El sector de las apuestas deportivas cae un 36% en los últimos dos años

La pandemia se ha sumado al impacto de la Ley del Juego que entró en vigor en 2020, considerada la más restrictiva de España por la patronal Cejuego. Según la patronal, los cierres y las reclamaciones judiciales de indemnizaciones aún son escasos, pero tendrá un efecto cascada los próximos años.

En los dos últimos años los ingresos del sector de las apuestas deportivas que opera en la Comunitat Valenciana ha sufrido una notable merma. Frente a los 345,54 millones de euros jugados en el año 2019, el pasado ejercicio esa cifra se redujo en más de 120 millones, hasta 220,36 millones de euros. Es decir, un 36% menos. Una caída que ha venido propiciada por la pandemia, pero que también es consecuencia según la patronal del juego Cejuego de la entrada en vigor en 2020 de la ley autonómica, considera la más restrictiva de España por las limitaciones a las casas de apuestas por su proximidad a centros docentes.

De hecho, la caída experimentada el año pasado fue incluso mayor que la registrada en 2020, el año del Covid y el confinamiento, en que las empresas de apuestas de la región ingresaron 20 millones de euros más el pasado ejercicio. La diferencia entre lo ingresado y lo pagado en premios se situó el año pasado en 46,5 millones de euros, frente a los 65 millones de 2019.

“Ha habido una caída en el juego en general y en apuestas en particular. El segmento de las apuestas es en el que más se ha reducido la actividad, aunque no se han producido tantos cierres como se esperaban”, asegura Alejandro Landaluce, director general de la patronal del juego. Según el representante empresarial, eso se debe a que las licencias en vigor no se podían anular y por tanto se mantienen los locales, aunque está paralizada la apertura de nuevos locales. “La situación ahora mismo en Valencia es de espera de los cierres, que se producirá cuando finalicen las licencias en vigor y de las reclamaciones judiciales para exigir indemnizaciones”, comenta.

La ley del juego valenciana fue duramente criticada por los operadores, al prohibir el establecimiento de los locales y máquinas de juego a cierta distancia, principalmente de centros educativos. “La gran medida coaccionaria o prohibitiva de la Comunidad Valenciana son los límites de apertura de salas de apuestas por cercanía a centros escolares o de otro tipo, cuando ya se habían abierto. Han puesto unas distancias imposibles de cumplir, no sólo por los 850 metros necesarios si no por el número de centros cerca de los que se impide estar. No son sólo escolares, también sanitarios, parques... Al final no hay prácticamente ningún sitio en una población en que se puedan instalar si no te vas al medio del campo”, asevera el representante de la patronal.

Desde Cejuego aseguran que los efectos en un sector con 5.000 empleos en la región se dejarán notar “en cuatro o cinco años con el efecto en cascada de cierres”. Para la patronal, será entonces, “cuando empiecen los cierres a empresarios, cuando empezarán los recursos ante los tribunales para reclamar indemnizaciones a la Generalitat”.

Menos terminales y máquinas

Según los datos de la última Memoria del Juego autonómica, de 2020, en la región existen un total de 6.264 terminales y máquinas de apuestas, un 2,7% menos que el año anterior. una parte ínfima de ellas, 190, son las que están situadas en locales específicos, mientras los salones de juegos y los locales hosteleros son los que concentran la inmensa mayoría. “Segun un estudio que hicimos con los colegios de ingenieros, un 80% de los locales de juego estaban afectados por las limitaciones de distancias por lo que en los próximos años la mayoría no podrán renovar licencia y tendrán que cerrar”, apunta Landaluce. Además, hasta el año 2025, se prevé un aumento de las bajas en máquinas de hostelería del 11,64%.

La aprobación de la normativa valenciana hizo temer que el modelo se extendiera por otras comunidades autónomas. Sin embargo Landaluce asegura que tras la pandemia “están saliendo otras leyes mucho más razonables, que también son estrictas”

Lógicamente los ingresos por los impuestos al juego en las arcas autonómicas han bajado también de forma similar. Entre 2019 y 2021, la recaudación tributaria del juego ha descendido más de 51 millones de euros, hasta 106,48 millones de euros, una evolución que se estima que continúe a la baja con la tendencia actual.