La hora de la verdad para no desaprovechar el maná de los fondos europeos

Los fondos europeos para la recuperación y la transformación, ese objeto de deseo de todas las administraciones y sectores empresariales desde que se anunció, ya empiezan a llegar a la Comunitat Valenciana. Según los datos oficiales, hasta el pasado 31 de diciembre se asignaron 1.055 millones de euros a la autonomía, el 9,4% del total repartido entre todas las comunidades.

Más allá del reparto del volumen, que en esta ocasión coloca a la región dentro de los parámetros que reivindica y que ha vuelto a abrir la batalla política entre las distintas comunidades autónomas, lo cierto es que los primeros fondos dejan vislumbrar los riesgos que algunas voces ya habían empezado a alertar. En principio la “transición verde” es el capítulo estrella de esta primera partida. Bajo este título se han agrupado más de la mitad de los fondos asignados hasta ahora, 521 millones de euros en total.

Sin embargo, si se desciende al detalle de lo que realmente se financia, lo cierto es que en el fondo más que el cambio de modelo energético, la inversión en renovables, la nueva movilidad o la economía circular, lo que prima es el dinero destinado a obras de rehabilitación de viviendas o zonas residenciales, es decir, el tan denostado sector del ladrillo. En total 176 millones de euros, que rozan los 200 millones si se incluyen también actuaciones en instalaciones especializadas, como las deportivas o en municipios poco poblados.

Unas actuaciones que recuerdan en cierta manera a la inyección de dinero público en miles de obras del malogrado Plan E o en el caso del valenciano Plan Confianza, que una década después aún se puede ver en carteles de obras municipales en algunas ciudades valencianas. Un volumen de gasto público que sirvió para prolongar el baile, pero que a la hora de la verdad no contribuyó para cambiar el guión ni transformar el tejido económico. Desde algunos ámbitos empresariales ya se ha alertado del riesgo de repetir aquellos errores y desaprovechar lo que algunos consideran un nuevo Plan Marshall para revitalizar una Europa que parece perder distancia con el resto de grandes potencias económicas. En el caso de la ciencia, una de las palancas de cambio a la que apelan todos nuestros políticos, la realidad es que la región apenas recibe 15 millones.

Aunque se tratan aún de partidas muy incipientes, otros repartos de fondos recientes también hacen llamar la atención sobre los proyectos en los que se debe poner el foco. De los 544 proyectos innovadores de energías renovables para la generación de energía eléctrica y la producción de energía financiados por el Ministerio para la Transición Ecológica con fondos europeos, apenas se han seleccionado 26 iniciativas regionales, con menos del 5% del dinero repartido.