El golpe a la hostelería y su efecto sobre el resto de la cadena

La hostelería se está enfrentando en España a la mayor crisis desde la Guerra Civil. Nunca antes se había producido una caída tan pronunciada en un sector tan importante para la economía española. Con más de 300.000 bares, restaurantes y cafeterías existentes hace un año, antes de que se iniciara la crisis, el panorama actual es desolador. El sector considera que hay 85.000 establecimientos que pueden haber cerrado en el último año, muchos de ellos de forma ya definitiva, ante la falta de ayudas directas. Y es que la facturación de la industria hostelera se ha desplomado un 50%, una cifra nunca vista antes. El problema de fondo es que esta crisis provoca un efecto en cadena porque las restricciones de la hostelería y los cierres en el sector traen consigo una pérdida de ventas de la industria de alimentación y bebidas, en este último caso especialmente en el caso de la cerveza y las espirituosas, las de alta graduación.

Teniendo en cuenta que el 60% de las bebidas alcohólicas se consumen en los establecimientos de hostelería, Espirituosos España, la entidad que agrupa al 100% del sector productor y distribuidor del alcohol y los productos derivados, estima que la caída de las ventas en 2020 por culpa de la pandemia será del 40%. Con un valor sectorial estimado en 7.500 millones de euros, Bosco Torremocha, director general de Espirituosos España, explica en este número que en 2020, “si bien durante meses perdimos seis de cada diez consumiciones: junio remontó a duras penas; julio fue mejor de lo esperado, a partir de agosto todo volvió a empeorar”.

Pendientes aún del cierre definitivo del ejercicio, el impacto económico para toda la cadena de valor de las bebidas espirituosas podría superar los 2.500 millones de euros”. En este sentido, se refiere también a que, según el último informe de recaudación de la AEAT (Agencia Estatal de la Administración Tributaria), la caída de ingresos fiscales era del 33% hasta el mes noviembre. Urge, por lo tanto, que el Gobierno tome medidas. La caída de la hostelería repercute sobre la industria de la alimentación y bebidas y ésta a su vez sobre la agricultura y la ganadería. Es un efecto en cadena que hay que frenar cuanto antes. Y para ello, España debe tomar medidas de forma inmediata y facilitar un plan de ayudas urgentes a fondo perdido y con fondos suficientes para el sector. Solo así se podrá poner freno a la grave crisis económica.

La demagogia de ministros de Unidas Podemos, como Alberto Garzón, arremetiendo contra el sector del turismo y la hostelería, han hecho mucho daño, pero lo que conviene ahora, lo que necesita la industria es apoyo. Y es más urgente que nunca.