad social.

En el caso de su región, parece que ha demostrado esa sostenibilidad económica.

Cuando adoptamos esa dimensión social es cuando tomamos esa perspectiva de que somos grandes en notoriedad además de en dimensión económica. Manejamos una facturación de 1.500 millones de euros en términos globales. Ponemos anualmente 350 millones de botellas en el mercado como mínimo y manejamos una actividad floreciente en cuanto a servicios bajo el paraguas del negocio enoturístico. En la cuarta edición del monitor de nuestro observatorio que mide el impacto de esta actividad vimos que puede representar de manera directa o indirecta otro valor adicional de 200 millones.

¿Es el cambio climático uno de los grandes retos de la DO?

Sin duda, y existen indicios objetivos. Un estudio interno de un periodo de 40 años hasta 2014 detectó una elevación de la temperatura media de un poco más de un grado. También se da una mayor frecuencia de picos de calor extremo y hay menos riesgos de heladas, aunque la pluviosidad se mantiene en términos similares. Es evidente que hay mucho desorden climático y los fenómenos son más extremos.

¿Cómo se están adaptando las bodegas a esta nueva realidad?

Estamos viviendo una evolución defensiva en el manejo de la vid y en buscar ralentizar los procesos de maduración, salvando los periodos críticos; con la incorporación de variedades de uva autóctonas y minoritarias con una mejor adaptación; o un manejo inteligente del agua con una creciente incorporación del sistema de riego por goteo para aportar de manera controlada lo que se necesita en cada momento; o con técnicas de manejo indirecto como la búsqueda de plantaciones a mayor altura. Hay una serie de técnicas que van buscando una solución a esos problemas que, a veces son estructurales y, otras, coyunturales.

Hablando de recuperación de uvas, los blancos de Rioja están volviendo con fuerza.

Ahora existe una corriente muy fuerte de vinos blancos que está cambiando el mix de producción en nuestra zona y en España. A nivel mundial la tendencia es hacia una mayor proporción de rosados. De hecho, si hablamos de vino embotellado, el blanco ya representa el 30% del mercado con crecimientos a doble dígito en los últimos años. Rioja tiene las condiciones, el expertise y la imagen necesaria para hacer del blanco una apuesta ganadora. Esta tipología ha pasado de representar en 2012 un 5% de la comercialización de Rioja a un 10% en la actualidad. El blanco es un color que seguirá creciendo.

¿Estamos hablando de una adaptación a los gustos de esos consumidores más jóvenes que necesitan una alternativa a la cerveza?

Rioja es una denominación que siempre escucha. Es decir, una denominación pensada para el consumidor, no para satisfacción propia. Si el consumidor busca ese tipo de vino, evidentemente Rioja tiene que hacer los deberes y casar sus blancos de manera que sean realmente apreciados. En paralelo, hemos recuperado variedades autóctonas como la tempranillo blanca, una mutación genética natural de la tinta que nos da un vino exclusivo de Rioja también en blanco con 760 hectáreas plantadas de esta variedad muy frutal y refrescante apropiada para ese consumo joven. Tenemos ya bodegas exclusivamente dedicadas a elaborar estos blancos. Además de nuestro dominio de la madera, tenemos toda la capacidad para ofertar blancos de consumo rápido y desenfadado, esos vinos afrutados que posiblemente busca el público que se incorpora.

Otro de los grandes retos que afrontan es el fantasma de una escisión en la DO. ¿Se ha precipitado el Gobierno Vasco al otorgar la protección nacional transitoria a la Denominación de Origen Viñedos de Álava?

Consideramos que el Gobierno Vasco debería haber sido más prudente en esta actuación. Una cosa es que entienda que debe tramitar un dossier para la creación de una nueva denominación y otra distinta es que, teniendo la potestad de decidir sobre la propuesta, se sienta impelido a dar una protección nacional transitoria a una iniciativa pendiente de materializarse, de crear un consejo regulador, de un reglamento, etc. Esta figura protege un futurible y genera la confusión de la posible coexistencia de dos etiquetados en Rioja Alavesa, además de un daño a nivel reputacional. El Gobierno Vasco debería haber tenido la cautela de esperar un fallo judicial o una decisión de Bruselas. Una denominación tiene una trascendencia y un tratamiento diferentes al de una marca o una iniciativa privada que surge a la espera de ver quién se integra en ella.

¿Qué medidas han tomado para frenar esta iniciativa?

En la reunión de nuestra Junta de Gobierno del pasado 21 de octubre aprobamos interponer un recurso de reposición contra la creación de Viñedos de Álava. En caso de que se desestime, acordamos interponer un recurso Contencioso-Administrativo contra dicha resolución ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. También mantendremos un segundo frente judicial en la Comisión Europea a la que hemos remitido un voluminoso dossier con alegaciones entre las que se incluye la propia valoración negativa del Ministerio de Agricultura sobre esta iniciativa.

Ya tomaron medidas para evitar que se compatibilice la permanencia en Rioja Alavesa y una hipotética nueva denominación.

Se introdujo un cambio en el pliego de condiciones de la regulación de Rioja que se aprobó de manera unánime en una sesión plenaria en septiembre. De las 13 organizaciones integradas en el Consejo, todas estuvieron a favor menos la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (Abra), que votó en contra; la Unión Agroganadera de Álava (Uaga), que se abstuvo; y Cooperativas de Rioja Alavesa (Dolare), que no asistió a la reunión. Ahora, negro sobre blanco, queda claro que los viñedos también tienen que estar dedicados en exclusiva al vino de la DOCa Rioja.

¿Qué impacto tendría un hipotético abandono de las bodegas alavesas?

No manejamos esta hipótesis. Solo en la evaluación de las posiciones ya se acotó la iniciativa a Abra. Yendo aún más lejos, se limita a unos pocos operadores integrados en una asociación que ha acreditado representar alrededor del 10% de la comercialización de la Rioja Alavesa, una zona responsable de alrededor del 32% de nuestras ventas. La nueva denominación representaría, como mucho, al 3% de la comercialización total de Rioja. Lo que tenemos claro es que el 90% de la comercialización alavesa ha manifestado que quiere mantenerse en DOCa Rioja.