Las fábricas valencianas que dan el salto del tamaño

La filial del grupo ferroviario Stadler, el fabricante de equipos de energía Power Electronics y el de envases Hinojosa superan la barrera de los 600 millones de ingresos y los 2.000 empleos.

Uno de los déficits tradicionales de la economía valenciana más repetidos en todos los análisis es el reducido tamaño de sus empresas en un mundo cada vez más globalizado y competitivo. No sólo porque las grandes compañías mueven mayores volúmenes de inversiones y de empleo por sí mismo, sino porque en el caso de la industria también generan el denominado efecto tractor, que tira de otras empresas proveedoras u multiplica el efecto riqueza. El ejemplo más claro en el caso valenciano es de Ford y la factoría de Almussafes, que ha sido capaz de generar un tejido industrial a su alrededor que llega a multiplicar por cuatro su empleo y que además no sólo trabaja para la marca del óvalo, sino que también es capaz de trabajar para uno de los sectores más competitivos de todo el mundo.

Precisamente en un momento en que ese gran motor industrial afronta uno de sus momentos más bajos por el cambio de ciclo hacia el coche eléctrico, en la Comunitat Valenciana varias empresas industriales han consolidado su pujanza como nuevos tractores económicos, con planes además de seguir creciendo en inversión y empleo. Uno de los símbolos de ese salto en tamaño es la barrera de los 600 millones de euros de ingresos (los antiguos 100.000 millones de pesetas), un volumen que precisamente dos de las nuevas locomotoras industriales valencianas han dinamitado este año: Stadler Rail Valencia y Power Electronics.

En el caso de la fábrica ferroviaria de Albuixech, desde la llegada del grupo suizo Stadler como dueño no ha dejado de apretar la marcha de su crecimiento. El actual propietario adquirió la planta valenciana y su centro de ingeniería a la alemana Vossloh en 2015, cuando su facturación se situaba en 239,3 millones de euros. Una cifra que es menos de la mitad de los 628,17 millones de euros de negocio que alcanzó Stadler Rail Valencia el año pasado, después de crecer un 27% en el último ejercicio. No ha sido lo único en que la compañía valenciana ha avanzado a toda máquina. En los años en que lleva integrada en la corporación suiza su plantilla también se ha multiplicado por más de dos, al pasar de 828 trabajadores a 1.870 personas al cierre de 2022.

Pero si hay un indicador del imparable crecimiento del fabricante ferroviario valenciano que dirige Íñigo Parra ese es el de la cartera de pedidos. Si al cierre de 2015 se situaba alrededor de los 700 millones de euros, actualmente la carga de trabajo comprometida se ha multiplicado por más de siete y supera los 5.000 millones de euros. Un claro indicador de un crecimiento de la actividad sólido que no es flor de un día y que además se ha conseguido con una amplia diversificación más allá de lo que han sido los productos clásicos en la historia de la factoría valenciana: las locomotoras y los sistemas de tracción o bogies de los convoyes.

En el último año Stadler Rail Valencia incrementó sus pedidos un 55%. El gran hito fue el macrocontrato para renovar la flota de Cercanías de Renfe. pese a que la planta valenciana es un proveedor histórico de la empresa estatal española, hasta ahora los encargos se habían limitado a locomotoras y un pedido fallido de pasajeros para la absorbida Feve. Sin embargo, gracias al producto estrella de Stadler en Centroeuropa, el tren de pasajeros Flirt, la filial valenciana firmó a principios de 2022 un contrato por casi 1.000 millones de euros para Renfe que, además, deja abierta la vía a futuras ampliaciones. Por su parte, la división de mercancías del operador estatal también ha ampliado sus pedidos de locomotoras, debido a la necesidad de adaptarlas a la nueva red de ancho internacional que se está implantando con la expansión del AVE y las obras del Corredor Mediterráneo.

De la mano de su accionista suizo, la factoría valenciana además está creciendo en grandes mercados europeos en el mercado de los tranvías y trenes ligeros urbanos e interurbanos, donde desarrolló sus productos a partir de los contratos para el metro y tranvía de Valencia y Alicante. El último ejemplo es el caso de Milán, donde a un contrato de 80 tranvías firmado en 2020 acaba de añadir un nuevo pedido por otros 50. La planta valenciana también empezará a producir el pedido de un macrocontrato que puede alcanzar hasta los 4.000 millones de euros para un consorcio formado por seis empresas de transporte locales y regionales de Austria y Alemania, que podría llegar hasta las 500 unidades del Citylink diseñado en Valencia.

El fuerte crecimiento de la actividad ha llevado a la empresa valenciana a tener que buscar nuevos espacios para poder asumir la carga de trabajo, después de invertir 18 millones de euros en ampliar sus instalaciones en Albuixech. El fabricante ferroviario se instalará en una planta en Vall d’Uixo (Castellón), en la que acometerá el montaje de algunos equipos de sus trenes y locomotoras. Una decisión que supone reabrir una factoría de Nordex-Acciona de equipos de energía eólica que se había cerrado hace algo más de un año. Además, la filial valenciana invertirá 13 millones de euros en un centro de pruebas ferroviario en terrenos de Adif en Albacete. Dos inversiones con las que incorporará unos 180 trabajadores más y superará los 2.000 trabajadores, en una plantilla en que además cuenta con cerca de 500 ingenieros. Un factor que también contribuye a que uno de sus competidores, Siemens, haya optado por aprovechar la existencia de talento especializado para abrir en Valencia una oficina de su división de software para transporte y movilidad.

Mucho más vertiginoso ha sido el crecimiento de otra empresa, en este caso 100% valenciana y familiar: Power Electronics. Pese a la experiencia del fabricante valenciano que empezó con arrancadores de motores y equipos de potencia eléctrica para grandes instalaciones, ha sido el despegue de las energías renovables lo que ha catapultado a esta empresa valenciana en un gigante industrial que realiza la mayoría de sus ventas en Estados Unidos, con siete de cada diez euros que ingresa. En apenas cinco años y después de un crecimiento que ya había sido exponencial el grupo ha multiplicado por cinco su negocio, al pasar de 120 millones de euros en 2017 a casi 632 millones el año pasado.

El grupo empresarial también ha logrado más que duplicar su plantilla, que cinco años antes no superaba el millar de personas y al cierre del pasado diciembre rozaba los 2.700 empleos, de los que cerca de 2.400 están en España. El potencial de crecimiento de Power Electronics, que cuenta con un departamento de I+D de 250 ingenieros, no parece cortocircuitarse pese a esa velocidad. El conglomerado que dirigen los tres hermanos Salvo no se conforma con ser el cuarto mayor proveedor mundial de equipos de inversores para plantas solares fotovoltaicas y aspira a comerse una parte del pastel de nuevos mercados vinculados a las energías verdes y la descarbonización. Uno de ellos es el almacenamiento de energía para grandes plantas de renovables, donde lidera la Alianza Valenciana de Baterías.

El otro gran negocio con el que busca disparar su negocio es la fabricación de cargadores para el coche eléctrico, para la que ya está desarrollando una nueva planta de fabricación en Lliria. “Este año si la logística no lo impide llegaremos a los 1.000 millones de euros”, aseguró recientemente en una jornada empresarial su director logístico, Sergio Acera.

Otra industria boyante de capital valenciano, pero con un producto completamente distinto, los envases y embalajes de cartón, es el Grupo Hinojosa. El pasado ejercicio disparó su facturación hasta 820 millones de euros, un 27% más que el año anterior y el doble que cinco años antes. En el caso del grupo originario de Xàtiva han apostado por el crecimiento mediante compras para sumar cerca de una veintena de plantas en España, Francia y Portugal, con más de 2.500 trabajadores. Además, el grupo ha puesto en marcha una inversión de 30 millones de euros para ampliar su factoría en Xátiva.