Antoni Bandrés, presidente de Aefy (Asociación Española de Fabricantes de Yogur y Postres Lácteos Frescos): “Hemos conseguido reducir un 10% el azúcar en los yogures y un 5% en los postres lácteos”

Cada día se consumen, fundamentalmente en los hogares españoles, 22 millones de yogures y postres lácteos. Se trata de un mercado consolidado y maduro cuyos principales retos inmediatos son reducir el IVA del 10% actual hasta el 4% para el yogur y las leches fermentadas, así como impulsar su consumo en los colegios.

¿Cuál es el peso del sector de los yogures y postres lácteos en España?

Estamos generando un empleo directo de más de 6.000 trabajadores. Los doce asociados, que representan más del 95% de los fabricantes de yogures y postres de nuestro país, facturan en su conjunto algo más de los 2.200 millones de euros; producimos un millón de toneladas al año. Cada día se consumen 22 millones de unidades de yogures y postres en nuestras casas, principalmente, porque el hogar representa alrededor del 85% y el resto sería consumo fuera del hogar, principalmente en restauración.

¿Qué porcentaje se corresponde con exportaciones?

Las exportaciones están alrededor de un 10%. Al ser un producto fresco, igual que prácticamente la totalidad de lo que se consume en este país, se produce en nuestro país, también nuestra exportación de yogures y postres lácteos frescos es bastante limitada a los países de nuestro entorno, a Portugal, Francia e Italia principalmente.

¿Ha crecido el consumo de lácteos durante el Covid?

Durante la pandemia, en el año 2020, hubo un crecimiento de aproximadamente un 3%, que para un sector maduro como el nuestro es un crecimiento importante, como consecuencia de que comimos mucho más en casa, mientras que en 2021, respecto al año anterior, tuvimos una bajada de un 1%, que no son valores muy significativos por esta madurez de nuestro sector. En el 2022, donde nos estamos comparando con el 2019, estamos en unos niveles muy similares. Puede haber crecimiento en algunos nichos, como yogur griego, kéfir o skyr. El segmento de la alta proteína también está creciendo muy rápidamente, a doble dígito.

¿Cuáles son los principales objetivos de Aefy para 2022?

Tenemos dos objetivos principales: conseguir una fiscalidad lo más favorable posible para los alimentos que representamos; y especialmente para el yogur y las leches fermentadas naturales, donde estamos solicitando una reducción del IVA al 4% porque entendemos que la “lucha” ante la obesidad, el fomento de dietas y estilos de vida saludables, requieren que tengan productos lo más accesibles posibles. Hay productos como el pan, como la fruta, como la verdura, que ya están con esta tipología reducida. El segundo objetivo sería fomentar el mayor consumo de yogures y leches fermentadas naturales en el ámbito escolar.

¿Cómo ha respondido la Administración?

De momento, respecto al tema de la fiscalidad no tenemos una respuesta en concreto, continuamos cómo estábamos. Si que estamos obteniendo el respaldo de diferentes partidos políticos, y ahora nuestro próximo objetivo es tener entrevistas con los grupos parlamentarios y empujar definitivamente para tener una respuesta oficial por parte de la Administración.

¿En qué medida han reducido azúcares y grasas en yogures y postres?

Durante el periodo 2017-2020 hemos sido uno de los sectores que han liderado el plan trienal de mejora de la composición nutricional de los alimentos. Hemos conseguido reducir los azúcares en nuestros yogures un 10% y un 5% en postres. Obviamente, en los yogures la reducción ha sido menor porque también el contenido de azúcar añadido es menor. La grasa láctea es una grasa beneficiosa para la nutrición y cuando hablamos de un yogur o una leche fermentada, no podemos hablar solo de grasa o azúcares añadidos. Hay toda una serie de vitaminas y calcio que hacen que estos alimentos sean muy densos nutricionalmente. Hay variedades para todas las opciones.

¿Es un riesgo el consumo de yogur para quienes tienen colesterol?

No lo es, porque hay una variedad muy importante de productos sin grasas. No lo afirmamos nosotros, lo afirma la comunidad científica cuando dice que el yogur no es perjudicial o contraproducente para las personas que tienen un nivel de colesterol elevado. Además, hay yogures específicos para combatirlo. Obviamente, todo esto tiene que venir integrado dentro de una alimentación coherente. Hay una frase que me gusta mucho repetir, que la escuche de la comunidad científica, que dice: “No hay alimentos buenos y malos; todo depende de proporciones y de lo adecuado que estén al consumo energético que cada uno necesita”.

¿Qué le parece el auge que están experimentado las bebidas vegetales en los últimos años?

Es consecuencia de la evolución del consumo y plenamente compatible con el consumo de productos lácteos. Todos tenemos nuestro rol dentro de una alimentación sana. De hecho, varios de nuestros asociados tienen en su portafolio de productos tanto productos de origen animal como productos de origen vegetal. Ya llevan tiempo entre nosotros y vemos que, a pesar de su crecimiento, el producto lácteo se mantiene con una estabilidad muy importante. Prácticamente no han incidido negativamente en el consumo de yogur y leches fermentadas.

¿Tiene la misma calidad la leche de ganadería extensiva que la de las macrogranjas?

En nuestro país más del 95% de la leche proviene de granjas con un modelo intensivo de producción. Esto incluye zonas con pasto accesible, como pueden ser Galicia y Asturias, y la calidad de nuestra leche es excelente. Está en los niveles más altos que hay, no solo en la Unión Europea sino a nivel mundial. Sus prácticas de trabajo son adecuadas y consideran plenamente el bienestar animal, también al más alto nivel europeo, con lo cual yo creo que debemos sentirnos orgullosos de la cabaña ganadera que hay en nuestro país, una cabaña ganadera cada vez más profesionalizada, que va creciendo en dimensión.

¿Cuáles han sido los avances del sector lácteo en sostenibilidad?

Todas las granjas cumplen con la legislación medioambiental y las más punteras están adoptando buenas prácticas para reducir el consumo energético instalando placas solares o gestionando el estiércol para un adecuado tratamiento medioambiental y obtener un ingreso adicional. Hay unos compromisos a nivel europeo de reducción de CO2 al 50% para 2030 y ahí va a estar nuestro sector lácteo y las granjas que producen leche para nosotros. La legislación europea y el pacto verde lo van a impulsar desde ya de una manera decidida a través de la nueva PAC (Política Agraria Común).

¿En qué medida les está afectando la situación actual: inflación, guerra de Ucrania, etc.?

Con un impacto en nuestros costes de producción muy significativo que no lo hemos podido repercutir a través de la cadena de valor de nuestra actividad. El consumidor ha tenido alguna inflación en los precios de nuestros alimentos. Pero hasta ahora no hemos impactado los precios en la medida en la que lo han hecho tanto la agricultura como la ganadería o las industrias. Con el tema de la guerra de Ucrania, de momento no está habiendo falta o escasez, lo que sí vemos son tensiones en el suministro.

¿Está garantizado el abastecimiento en las grandes superficies?

Hemos vivido una huelga de transporte que inicialmente no parecía que iba a tener un gran impacto. Después lo ha tenido y algunos de nuestros asociados han tenido que parar su producción. Afortunadamente, de una manera general, se ha podido continuar con la recogida de leche en el campo, pero algunas plantas se vieron obligadas a cerrar porque no podían sacar producto acabado. Esto produjo un efecto tapón (si no puedo vaciar las cámaras, tengo que parar la línea de producción y no puedo sacar producto al mercado). Si paro las líneas de producción, una vez que he llenado los tanques de leche y los almacenes de materias primas, pues no puedo continuar. Durante la huelga hubo algunas fábricas que también se vieron perjudicadas porque algún suministro de embalaje no llegó a tiempo.