La consecución de un modelo de turismo sostenible: una meta alcanzable

En las últimas décadas, el turismo ha experimentado un crecimiento continuo y se ha convertido en uno de los sectores económicos de mayor importancia. Según datos de la OMT (Organización Mundial del Turismo), el turismo representa un 5% del PIB y un 30% de las exportaciones de servicios a nivel global. Ni que decir tiene que este es un sector clave en nuestro país, y es que según datos de Exceltur, asociación empresarial del sector, el turismo representó un 12% del PIB y contribuyó en un 61% al crecimiento de la economía española en 2022. En la Comunidad Valenciana, la importancia del turismo es incluso superior; ya que según datos de esta asociación esta actividad representó un 16% del PIB regional en 2022.

Si bien es este un sector de gran potencial económico y de generación de empleo, el turismo puede también generar impactos negativos en la sociedad y el medioambiente. Son frecuentes las alusiones al fenómeno del sobreturismo o turismo masivo, se escuchan voces abogando por una mejora de las condiciones de los trabajadores del sector, y se conoce que la actividad turística contribuye en gran medida al cambio climático a través de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que, según estimaciones de la revista científica Nature Climate Change, representan el 8% de las emisiones globales.

Esta tensión entre los beneficios y los desafíos derivados del turismo ha contribuido a la creación de diversas iniciativas a nivel global, europeo y nacional que pretenden impulsar el turismo sostenible. Una de estas iniciativas es la Estrategia de Sostenibilidad Turística en Destinos, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de nuestro país. Esta estrategia representa la hoja de ruta que guía la selección y financiación de proyectos destinados a la transformación de los destinos turísticos, y es el marco del Programa de Planes de Sostenibilidad Turística en Destinos. A través de este programa, la Comunidad Valenciana recibirá 41,5 millones para el impulso del turismo sostenible.

¿Pero qué entendemos por turismo sostenible? La OMT lo define como “el turismo que tiene plenamente en cuenta sus impactos económicos, sociales y ambientales actuales y futuros, abordando las necesidades de los visitantes, la industria, el medio ambiente y las comunidades anfitriona”. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río +20, los Estados Miembros reconocieron “la necesidad de apoyar actividades turísticas sostenibles y el desarrollo de capacidades relevantes que promuevan la conciencia ambiental, conserven y protejan el medio ambiente, respeten la vida silvestre, la flora, la biodiversidad, los ecosistemas y la diversidad cultural, y además, mejoren el bienestar y los medios de vida de las comunidades locales al respaldar sus economías locales y el entorno humano y natural en su conjunto”.

En definitiva, se trata de establecer un equilibro adecuado entre los aspectos ambientales, económicos y socioculturales del desarrollo turístico, para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.

¿Y cómo podemos conseguir que el sector haga una transición hacia esta ansiada sostenibilidad? La obtención de financiación pública, como en el caso de los Planes de Sostenibilidad Turística en Destinos, son de gran ayuda, pero resulta también esencial el diseño e implementación de medidas transformadoras que contribuyan a mitigar y prevenir los impactos negativos del turismo, y al mismo tiempo fomenten y aumenten sus impactos positivos.

El turismo es altamente vulnerable al cambio climático al mismo tiempo que contribuye a él. La futura resiliencia del sector dependerá de sus esfuerzos para medir y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y fortalecer la capacidad de adaptación a los impactos inducidos por el cambio climático. La OMT, a través de la iniciativa Hotel Energy Solutions proporciona soporte técnico y capacitación para ayudar a las pymes hoteleras de la UE a aumentar su eficiencia energética y el uso de energías renovables.

El sector juega también un papel clave en la transición hacia una economía circular. Iniciativas como la eliminación de plásticos de un solo uso innecesarios, la transición hacia modelos de reutilización y el uso de envases y objetos plásticos reutilizables, reciclables o compostables son clave para la consecución de este objetivo.

Por otra parte, es esencial ejercer una gestión adecuada de los flujos turísticos para evitar el sobreturismo. Las medidas en este sentido pueden incluir la limitación de la cantidad de visitantes, la implementación de sistemas de reservas y la redistribución de turistas en el territorio y a lo largo del año.

Al mismo tiempo, el turismo debe garantizar operaciones económicas viables y a largo plazo, brindando beneficios socioeconómicos a todas las partes interesadas de manera justa y equitativa, incluyendo empleo estable y oportunidades de generación de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas.

También es importante tener en cuenta la relación entre el turismo y la conservación de los bienes naturales y el patrimonio cultural. Se debe impulsar medidas que apoyen la conservación, como la concienciación de los visitantes sobre su importancia, la generación de fondos para la preservación de los bienes naturales y culturales y la creación de incentivos económicos para la protección de estos recursos.

En definitiva, lograr un turismo sostenible es un proceso continuo que requiere un monitoreo constante de los impactos y la implementación de medidas preventivas o correctivas a lo largo del tiempo. No es este un camino fácil, pero la mayor concienciación del consumidor, el esfuerzo del sector y el apoyo de las instituciones lo allanan.