El adiós industrial de Vara de Quart: de la moda del ‘loft’ a la del ‘coliving’

Valencia apuesta por reconvertir las 60 hectáreas de uno de los últimos polígonos industriales de la capital a la última moda de los ‘coworking’ y ‘coliving’ con un barniz de distrito tecnológico. Una propuesta muy similar a los proyectos de ‘lofts’ y oficinas en la zona antes de la burbuja inmobiliaria.

La Valencia actual tiene muy poco que ver con la imagen de ciudad industrial que transmitia la segunda mitad del siglo XX. Y uno de los ejemplos palpables de ese giro a los servicios en la economía de la capital valenciana se encuentra en Vara de Quart, un polígono industrial nacido en la década de 1960 junto al casco urbano que hace años que perdió a sus pesos pesados industriales y cuya reconversión lleva sobre la mesa desde hace un par de décadas.

Una transformación para la que el actual equipo de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia que dirige la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, la socialista Sandra Gómez, ha apostado por uno de los responsables del desarrollo del barrio 22@ de Barcelona, Miquel Barceló. Su objetivo es convertir ese polígono en un polo innovador capaz de atraer a empresas y profesionales vinculados a las nuevas tecnologías. Un proyecto que los políticos municipales vuelven a comparar con Silicon Valley, pese a que, con menos de 60 hectáreas de superficie, Vara de Quart simplemente está a años luz del valle californiano en tamaño.

Para la transformación del antiguo polígono industrial desde el Ayuntamiento se apela a dos de los modelos de moda en el sector inmobiliario, el coworking para el trabajo y el coliving para la vivienda. Hace una década, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria y con los precios de la vivienda disparada, varios promotores ya recurrieron a una figura de moda, la de los lofts, para reconvertir el suelo de las fábricas en oficinas y viviendas.

Utilizando esa fórmula que triunfó en ciudades en que combinaban espacios de trabajo y vivienda para reconvertir antiguas fábricas, se lanzaron proyectos que pretendían imitar, aunque con una diferencia: no se aprovechaban edificios industriales ya existentes, sino que se derribaban y se levantaban edificios completamente nuevos. La antigua Ciudad Ros Casares, el complejo de edificios de oficinas y lofts que los socios del grupo siderometalúrgico levantaron sobre su antiguo almacén en la propia Vara de Quart, es el mejor ejemplo. Un desarrollo que con la crisis y la quiebra del grupo pasó primero a la CAM y luego al Fondo de Garantía de Depósitos.

Ese complejo tuvo mejor suerte que el centro de negocios Open District de Coperfil en la antigua planta de Baxter en el polígono y que, casualmente, utilizaba el 22@ de Barcelona como referente. El grupo derribó las naves, pero nunca llegó a levantar los 10 edificios en los que iba a invertir 250 millones de euros. El antiguo solar de Hierros Turia también lleva años vacío con su proyecto de oficinas.

El nuevo proyecto básicamente pasa por reclasificar el suelo industrial en terciario, para oficinas, y en residencial, para viviendas. La intención de Gómez es llevar a cabo una modificación del planeamiento que destinará entre un 40 y un 50% del suelo existente para oficinas y entre un 20 y un 30% para uso residencial. En sus planes se prevé que se puedan crear un millar de viviendas, con al menos un 30% de vivienda pública. Un pulmón precisamente ante la escasez de terrenos finalistas para obra nueva en la ciudad. La modificación supondrá también aumentar la edificabilidad, ya que según la vicealcaldesa actualmente “el aprovechamiento urbanístico es de 1,6 y la propuesta que hacemos es llevarla a entre 2,5 y 3,5”. Desde el propio Ayuntamiento se reconoce que la tramitación del planeamiento será a medio y largo plazo, con hasta 10 años para culminar la remodelación del polígono.

A la espera de la llegada de nuevos inquilinos, Vara de Quart sigue siendo el hogar de los dos grandes periódicos locales, Levante y Las Provincias, además de la colmena de venta online de Mercadona.