Cara y cruz del automóvil: arranca la gigafactoría y Ford reduce empleo

La reconversión del automóvil por el coche eléctrico empieza a mostrarse con toda su crudeza. Ford plantea recortar casi un 20% su plantilla en Almussafes para su travesía en el desierto hasta la llegada de modelos eléctricos, mientras la planta de baterías de VW en Sagunto inicia sus obras y la contratación.

El principal sector industrial de la Comunitat Valenciana en las últimas cuatro décadas, el automóvil, no logra dejar atrás la incertidumbre. A pesar de que el año pasado dos grandes anuncios garantizaron su continuidad con la llegada del coche eléctrico, lo cierto es que las sombras sobre el volumen que mantendrá la que ha sido la mayor industria valenciana, la factoría de Ford en Almussafes, dejan un sabor agridulce a la vez que empiezan a despegar las obras de la nueva gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunto.

Aunque Ford ya había dejado claro que su factoría valenciana reduciría su tamaño, aunque mantuviese la plataforma GE2 para montar sus nuevos modelos eléctricos que finalmente logró adjudicarse frente a la factoría de Saarlouis, el volumen del recorte que acometerá el fabricante norteamericano será mucho mayor de lo esperado. Su intención de eliminar 1.144 puestos de trabajo supone prácticamente recortar un 20% la plantilla de las instalaciones valencianas que a partir de abril dejará de ensamblar dos de los cuatro modelos actuales: el S-Max y el Galaxy. A finales de año también perderá la Transit Conect y los próximos dos años tendrá que afrontarlos con un único modelo, el Kuga, que si bien es cierto que desde hace años ya representa el grueso de su producción, genera inquietud por el elevado riesgo que supone jugársela a una sola carta en un momento en que el mercado del automóvil en Europa es tan cambiante y en una planta que precisamente ha tenido como principal baza su capacidad de producir hasta 5 modelos distintos a la vez.

Un expediente de regulación de empleo (ERE) con un volumen de salidas muy superior a los que ya planteó en 2020, para 350 trabajadores, y en 2021, que se saldó con 630 salidas. El gran motor del automóvil valenciano pasaría así de los más de 7.000 trabajadores que empleaba antes de la llegada del coronavirus a unos 4.600 empleos. A ellos habría que sumar los efectos en su industria auxiliar y proveedores, ya que se estima que cada empleo directo en las líneas de montaje de Almussafes supone otros tres puestos en empresas proveedoras, principalmente las instaladas en el mismo parque de proveedores Juan Carlos I.

El ERE ha dejado claro que el complejo fabril de Almussafes no volverá a ser el mismo, aunque se haya garantizado su continuidad con los vehículos eléctricos, mientras que la que había sido su rival, la planta de Saarlouis en Alemania, se enfrenta a la búsqueda desesperada de un comprador o su cierre. En la factoría valenciana al nerviosismo por el recorte, se suma la dura postura negociadora de la empresa. A diferencia de otros recortes similares, en este caso Ford ha dejado claro que limitará las salidas a los trabajadores de más edad y que incluirá también personal con menos años en la factoría para reducir la cuantía de las indemnizaciones.

Pese al gran alcance de la reestructuración, tampoco hay ninguna seguridad de que esta sea la definitiva hasta la llegada de los coches eléctricos. En el caso de la factoría de Almussafes, desde hace años uno de los interrogantes abiertos es el futuro de su planta de motores. La apuesta por la electrificación de Ford en Europa deja su futuro claramente comprometido. Sin embargo, el impacto previsto en el ERE en esta instalación es inferior en porcentaje al de las líneas de fabricación, con 140 de cerca del millar de trabajadores.

A ello se suma que la compañía sigue sin desvelar ni los modelos concretos, ni las inversiones, ni los plazos para la factoría valenciana más allá de que el primer vehículo eléctrico empezará a montarse en 2026, después de que algunos de sus proveedores se viesen sorprendidos por la renuncia al Perte el año pasado.

Otra de las cuestiones pendientes de resolver es quién suministrará las baterías de los futuros coches eléctricos que se monten en Valencia. Precisamente una de las opciones es una alianza entre Ford y Volkswagen, que ya tienen un acuerdo para una plataforma en común. Un asunto que volvió a cobrar fuerza durante el acto oficial para dar el pistoletazo a las obras de la gigafactoría que PowerCo, filial del grupo alemán para ese negocio, está levantando en Sagunto. El propio Rey, Felipe VI, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no quisieron faltar a la puesta de largo de la que es la mayor inversión industrial de este siglo en territorio valenciano.

Los responsables del proyecto que prevé una inversión de 3.000 millones de euros para empezar a producir en 2026 las celdas de batería de los automóviles eléctricos de Volkswagen en España confirmaron que ya contemplan una segunda fase que supondrá ampliar en un 50% la capacidad de producción. Los planes de la división del fabricante alemán son producir unos 150 millones de unidades de celdas al año para abastecer a medio millón de coches, lo que supone una potencia total de 40 GWh anual. Sin embargo, en su proyecto en Sagunto ya reserva parte de los terrenos para una ampliación que supondría llegar a 60 GWh al año, al sumar a su propio suministro el de otras marcas.

Como publicó elEconomista.es, en su solicitud para tramitar el proyecto el grupo ya elevaba la inversión en Sagunto hasta los 4.500 millones de euros en los años posteriores a 2026, incluyendo en ella también los 500 millones previstos por Iberdrola para crear varias plantas fotovoltaicas de autoconsumo que aporten entre un 20% y un 30% de su suministro eléctrico.

Así, para obtener la declaración de Proyecto Territorial Estratégico también elevaba el empleo de los 3.000 trabajadores directos previstos con la puesta en marcha de la instalación hasta 4.200 directos una vez opere al 100%. La empresa promotora cifraba el empleo indirecto estimado en unos 27.000 puestos de trabajo, mientras que el inducido alcanzará los 11.000.

Más allá de esas grandes cifras de inversión, una vez en marcha la gigafactoría de PowerCo confía en ser el equivalente a un segundo Ford Almussafes en términos de riqueza y aportación para la industria del automóvil. Así, espera aportar 650 millones de euros anuales al Valor Añadido Bruto (VAB) de la Comunitat Valenciana, “un incremento del 50% del VAB del sector valenciano de la automoción”, que representa alrededor del 11% del total de la industria regional. Pero además, espera generar de forma indirecta “entre 664 y 722 millones de euros”, es decir, doblar esa aportación a la riqueza regional.

PowerCo, que además de la gigafactoría de Sagunto promueve otras dos instalaciones similares en Alemania y Canadá, prevé que generará unos ingresos anuales de más de 20.000 millones de euros en el año 2030 con toda su actividad vinculada a las baterías para el coche eléctrico y la nueva movilidad.