¿Está preparada la economía de la provincia de Alicante para el futuro?

La provincia de Alicante es un territorio diversificado con grandes polos de desarrollo económico, social y político. Esa resiliencia es la que nos ha definido históricamente y ha permitido sortear distintas crisis. Alicante es una provincia atractiva capaz de superarse a sí misma.

La pregunta que nos hacemos es si la provincia está preparada para los cambios en el sistema productivo, económico y social que los avances tecnológicos auguran desde hace algún tiempo y que el entorno económico actual exige.

Desde la última crisis financiera, las empresas de la provincia se han ido adaptando a las nuevas condiciones de trabajo. Se ha cumplido con los acuerdos pactados, se ha lidiado con la inflación, se han reajustado salarios en detrimento de los márgenes de beneficio y, en la medida de sus posibilidades, se han adaptado a las nuevas formas de trabajar apostando por el teletrabajo y la flexibilidad laboral.

Si bien es cierto que hay que seguir trabajando para crear entornos donde el crecimiento, las alianzas y las fusiones empresariales permitan ganar tamaño, mejorar los costes de estructura y competir en un espacio global, el balance es tremendamente positivo y la velocidad de adaptación y resiliencia de las compañías que forman el tejido empresarial alicantino ha sido encomiable.

A pesar de tener un sistema productivo sólido, es imperativo que consigamos convertirnos en referente en atracción de empleo cualificado para subir un escalón más en nuestra potencialidad. El reciente estudio que en Ineca hemos presentado sobre atracción y retención de empleo cualificado puso de manifiesto que más del 50% de los contratos laborales celebrados en los últimos años corresponde a trabajadores con formación básica o sin estudios, lo que debe hacer replantearnos cómo impulsar el empleo de gran valor añadido que llevaría a las empresas y los ciudadanos de la provincia a mejorar.

La provincia de Alicante posee todos los ingredientes para convertirse en el motor del sureste español, pero nos falta apoyo institucional que convierta al territorio en algo excepcional e irrepetible. Somos la quinta provincia en población, PIB y trabajadores afiliados, entre otros indicadores. Alicante cuenta con casi 84.000 empleados en actividades de la industria manufacturera, ocupando el cuarto puesto, solo por detrás de Barcelona, Madrid y Valencia.

Y la misma posición ocupa en sectores tan importantes para la economía como son el comercio al por mayor que da empleo en la provincia a otras 138.000 personas o la actividad inmobiliaria donde trabajan 9.500 empleados. Pero no menos significantes son las siguientes actividades que se presentan en quinta posición, estamos hablando de la hostelería (88.400 empleos), educación (44.400 empleos) y sanidad (62.800 empleos). Y todo esto, unido a una actividad societaria que se sitúa al mismo nivel de intensidad con más de 145.000 empresas, otorgando a la provincia potencialmente unos ingredientes básicos esenciales para mejorar los diversos indicadores socioeconómicos.

Además, la provincia cuenta con cuatro centros universitarios, más de medio centenar de centros de formación especializada, dispone de escuelas de negocios como Fundesem y Aquora, e infraestructuras que son la envidia de muchas ciudades europeas. Con estas impresionantes oportunidades tenemos que ser capaces de mejorar el nivel formativo de nuestros trabajadores con empleos cualificados, de atraer talento profesional altamente cualificado y de sentar las bases de un ecosistema empresarial innovador para que la provincia tenga futuro.

Pero este esfuerzo debe ir acompasado de apoyo institucional a todos los niveles. Existen una serie de actuaciones que son urgentes e imprescindibles, sin ánimo de ser exhaustivo porque la tribuna no lo permite, sí que me gustaría enunciar algunas de las actuaciones más urgentes. Defender las políticas hídricas que necesitan nuestros agricultores, luchando no solo por la defensa del trasvase Tajo-Segura, sino también por las infraestructuras hídricas necesarias para que nuestro sector agrícola siga siendo referencia europea.

Nuestro aeropuerto permite conectarnos con toda Europa, pero tras el aterrizaje tenemos un cuello de botella que afecta a las comunicaciones ferroviarias y terrestres como ya hemos demandado en múltiples ocasiones con los informes y estudios que el Instituto de Estudios Económicos realiza. Por no hablar del corredor mediterráneo, tanto para pasajeros como mercancías. Queda mucho trabajo y no da la sensación de que estas actuaciones estén verdaderamente en la primera página de las agendas de las distintas Administraciones.

Si queremos continuar siendo la quinta provincia en términos de PIB, y queremos mejorar la renta per cápita de las familias es imprescindible mayor apoyo por parte de la administración. Es urgente reducir la carga fiscal de ciudadanos y empresas, y es igualmente crítico, reducir la burocracia que tanto ralentiza la producción y el crecimiento.

Nuestro tejido empresarial está preparado para el futuro y necesita Administraciones fuertes, adaptadas tecnológicamente y que faciliten el trabajo. Sin una apuesta inversora acorde con la dimensión de la provincia de Alicante es difícil competir en un mercado global con grandes multinacionales.

Si las inversiones se quedan en el papel y no se puede realizar un adecuado seguimiento de su ejecución no solo es imposible priorizar, sino que es un atentado a la transparencia imprescindible en toda sociedad democráticamente madura.