La fórmula que asegura las bodas de oro de Ford en Valencia

A veces no se valora lo que se tiene hasta que se pierde. Y eso es lo que ha podido llegar a ocurrir con el vecino más famoso del municipio valenciano de Almussafes, la factoría de Ford en España. Tras años en vilo, finalmente la fábrica valenciana ha vuelto a salvar otra bola de partido: la de la fabricación del coche eléctrico. Un cambio tecnológico que marcará un antes y un después y que dejará en el camino a parte de la capacidad de sobreproducción que el sector del automóvil arrastra desde hace años en Europa.

La continuidad de la multinacional estadounidense supone un respiro para uno de los grandes motores industriales valencianos. No sólo por los 6.000 empleados que trabajan directamente en el complejo de Almussafes. También para todo un sector auxiliar que con cerca de 25.000 puestos de trabajo directo y un negocio de 11.800 millones de euros contenía la respiración ante lo que pudiera pasar con su gran cliente. Es cierto que algunas de esas empresas tienen en su cartera a otros grandes fabricantes europeos, pero todos eran conscientes que si Almussafes perdía la carrera del coche eléctrico comenzaría una cuesta abajo inexorable. Un “abismo” con el que lo llegó a comparar el propio Ximo Puig, como demuestra la reacción en Saarlouis, la factoría alemana con la que competía Valencia, que ha recibido con protestas e indignación la decisión del grupo estadounidense.

Tras la euforia por la buena noticia, hay que reconocer el trabajo de todos los agentes que han hecho posible que la factoría que empezó a producir el Fiesta en 1976 celebre sus bodas de oro en Valencia. La estabilidad, como bien presume el propio Ximo Puig, ha sido una de las claves para asegurar la continuidad del que ha sido el mayor inversor extranjero en la Comunitat Valenciana en el último medio siglo con más de 10.400 millones de euros. En ello ha tenido mucho que ver el compromiso del sindicato mayoritario en Ford, UGT, que incluso ha renunciado a reivindicaciones como las subidas salariales que defiende la organización o a aumentar el tiempo de trabajo a cambio de garantizar la continuidad más allá de 2026.

La unidad de todas las administraciones y la garantía de fondos públicos también ha sido fundamental. El propio presidente valenciano era consciente que no asegurar a Ford podía convertirse en un sonoro fracaso a meses de las próximas elecciones. Por eso no deja de insistir en que su Gobierno transmite la estabilidad a inversores como Ford, Volkswagen o más recientemente a Amazon que ha inaugurado su primera gran plataforma en la región en Onda. Algo que ha sido cierto en el caso de los fabricantes de automóviles, que sus socios de Gobierno no han discutido, pero que en el caso del gigante del comercio electrónico no ha estado libre de polémica para varios de los propios dirigentes de Compromís y Podemos que tienen cargos públicos en su Gobierno.