Valencia cambia de ‘chip’ para emerger como polo tecnológico
La capital valenciana ha puesto el foco de su Estrategia Urbana para 2030 en convertirse en epicentro tanto de centros punteros en investigación y formación como de multinacionales y nuevas compañías de base tecnológica. Unos planes para los que se prevén 425 millones de euros en los próximos años.
Valencia ha completado en el último medio siglo de historia una importante transformación que ha ido más allá de su imagen y ha supuesto un giro social y económico. De una de las grandes urbes industriales, la capital valenciana ha pasado a convertirse en una ciudad de servicios. Un desarrollo que continúa y que ahora aspira a convertir a la ciudad del Turia en su futuro inmediato en un referente tecnológico, tanto en lo social como fundamentalmente en lo económico, con un nuevo motor de generación de riqueza.
Un objetivo que se ha plasmado en la elaboración de la Estrategia Urbana Valencia 2030, que incluye como una de sus líneas estratégicas promover una ciudad “ideal para emprender y desarrollar negocios en sectores clave como la sostenibilidad o la digitalización y ofrecer oportunidades laborales de calidad”. Ese documento pretende ser la hoja de ruta para dibujar la ciudad del mañana y, de paso, aprovechar al máximo los fondos europeos para financiar la recuperación económica tras el Covid, con un total de 12 líneas estratégicas, 27 programas y 158 líneas de actuación.
¿Cómo pretende hacer realidad Valencia ese salto como referente tecnológico e innovador? Con varias iniciativas concretas que suman un presupuesto estimado de 425 millones de euros para los próximos años, y van desde ampliar parte de los puntales ya existentes en el ámbito del emprendedurismo y la investigación en la ciudad a crear otros nuevos que permitan complementar la oferta ya existente, como el Centro de Tecnología de las Comunicaciones de Naciones Unidas ubicado desde hace más de 10 años junto al aeropuerto de Valencia.
El más ambicioso es el denominado VLC Tech City, que recoge el testigo de una alianza entre administraciones, universidades y agentes sociales para posicionar el sector tecnológico e innovador como eje estratégico de desarrollo en la ciudad. “Su objetivo fundamental es hacer que Valencia atraiga el talento internacional, retenga el talento local, y promueva la inversión y la creación de proyectos estatales e internacionales, posicionando la ciudad como principal hub tecnológico y de innovación del Mediterráneo”, recoge el plan elaborado desde el Ayuntamiento de Valencia.
Y para ello insiste en la colaboración público-privada siguiendo el ejemplo de actuaciones que ya han generado éxitos. Uno de ellos es València Investment Office, un servicio puesto en marcha el año pasado de la mano del Ayuntamiento y gestionado por la Cámara de Comercio de Valencia. La oficina ofrece información y asesoramiento a quienes quieran invertir, establecer su empresa o ampliar su actividad en la ciudad del Turia.
Una iniciativa que ya ha dado sus frutos con la llegada de empresas internacionales ligadas a las nuevas tecnologías, que ya ha cosechado su mayor éxito con la decisión de Siemens Mobility de asentar un centro de diseño e ingeniería con 150 profesionales en Valencia que en el futuro se podría duplicar. Unas oficinas vinculadas al I+D del sector ferroviario, que además es una de las industrias boyantes en los últimos años en Valencia gracias al crecimiento de la cercana factoría de Stadler, que también cuenta con un veterano centro de ingeniería. En estos meses también han aterrizado en Valencia Aviatar, la filial tecnológica de servicios técnicos de Lufthansa; la multinacional alemana de comercio digital Commercetools, que arrancó con 50 empleados con previsiones de alcanzar los 200; la tecnológica belga Hyperion Group y CKS Consulting, compañía francesa de consultoría estratégica. También HP ha anunciado un nuevo centro.
Uno de los factores esenciales para la ubicación de este tipo de inversores es la existencia de una cantera considerable de profesionales especializado en estas nuevas disciplinas. Una ventaja que aportan las dos grandes universidades públicas valencianas con su amplia oferta formativa, pero también de laboratorios y centros propios de investigación. El propio Parc Cientific de la Universitat de Valencia alberga empresas como Biópolis, filial de I+D del gigante estadounidense agroalimentario ADM o ha acogido a spin-off como Igenomix, dedicada al análisis genético y que el año pasado fue adquirida tras valorarse en 1.250 millones de euros.
La Ciudad Politécnica de la Innovación por su parte alberga también centros punteros de multinacionales como Analog Devices, proveedor de los iphone de Apple, o de desarrolladores de chips y del futuro 6G como Maxlinear. Y entre las spin-off propias que acoge también se encuentra una de las firmas pioneras en chips de fotónica, VLC Photonics, que fue comprada por la japonesa Hitachi. Además, las dos universidades han estrechado la colaboración con las firmas tecnológicas para complementar sus estudios. Este curso la coreana Samsung ha arrancado su primera Cátedra universitaria en la Universidad Politécnica de Valencia, que incluye formación especializada en Inteligencia Artificial.
La Estrategia de Valencia contempla destinar una parte de los cerca de 160 millones del programa VLC Tech City a desarrollar nuevos espacios que puedan dar respuesta a la demanda y las necesidades de infraestructura de este tipo de compañías a lo largo de la ciudad. Así, en el barrio de El Grao junto al puerto se rehabilitarán los edificios de la antigua harinera y la antigua nave industrial Burben para albergar startups, e-games y organizaciones relacionadas con el desarrollo tecnológico y la innovación. También se crearán en el barrio de Velluters, en pleno caso histórico donde tradicionalmente se ubicó la industria sedera valenciana, varios espacios destinados a profesionales y firmas centradas en los servicios del diseño.
Sin duda por la superficie y la remodelación que supondrá el proyecto más significativo es el de la reconversión del polígono industrial Vara de Quart en un distrito innovador, para lo que se ha contratado al equipo que diseñó el barrio 22@ en Barcelona. El plan pasa por utilizar sus cerca de 60 hectáreas para la implantación de nuevas empresas y centros de formación especializados en distintas áreas como el sector agroalimentario, las industrias culturales y creativas, las industrias digitales o las energías renovables. Un nuevo polo innovador para complementar al otro gran pilar de atracción de startups y tecnológicas: La Marina de Valencia. El plan municipal apuesta por consolidar este referente con la ampliación de los espacios para aceleradoras y empresas hacia los barrios vecinos.
El otro gran esfuerzo inversor por parte de la Administración Pública se centrará en su propia digitalización, a la que destinará 57,6 millones de euros y en la introducción de soluciones tecnológicas en ámbitos públicos como Sanidad, Educación o Bienestar, además de introducir fórmulas para incentivar la contratación pública que fomente innovaciones. El Ayuntamiento también quiere crear su propia aceleradora y un fondo de inversión centrado en startups vinculadas al cambio climático, además de hacer de Valencia una ciudad laboratorio para experimentar nuevas soluciones, servicios y productos innovadores.