Cortoplacismo electoral que no esconde las eternas asignaturas pendientes

Meses de promesas electorales y más que de propuestas, de continuos ataques entre los candidatos y los partidos que se presentan a unas elecciones autonómicas y municipales que las encuestas antojan reñidas ante la dinámica de bloques en que está sumida la política valenciana y española actual. Una situación que parece abocar de nuevo a la formación de coaliciones para gobernar, ya sea de una tendencia o de otra. Ha llegado el momento de que los ciudadanos decidan con su voto hacia que lado se inclina el poder durante los próximos cuatro años.

En una precampaña y campaña electoral cada vez más larga y marcada por los personalismos sorprende la ausencia de algunos de los grandes déficits de fondo de la economía del debate público. Especialmente llamativo es el caso del lastre que arrastra Comunitat Valenciana en productividad, no sólo frente a Europa, sino respecto a otras regiones vecinas en España. Un tema sobre el que se ha pasado de puntillas y que ni siquiera se ha mencionado al tratar las cuestiones en las que fuerzas como Compromís y Unides Podem sí que han puesto el foco, como la semana de cuatro días con un piloto destinado más a una mera exhibición que a estudiar y analizar sus efectos reales en el trabajo, la empresa y la economía valenciana.

La llegada de grandes empresas ha sido otro tema recurrente y un motivo de satisfacción, aunque se echa en falta, como reclama el presidente de CEV Salvador Navarro en esta misma revista, políticas industriales claras que potencien a la empresa local que se encuentra ante retos muy complejos y cuya realidad no siempre responde a las de las mareante cifras de megaproyectos como la gigafactoría de Volkswagen. Un ejemplo lo muestran los datos de la industria valenciana del metal recopilados por su patronal Femeval, que revelan que en el último año ha perdido más de 21.000 empleos.

Precisamente en una economía regional en que una de sus grandes deficiencias es el reducido peso de sectores de alta capacidad tecnológica y mayor valor añadido son fundamentales políticas que pongan coto a otra de las realidades por las que el instituto de estudios alicantino Ineca muestra gran preocupación: la escasa atracción de perfiles de alta cualificación. La necesidad de retener y mantener el talento en la propia provincia de Alicante, que pone de manifiesto el presidente de Ineca, Nacho Amirola, también en este número, es algo que se podría extrapolar al resto del territorio de Valencia y Castellón. Mientras en el día a día los debates políticos sobre educación siguen centrados en polémicas como la lengua o los centros concertados, se echan en falta miradas que vayan más allá para que uno de los mayores gastos públicos y, como recordó hace unos días la propia presidenta del Santander, Ana Botín, uno de los pilares del sistema democrático, se consolide como una inversión que genere un valor incuestionable.