Recomendaciones para afrontar 2022 ligeros de equipaje

Estás inmerso en lo que parece la salida del túnel que ha provocado el Covid en tu empresa. Te van eliminado restricciones progresivamente, pero no sin ciertas cautelas por errores pasados. Tu empresa ha corrido mucho (y tú con ella) para responder a todas las exigencias recientes y cada vez corre más para recuperar el tiempo perdido. Queréis subiros a los vagones de cambio, y si antes ya estaban en marcha, sin duda se han acelerado en pocos meses, exigiéndote cada vez más a ti y a tu empresa, y como siempre, con recursos limitados.

Vagones con diferentes títulos. Unos hablan de transformación digital, otros de cultura y talento, otros de organización y modelos de gestión, de nuevas necesidades de clientes, de omnicanalidad, cambio de modelo de negocio, etc., y sin duda, los que han aparecido desde primavera como roturas en la cadena de suministro, incremento de costes de aprovisionamiento, reducción de márgenes, etc., junto a los que cada vez suenan más fuerte como sostenibilidad y medio ambiente.

Todo ello aderezado de un entorno que aún con el Covid presente, no deja de sorprendernos. Salida en tiempo récord de la ONU de Afganistán después de 20 años, incremento exponencial del precio de la energía, amenazas permanentes de flujo de inmigrantes, incendios como nunca habíamos visto derivados del cambio climático, etc.

A esto se une la importancia de terminar de conocer qué efectos tendrá en los próximos años la aplicación de los fondos de Next Generation en el cambio de modelo europeo. Se quiere apostar de manera muy relevante por la descarbonización de la economía con el impacto que esto va a tener en la industria de automoción, o en los modelos de distribución energéticos y en asegurar la eficiencia de las instalaciones y edificios. Tomas cada vez más consciencia que Europa y España más todavía, no está en el centro del mundo como aprendiste en las clases de historia y geografía, sino en la periferia, cuando otro vagón con el título de la internacionalización sigue muy presente en tu empresa. Iberia es muy pequeño como mercado y casi el 70% de nuestra actividad comercial está en nuestro entorno más cercano que es Europa.

Sin duda, todo un elenco de retos por delante, y seguro que me dejo otros tantos sin nombrar. Las exigencias son cada vez mayores y por tanto la gestión debe ser cada vez más exquisita. Pero si con algo me puedo quedar de mis más de 20 años de experiencia empresarial, es que la diferencia está en las personas que toman decisiones.

Para ello, la primera y más sencilla recomendación es rodearte del mejor talento, interno y externo. Y el mejor talento no es una generalidad, cada situación requiere un talento determinado y sin duda de más complejidad de atracción y retención en un entorno cada vez más cortoplacista. Y la segunda premisa es que ese talento actúe de manera coordinada y con sentido de pertenencia. El equipo por encima de las individualidades, porque de lo contrario ya no es talento. Pregúntate de manera reiterada si en el autobús de tu vida profesional estás rodeado de las personas adecuadas y si no lo estás, toma decisiones. Vocación de servicio, humildad, generosidad, empatía, visión a largo plazo, sacrificio... te van dando pistas sobre el talento a reclutar. Más allá de que por supuesto sean técnicamente buenos para lo que se les requiere en el negocio.

La tercera recomendación es que una buena toma de decisiones sólo se puede dar bajo dos premisas: querer responder a las preguntas relevantes del negocio y trabajar con información de calidad (interna y externa). El olfato o la intuición sin duda son puntos muy relevantes en el mundo de lo negocios, pero sin los datos adecuados, el riesgo a equivocarse es muy alto y cada vez tenemos menos segundas oportunidades. Y puedo añadir que las capacidades críticas y analíticas no son las más frecuentes en nuestra sociedad (ya tienes otras dos capacidades a buscar en el talento del que rodearte).

Cuando hago referencia a poner encima de la mesa las buenas preguntas es de verdad quitarte el velo, separarte del problema y por ejemplo pensar en: 1) Si hoy fundase la empresa en la que trabajo, con todo lo que sé, ¿Cómo sería?, ¿Qué me llevaría de lo que somos y hacemos y que cogería del mercado?, o 2) ¿Cómo debo ser para servir al mercado? Vs ¿Cuánto tengo que vender para pagar lo que soy? Son preguntas que rompen el marco de referencia en el que estás inmerso y que te abre a reflexiones mucho más profundas y por tanto, te pone encima de la mesa los verdaderos retos que debes afrontar y que con pequeños pasos no vas a poder hacerlo.

En este punto, es muy adecuado recordar lo que un cliente me comentaba sobre la historia de la pulga. Si metes una pulga en un vaso y lo tapas, la pulga al principio intentará saltar con todas sus fuerzas y se chocará con la tapa para salir. Al cabo del tiempo, puedes quitar la tapa que la pulga seguirá saltando, pero no escapará. Y si progresivamente uno reduce el tamaño del vaso y vuelve a poner la tapa, la pulga llega a acostumbrarse, y así sucesivamente, dejando la misma al final de saltar. Pues apliquemos esta enseñanza a nuestras empresas y negocios y no seamos ‘pulgas’.

La cuarta y última recomendación es determinar de verdad en qué podemos ser los mejores. Ser grandes en lo pequeño es otra máxima aprendida en todos estos años, competimos contra grandes multinacionales en entornos de altísima complejidad. Saber renunciar es ganar, ayuda a enfocar, a que el mercado te reconozca y te referencie... y ahí ser muy exigente con el uso de los recursos. El mercado no va a pagar por tus excesos ni por tus errores. Así que aprende rápido, falla rápido y falla barato. Sin duda todo un viaje lleno de aventuras, en las que para qué buscar adrenalina saltando en paracaídas, haciendo parapente, puénting o lo que sea. El mundo de la empresa es sin duda todo un viaje de experiencias que vale la pena aprender a disfrutarlo, y si cabe rodeado de las personas adecuadas. ¿Te acompañamos?