La ‘gigafactoría’ que mueve una nueva revolución industrial

El anuncio de Volkswagen de elegir Sagunto para su planta de baterías en España conllevará una inversión de más de 2.000 millones y 3.000 empleos directos, además de otros 12.000 indirectos. Pero además sitúa a Valencia como centro neurálgico en movilidad y almacenamiento eléctrico.

Una de las inversiones más deseadas en las últimas décadas en toda España, la implantación de una gigafactoría de baterías eléctricas para el automóvil, se ubicará en Sagunto. La Comunitat Valenciana se ha llevado el gato al agua en una puja en la que otras regiones como Cataluña, Extremadura y Aragón habían puesto grandes expectativas. Finalmente, uno de los mayores fabricantes de coches en España, el grupo Volkswagen (VW), se ha decantado por el municipio valenciano para invertir en esta nueva planta buena parte de los 7.000 millones de euros que destinará a su electrificación en España.

Más allá de confirmar la ubicación y la fecha en que pretende que la nueva megafactoría pueda empezar a producir sus componentes, el año 2026, el gigante alemán aún no ha dado muchos detalles del que será su nuevo proyecto estrella en España para abastecer a sus plantas en Martorell (Barcelona) y Landaben (Navarra). La futura planta tendrá una capacidad de producción de 40 GWh y supondrá la creación de 3.000 empleos directos, según el anuncio de la multinacional. Una cifra que por sí sola ya explica el interés de las distintas regiones por captar esta inversión, pero que además según las estimaciones de la Generalitat Valenciana podría generar hasta 12.000 empleos incluyendo los indirectos.

Más allá del número de empleos, todas las fuentes consultadas destacan la calidad y el efecto imán que genera una factoría así. “Indiscutiblemente generará altos empleos directos e indirectos de gran valor añadido y, como consecuencia, será una fuente de atracción de talento”, subraya Marc Saenger, director de Financial Advisory de Deloitte, que destaca la demanda de los denominados “profesionales blue collar y white collar” (tanto de operarios como de directivos), además de que “será necesaria la captación de ingenieros, desarrolladores, etc.”.

Además, la instalación supondrá una auténtica revolución al plantear el desarrollo de una tecnología completamente nueva a escala industrial. “Es una planta de impacto medioambiental 0, de manera que permitirá poner ‘la primera piedra’ a una nueva forma de producir motores e iniciar la transición ecológica. Además, todo lo que tiene que ver con el desarrollo de proyectos innovadores conlleva altas inversiones en I+D que, a su vez, contribuirán al desarrollo de una alta innovación”, remarca Saenger.

“El sector de la movilidad y de la energía está sufriendo la mayor transformación desde el invento de la máquina de vapor”, asegura Ander Muelas, presidente de la firma valenciana Endurance Motive, que fabrica baterías de litio para equipos industriales y desarrolla nuevos productos para movilidad en una factoría en Canet d’en Berenguer, a menos de 10 kilómetros de donde se instalará VW. “Es una nueva revolución industrial y las baterías de litio son el epicentro de este gran cambio. Van a hacer falta muchas fábricas que se centren en el almacenamiento: fabricantes de celdas, de paquetes de baterías, de electrónica de control, de sistemas, de software de gestión, y un largo etcétera. El impacto de que la mayor planta de baterías de España se cree en Valencia hará de esta Comunitat un polo de atracción de todas estas fábricas y empresas” remarca Muelas para explicar el impacto de la gigafactoría.

La instalación de VW en Sagunto tendrá mucho en común con la que el grupo ha empezado a construir en Salzgitter en Alemania, con una inversión de 2.000 millones de euros. Además VW participa en la sueca Northvolt, que está ampliando una factoría ya en marcha para abastecer tanto al grupo, como a otras marcas como Volvo y BMW. Precisamente la estrategia de VW para asegurar el éxito en el coche eléctrico pasa por crear un modelo estandarizado de producción y aprovisionamiento, de forma que sus nuevas plantas fabricarán la misma célula unificada de baterías desarrollada por el grupo. El fabricante planea contar con 6 plantas en Europa en 2030 y busca así reducir los costes más de un 50% y simplificar y acelerar la construcción de sus plantas.

En el caso de la planta germana, VW se ha aliado con uno de los grandes proveedores del automóvil alemán, Bosch, y con la multinacional belga de materias primas Umicore, aunque desde el grupo insisten en que esto no significa que esos socios vayan a participar en el proyecto español, ni que los planes para Salzgitter y los de Sagunto sean completamente comparables, pese a que la producción prevista es la misma.

La iniciativa de VW debe ahora incluirse en el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) del Coche Eléctrico y Conectado del Gobierno español, que contempla ayudas públicas de 3.000 millones de euros. Para presentarse a ese Perte, VW y Seat presentaron un consorcio con otras 14 empresas, desde Telefónica, Iberdrola y CaixaBank, a proveedores como Gestamp, Antolín o Ficosa, que ya tienen presencia en Valencia. Pero además, entre los requisitos que exige el Ejecutivo se encuentra la participación de pequeñas y medianas empresas en estos proyectos.

En esa línea, Marta García Pellicer, directora del Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), destaca que supone “una gran oportunidad para todo nuestro ecosistema tecnológico y científico, con la colaboración no solo con la gigafactoría propiamente dicha, sino con todo el ecosistema de pymes que están a su alrededor, a lo largo de la cadena de valor de las baterías”. La responsable del centro tecnológico valenciano considera que se generarán oportunidades “de alto valor añadido”, con “una fuerte repercusión en diferentes sectores intervinientes en toda la cadena de valor de las baterías y que son estratégicos para nuestra Comunitat como el energético, electrónica avanzada, químico, metalmecánico o plástico, entre otros”. En el caso alemán, VW incluso está invertiendo en plantas de renovables para asegurar su energía verde.

En el caso de Endurance, su presidente y cofundador no oculta su euforia. “No podríamos haber tenido mejores vecinos”, recalca Ander Muelas, que considera que “las sinergias pueden llegar desde los diferentes ángulos en los que una gran planta requiera desarrollos o series cortas para modelos en prototipo, reparaciones o retrabajos de sus paquetes de baterías, colaboraciones ante puntas de trabajo de partes de sus procesos, etc.”.

La creación de este tipo de factorías es esencial para garantizar la futura fuente de energía de los coches en lugar de la gasolina y, por tanto, para la continuidad de una industria que convirtió a España en el segundo fabricante europeo de automóviles y el noveno del mundo en 2019. En el caso valenciano, el automóvil supone el 18% de la cifra de negocio industrial de la autonomía y emplea de forma directa a 24.300 trabajadores, más del 9% del empleo industrial regional. “La Comunitat se va a convertir no solo en polo de automoción, sino de la movilidad del futuro que va a ser eléctrica”, apunta Elena Lluch, directora del clúster del automóvil valenciano Avia, que hace hincapié en que “no ha sido algo fortuito, sino el resultado de muchos esfuerzos y del trabajo de una industria para transformarse ante el escenario de la transición eléctrica”.

El anuncio ha llegado después de dos años muy duros para la industria del motor valenciano, que ha visto como el Covid primero y los problemas de suministro y materias primas han reducido la producción del mayor exportador autonómico antes de que estallase la pandemia. “La decisión viene en el mejor momento para asegurar nuevas inversiones en el sector”, indica Lluch.

Una de las incógnitas de la electrificación es hasta que punto el cambio tecnológico reducirá la mano de obra. Los sindicatos ya están moviendo ficha para que la gigafactoría sea una opción para recolocar el posible excedente de plantas como Martorell o Almussafes. “Es una realidad que el coche eléctrico tiene menos componentes (60% menos) que el de combustión, y esto tiene un impacto directo e indirecto en toda la cadena”, reconoce Marc Saenger desde Deloitte. Pero también apunta que otras áreas en desarrollo cada vez más necesitan personal, como la infraestructura de recarga, componentes electrónicos y sensores. “La foto global es que es un sector que no va a requerir menos mano de obra. Lo que resulta fundamental es saber hacer la transición, tanto por parte de esas empresas como de sus profesionales”, concluye.