Javier Barahona, presidente de la Asociación Valenciana del Vehículo Eléctrico (AVVE): “La nueva movilidad no es pasar de un coche de combustión a uno eléctrico, es un cambio social”

Javier Barahona es un ejemplo de la hornada de jóvenes ingenieros valencianos atraídos por el emergente sector de la movilidad eléctrica. Fundador y CEO de la ‘startup’ de ingeniería castellonense Abervian, desde finales del año pasado preside la asociación que pretende cimentar un nuevo polo innovador e industrial regional.

¿Con qué objetivos nació la asociación?.

La asociación nació hace doce años de la mano un equipo fundador muy motivado con todo lo que tiene que ver con movilidad eléctrica y con la principal función de dinamizar y promover todas esas formas de nuevo transporte eléctrico en un momento muy diferente al actual, en el que todavía había muchos miedos e incertidumbres porque algunas cosas estaban muy verdes. Poco a poco hemos ido rompiendo esas barreras de los usuarios a la hora de dar el paso hacia la movilidad eléctrica, con charlas y eventos, estando al lado de organismos públicos y ayuntamientos. También de distribuidores, fabricantes de vehículos y de soluciones de movilidad eléctrica que somos los que formamos la asociación.

¿El ‘boom’ que vive ese sector ha cambiado esos objetivos?

Nos plantamos en 2022 en un momento en el cual consideramos muy cumplidos los primeros objetivos de la asociación. Esas barreras que existían para la movilidad eléctrica hoy están muy rotas: los ciudadanos son muy conscientes de las necesidades y las bondades de la movilidad eléctrica, las Administraciones Públicas están haciendo una apuesta clara. Por eso en septiembre hemos dado un paso más allá, viendo el enorme peso que tiene la cadena de valor industrial valenciana dentro de la movilidad. Hay un sistema enorme que abarca empresas muy consolidadas y otras muy nuevas, con muchísimas startups en torno a la movilidad, y creemos que necesitan ser representadas y entender sus necesidades. E, incluso, ir más allá y generar sinergias entre esta cadena de valor y consolidar el sector.

¿Cuántas empresas están ahora en la asociación y qué áreas abarcan?

Actualmente somos una veintena de empresas. Estamos en un periodo de crecimiento. Lo que queremos conceptualmente es centrarnos en varias grandes líneas: recarga de vehículo eléctrico, automoción, movilidad ligera, movilidad industrial y ciudades sostenibles. Queremos cubrir un perfil de empresas que van desde la ingeniería y el fabricante, al instalador y el mantenimiento. En definitiva, toda la cadena de valor y también que cada vez más tengan un papel más protagonista los grupos de conocimientos como centros tecnológicos, universidades, etc., que al final son los que pueden alimentar la base para afrontar los retos tecnológicos.

¿Se puede hacer un balance de lo que supone el sector en Comunidad Valenciana?

Estamos haciendo ahora un trabajo para cuantificar la movilidad eléctrica en la región. Cualitativamente lo que vemos es cada vez más empresas de distribución de vehículos eléctricos y también a las Administraciones instalando cada vez más puntos de recarga o planificando elementos de movilidad ligera para el intercambio de patinetes o motos. Y por el lado industrial se han alcanzando grandes victorias en la parte de electrificación de automóviles tras una lucha enorme para que la planta de Ford fabrique aquí coches eléctricos para que se concediera la cualificación de los principales vehículos eléctricos de la marca aquí en Valencia. Tenemos un ecosistema industrial, que poco tiene que envidiar a otras regiones, en el sentido de cuenta con grandes empresas y mucha colaboración público-privada.

¿Cuáles son los deberes por hacer para aprovechar esta oportunidad?

Tenemos que mejorar en colaboración entre empresas. Muchas veces pecamos de buscar la pieza que nos falta fuera sin saber que aquí al lado tenemos enormes soluciones. Hay grandes empresas, grandes emprendedores y todo un elenco de soluciones para esas empresas. Creo que es uno de los retos pendientes. El mensaje sería que vamos por buen camino, pero nunca es suficiente, y tenemos que seguir apostando, tenemos que seguir progresando y no perder oportunidades.

¿La infraestructura de puntos de recarga es un freno para el despegue de la movilidad eléctrica en la región?

Es cierto que hay problemas burocráticos con los puntos de recarga. Por un lado se pide que haya un porcentaje de puntos instalados en los parkings por un número de plazas, pero después se ponen muchísimas complicaciones y trabas. Los tiempos para la concesión de los permisos para un punto de acceso es un problema importante. Y no solo hay que velar por instalar puntos de recargas, sino por garantizar que estén operativos. Hay informes a nivel nacional que indican que hasta un 25% del parque de cargadores no se encuentra en funcionamiento o bien por temas de vandalismo o bien por que todavía no está dado de alta. No es suficiente hacerse la foto con el punto de recarga.

¿Cómo se puede conciliar la nueva movilidad y la antigua movilidad que sigue siendo imprescindible para muchas personas?

Una de las cosas que todo el mundo tenemos que entender es que la nueva movilidad no va a consistir en que yo antes conducía un coche de combustión y ahora conduzco un coche eléctrico. La electrificación del transporte pasa por un cambio social de paradigma en cuanto a los modos de uso del vehículo en todas sus acepciones, tiene que haber una transformación completa. Y para conseguir que se acelere, hay que hacerlo siempre respetando al ciudadano. No se puede pretender limitar la movilidad a personas con un vehículo de combustión y sin otro medio de transporte, porque es una limitación enorme. Se tiene que hacer sin dejar atrás a nadie.

¿Hasta que punto la gigafactoría de Sagunto contribuye a crear un gran polo de la movilidad eléctrica en Valencia?

La gigafactoría de PowerCo o de Volkswagen en Sagunto desbloquea un punto clave en la cadena de valor del sector de las baterías. Lo que llamamos fabricantes de baterías en España actualmente en realidad son integradores de celdas, que principalmente se fabrican China y Taiwán. Aunque aportan muchísimo valor en ese camino en la parte de diseños eléctricos, mecánicos y electrónicos, la materia prima viene de fuera y eso supone una dependencia. El tener un proveedor local de celdas aquí en España que pueda proveer a la cadena de valor de las baterías ya sea para la aplicación de vehículos eléctricos o de movilidad ligera o de almacenamiento, es clave. Al final nos libera de la dependencia del mercado asiático, de su fluctuación de precios y de los riesgos que hemos visto estos años cuando el transporte o una situación geopolítica no acompaña.

Hasta qué punto las empresas valencianas vamos a ser potenciales proveedores es todo un desafío, todo estamos expectantes y nos encantaría que así fuera. Veremos cómo de aperturista es el modelo de PowerCo en cuanto a la contratación de empresas locales. Estamos ilusionados y trataremos hacer lo posible para que mostrar esas fortalezas.

¿Son necesarias más instalaciones como la de VW para el despegue del sector?

A pesar de la inmensidad del tamaño que puede tener la gigafactoría, el porcentaje de la demanda de celdas que puede haber en España es muy pequeño comparado con el de todo el mundo. Es un primer paso desde luego tiene que venir acompañado de muchísimos más, si no continuaremos en la misma dinámica que importar a otros países.

El clúster regional de la industria de la automoción, Avia, se ha definido también como de movilidad. ¿Hay una batalla por la representatividad del sector?

En nuestro caso intentamos encontrar siempre sinergias y puntos en común para los que para nosotros es el foco, que es promover la penetración masiva del vehículo eléctrico. Todo el mundo que esté llamado a sumar ahí, está a nuestro lado. No vamos a estar nunca en ningún tipo de polémicas ni de exclusiones. Vamos a buscar siempre la colaboración máxima. Aún no ha surgido ninguna oportunidad de hacerlo, pero estoy seguro que a futuro así será.