Los puertos de Valencia y Castellón aceleran frente al parón de Alicante

Las dos mayores infraestructuras portuaria de la región ya han logrado superar sus niveles de tráfico anteriores a la pandemia gracias a sus principales cargas: los contenedores en Valencia y los graneles en Castellón. La otra cara de la moneda es Alicante, que cerró 2021 con un 9% menos de tráfico que en 2019

Los grandes puertos comerciales de Comunitat Valenciana de interés general, los que forman parte de Puertos del Estado, no escaparon a los efectos de la pandemia del coronavirus, pese a que su actividad no se interrumpió. Dos años después, las cifras de la Autoridad Portuaria de Valencia -que gestiona también los puertos de Sagunto y Gandía- y de la Autoridad Portuaria de Castellón muestran como ya han superado los movimientos de mercancías que tenían antes del descenso provocado por la crisis sanitaria. Una rápida mejoría que contrasta con el tercer gran recinto, el de Alicante, que incluso ha perdido tráfico general respecto al año anterior y cuyas magnitudes cada vez se empequeñecen más si se comparan con sus homólogos del norte.

En el caso de Valencia, su principal carga, el contenedor sigue ganando peso y superó los 5,6 millones de TEUs -contenedor estándar de 20 pies-. Un volumen que supone un incremento del 3% respecto a 2019 y que sitúa al puerto como el primero de España y el cuarto de Europa en el tráfico en que se basa el comercio mundial. Solo los puertos de Róterdam, Amberes y Hamburgo en el Atlántico le superan, mientras que en el Mediterráneo otro competidor, Tánger Med, se ha afianzado por delante.

Un crecimiento que ha llevado a la Autoridad Portuaria de Valencia a insistir en la necesidad de acometer la terminal norte al quedar cada vez menos margen respecto a su capacidad máxima, cifrada en 7,5 millones de TEUs. En total los muelles valencianos movieron más de 85 millones de toneladas de mercancías.

Ademas de su principal tráfico, la pandemia ha dado a Valencia el liderazgo en España en el tráfico de carga rodada o ro-ro, esto es, el de los barcos que transportan camiones y remolques de carga. Una carga básica para el abastecimiento de islas y que por eso tradicionalmente en España ha tenido a Baleares y Canarias como principales puertos. En el caso de Valencia, desde hace años ha apostado por las autopistas del mar, para conectar con Baleares, pero también con Francia y, sobre todo, con Italia, como alternativa a la carretera. Italia es el segundo país por tráfico sólo por detrás de Estados Unidos y uno de los que mayor crecimiento registró el año pasado, del 22,6%.

Pero no todo son alegrías para la Autoridad Portuaria de Valencia. Otro de los grandes tráficos por los que había apostado, el de automóviles nuevos, sigue en caída libre, fundamentalmente por los problemas de producción de Ford en Almusssafes. En 2021 Valencia y Sagunto movieron casi 490.000 vehículos, un 32% menos que en 2019.

Materias primas en Castellón

En el caso del puerto de Castellón, sus muelles también han superado los niveles de 2019 e incluso han batido el récord histórico de tráfico, conseguido en 2018, con más de 21,2 millones de toneladas. Un impulso que tiene un claro motor, la industria cerámica de esa provincia que para su actividad productiva está recurriendo a la importación de materias primas como arcillas y otros minerales a través del puerto.

Los graneles sólidos vinculados a esa actividad crecieron el año pasado un 39,5%, al mover 9,3 millones de toneladas. Una cifra que permite al puerto de Castellón consolidarse como el segundo puerto del sistema portuario español en este tipo de tráficos, sólo por detrás del de Gijón, cuyos muelles históricamente han sido punto de carga y descarga fundamentalmente de carbón. Los graneles sólidos suponen el 44,2% sobre el total de mercancía que mueve gracias al dinamismo del sector cerámico. Las principales mercancías relacionadas con este sector que más crecen en 2021 son el feldespato, con casi 4 millones de toneladas, lo que supone un aumento del 53,8%; el caolín, con un crecimiento del 44,1% y 732.000 toneladas; y las arcillas, que con 2,2 millones de toneladas de tráfico experimentan un aumento de un 32,6%.

Con todo, el mayor tráfico en las instalaciones de Castellón por volumen siguen siendo los graneles líquidos, que representan el 46,7% del tráfico total y que tienen como principal cliente a la refinería de BP situada junto al Grao y que se abastece y exporta a través de sus muelles. En 2021 se movieron 9,9 millones de toneladas de este tipo de mercancía, un 1,1% más que el año anterior.

Pero además de estos tráficos tradicionales, el recinto castellonense ha sumado algunos otros emergentes. Uno de ellos es el tráfico de mercancía relacionado con el sector eólico, que se ha sextuplicado en dos años en el puerto de Castellón. Así, 2021 cerró con 56.470 toneladas de mercancía movida por este sector, frente a las 8.935 del año 2019. Los principales destinos con los que el puerto de Castellón mantiene relación comercial de tráfico de piezas para este sector son Estados Unidos, China, Brasil, Chile, Francia y Suecia. Aunque en volumen su peso es muy limitado, lo cierto es que este tipo de mercancía es especialmente valorada porque permite al recinto acreditar su capacidad operativa para cargas especiales. El puerto de Castellón movió en 2021 un total de 557 palas de aerogeneradores, de las que 350 fueron de exportación y el resto de importación. Un tráfico en que la factoríca de LM Wind Power, ubicada en Les Coves de Vinromá, tiene mucho que ver.

Declive de Alicante

Si los puertos de Valencia y Castellón pueden presumir de haber dejado atrás los efectos de la pandemia y haber superado los niveles de 2019, el tercer gran recinto incluido en los puertos de interés general, el de Alicante, aún no ha logrado dar la vuelta a la tendencia descendente. Con 2,64 millones de toneladas de tráfico total, cerró el año pasado con un 9,2% menos de volumen total que antes de la pandemia y su menor carga desde 2015.

Una caída que la propia Autoridad Portuaria de Alicante atribuye al descenso del tráfico de granel sólido, causado por la construcción de la nueva terminal de graneles en sus instalaciones. Los muelles alicantinos también están lejos de las cifras de tráfico previas a la pandemia en lo que se refiere a pasajeros. La suspensión de la línea regular de ferris con Argelia en los dos últimos años por la pandemia y también el parón en el sector de los cruceros han provocado que el puerto de la capital alicantina apenas registrase algo más de 66.700 pasajeros, un 67% menos de pasajeros que en 2019.

Pese a ello, desde el puerto de Alicante se destaca que en el tráfico de mercancía general en contenedor el año pasado se logró un incremento del 9,5% en el número de TEUs. Además, también se hace hincapié en que las cuentas del organismo portuario se reforzaron gracias principalmente al aumento de los ingresos por las tasas de ocupación de dominio público, lo que le permitió cerrar el año con un beneficio de 2,8 millones de euros.

Además de la puesta en marcha de la nueva terminal cerrada de graneles sólidos en construcción, un proyecto que también busca acabar con la polémica con algunas asociaciones y colectivos vecinales que critican los residuos que se liberan a la atmósfera, los muelles alicantinos confían en otro nuevo operador para crecer. El consejo de administración de la Autoridad Portuaria ha aprobado en enero una concesión administrativa al grupo logístico y marítimo JSV para la ocupación de una superficie de 70.000 metros cuadrados en el muelle 11 destinado a una nueva terminal multipropósito. Según la Autoridad Portuaria, la empresa adjudicataria, que tiene entre sus principales líneas marítimas las que unen la península con las islas Canarias, espera crear un hub de nodos logísticos intermodales que incluya también a países de África y del Mediterráneo. JSV también está incrementando los tráficos ferroviarios de mercancías desde Alicante para ofrecer servicios intermodales.