Las centrales eléctricas suben un 28% las emisiones de gases

En un 2022 marcado por la energía, la gran industria valenciana redujo un 1,9% el CO2 emitido. La paradoja es la generación de electricidad a gas, que creció a contracorriente.

Las chimeneas de las mayores industrias de la Comunitat Valenciana vertieron el año pasado 7,85 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al aire, lo que supone un 1,9% menos que un año antes. Así lo refleja el balance de emisiones que elabora el departamento de Transición Ecológica de la la Generalitat Valenciana con los datos verificados de las 182 instalaciones que están obligadas a verificar e informar lo que emiten a la atmósfera en la región según la normativa europea.

En un año en que los costes energéticos marcaron la actividad para la mayoría de los grandes sectores industriales, ha sido paradójicamente la electricidad la causa de que el recorte en los gases contaminantes emitidos por las grandes instalaciones de la Comunitat no se haya recortado en mayor medida. Y es que frente a la caída generalizada de las emisiones en casi todos los 14 sectores en que desglosa los datos el balance autonómico, sólo hay dos que registran incrementos y uno, el de la generación eléctrica, que crece a dos dígitos. Las centrales de ciclo combinado, las que utilizan el gas como combustible para producir electricidad, incrementaron un 28,29% el volumen de emisiones el año pasado, hasta 1,77 millones de toneladas. Estas plantas supusieron el 22,65% de las emisiones verificadas de CO2 de la Comunitat, cinco puntos más que lo que representaban en 2021 y adelantaron a las cementeras como segunda fuente de CO2 industrial en la región.

La gran paradoja es que precisamente el precio del gas fue lo que llevó a la gran mayoría de industrias a reducir actividad y, con ella, sus emisiones en 2022. La mayoría de las factorías incluidas en el informe se encuentran en la provincia de Castellón y pertenecen al sector cerámico y su industria auxiliar. Según los datos, aunque las azulejeras siguen siendo la industria que en conjunto emite más gases de efecto invernadero, con el 31,9% del total del año pasado, su volumen retrocedió más de un 12%. A ellas hay que sumar sus proveedores de fritas, esmaltes y colores cerámicos, que también bajaron su actividad y sus gases.

La otra cara de la moneda son las centrales eléctricas de ciclo combinado, que utilizan el gas natural como combustible. Sus emisiones se incrementaron un 16,2%, en 2019 y superaron a la industria cementera como tercer sector por gases contaminantes en la región. Actualmente operan dos grandes complejos de este tipo en la región, uno de Iberdrola en Castellón, precisamente al lado de la refinería, y otro en Sagunto propiedad de Naturgy.

¿Cómo se puede explicar esta desigual evolución? Precisamente para contener el efecto de la subida del gas en la factura eléctrica el Gobierno aprobó el tope del precio del gas, una medida que se implantó en junio para las plantas de generación eléctrica, pero que no se extendió a la industria azulejera hasta final de año. Una medida que incentivó la producción de las centrales de ciclo combinado de Sagunto (Naturgy) y Castellón (Iberdrola). Curiosamente hace unas semanas Red Eléctrica destacaba que el 66% de la producción eléctrica valenciana “fue libre de emisiones” en 2022, pero no mencionaba que los ciclos combinados produjeron un 34% más de electricidad el año pasado y, con ello, también incrementaron sus emisiones de efecto invernadero en una Comunitat que desde 2019 ha declarado la emergencia climática.

También en Castellón se ubica el mayor emisor de CO2 de la autonomía y otra gran infraestructura energética, la refinería de BP en el polígono industrial El Serrallo, que por sí sola aportó 1,24 millones de toneladas, el 15,8% del total industrial. La instalación petrolera fue la otra excepción, aunque en su caso el crecimiento rondó el 7% con respecto al ejercicio 2021.

El valor económico: 686 millones

Las emisiones verificadas en la autonomía tendrían un valor económico de 686,8 millones de euros en el mercado de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, un importe que pese al recorte en emisiones supone casi un 18% más por el incremento del precio de la tonelada de CO2. Según la Generalitat, las emisiones verificadas han sido un 59% superiores a la cantidad asignada gratuitamente para el año pasado, lo que supone un coste de 255,56 millones de euros para las empresas que tendrán que afrontar la compra de esos derechos.

Hay que tener en cuenta que las emisiones industriales no son las únicas que se emiten a la atmósfera y ni siquiera suponen la mayoría de esa contaminación, ya que existen otras fuentes como las de los motores de combustión para todo tipo de transporte, desde coches a barcos y aviones. Los informes de la Fundación Empresa & Clima consideran que en el caso valenciano las emisiones de efecto invernadero en la industria representarían alrededor del 35% del total anual.