La implantación de Nutriscore genera dudas entre los expertos en alimentación

El sistema de valoración nutricional de los alimentos, que se pretende implantar en toda la UE, tiene importantes carencias y no es del todo preciso, según los expertos en nutrición

El anuncio del Ministerio de Sanidad de que va a sacar el aceite de oliva del sistema Nutriscore para protegerlo de una evaluación nutricional que “puede perjudicar su comercialización” y que no refleja “la calidad del producto”, ha abierto un debate entre los expertos sobre si este sistema de etiquetado es el más adecuado a la hora de valorar la calidad nutricional de un alimento. Nutriscore le otorga al aceite de oliva la categoría C, la misma, por ejemplo, que al aceite de colza.

Nutriscore es un sistema de etiquetado de los alimentos que utiliza cinco colores (verde, ámbar y rojo) asociados a las letras (de la A a la E) en que se informa sobre el contenido de energía, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. En función de estos parámetros, al alimento analizado se le otorga la máxima puntuación (A) o la más baja. El nuevo etiquetado, que España podría adoptar durante el primer trimestre de este año, ya está vigente en Francia, Alemania, Holanda y Bélgica.

Ascensión Marcos, presidenta de Fesnad (Federación Española de Nutrición, Alimentación y Dietética) señala que “el etiquetado frontal es una buena herramienta para ayudar a los consumidores a realizar una compra saludable. Pero para que sea efectivo debe ser fácilmente comprensible, neutral y adaptado a los hábitos alimentarios y a las guías alimentarias de la población a la que va dirigido”. En su opinión, “el algoritmo Nutriscore no está claro, ya que está calculado a partir de la cantidad de energía y algunos nutrientes por 100 gramos o 100 mililitros y del porcentaje de presencia de ciertos alimentos, sin considerar la porción ni la frecuencia”.

La presidenta de Fesnad considera que Nutriscore “no se adapta a la dieta mediterránea, que el algoritmo no está bien ponderado, y que la presencia de algunos puntos favorables enmascara los puntos desfavorables, lo cual no es científicamente favorable y genera dudas en el consumidor”. Asimismo, añade, “no se ha demostrado la comprensión y la transparencia de la herramienta de etiquetado nutricional en consumidores españoles; evalúa los alimentos y bebidas con criterios distintos; no considera el grado de procesamiento de los alimentos; no distingue la calidad y procedencia de la proteína de los diferentes alimentos; y no diferencia la cantidad y calidad de la grasa presente: ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados”. Marcos, incide en que Nutriscore “no considera el valor esencial de los minerales, vitaminas, ni de otros compuestos bioactivos, imprescindibles para una buena nutrición. Tampoco valora la cantidad de nutrientes del alimento en su conjunto ni las necesidades concretas de determinados grupos de población”.