El precio de la energía pone en jaque a la industria

La subida desbocada del gas y de la electricidad se suma al coste del transporte y la escasez de materias primas para amenazar a sectores como metal, cerámica y química

Las facturas de la luz y del gas se están convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para los empresarios valencianos. Pese a que en algunos casos, sectores como la industria azulejera llevan años alertando de la necesidad de reformar la política energética española para ser competitivos, sus peores profecías se han hecho realidad en estos últimos meses con la brutal escalada de los precios de la energía.

“La factura energética sectorial puede incrementarse este 2021 más de un 148% a la vista de la evolución de los precios de gas y electricidad de las últimas semanas” explican desde la patronal azulejera Ascer, que señala que en el caso de la luz los incrementos rondan el 160%. El clúster de Castellón, el mayor fabricante de Europa de baldosas cerámicas y el tercer exportador mundial, consume 14,1 Teravatios hora de gas natural al año, o lo que es lo mismo la mitad del consumo total de gas de la Comunitat Valenciana y el 7% del consumo industrial de España.

Los azulejeros estiman que las subidas de precios pueden suponerles un impacto de 700 millones de euros este año para un sector que facturó 3.842 millones un 2021, es decir, pone en serio peligro no sólo la rentabilidad, sino hasta la propia viabilidad de la actividad. “Esta situación puede tener un mayor impacto en el sector que el que tuvo el paro de la actividad durante los 10 días de cierre de abril 2020 o como la pérdida de ventas sufridas durante los meses más duros de la pandemia” según palabras de Vicente Nomdedeu, el presidente de Ascer. Las empresas advierten de que si continúa esta vorágine en los costes energéticos se van a producir ajustes en la producción, llegando incluso a parar hornos hasta estabilizar los costes. Unos ajustes que se traducirían en reducciones en las plantillas de las empresas, paradójicamente en un momento de fuerte incremento de ventas, ya que en lo que va de año la exportación crece un 28%.

En su caso además se suma el encarecimiento del precio de las emisiones de CO2, que se han doblado, así como de las materias primas. Empresas como Pamesa ya han anunciado que repercutirán una parte en su precio, con incrementos de entre el 15% y el 20%, y en el sector también alertan que en algunos mercados con fuerte competencia de productores de países emergentes aplicar subidas puede suponer perder mercados.

Otra de las industrias más afectadas por el precio desbocado de la energía es la del metal. Debido al fuerte peso en su estructura de costes de la factura eléctrica muchas compañías cuentan con tarifas fijas precisamente para tratar de blindarse ante coyunturas como la actual. Según explican desde la patronal Femeval algunas suministradoras de electricidad precisamente han anunciado a sus empresas las cancelaciones de contratos a tarifa fija.

Aunque la factura de la luz afecta a todos, desde la patronal del metal apuntan a la metalurgia y fabricación de productos metálicos, la siderurgia, la galvanotecnia, el mecanizado y soldadura, con un 45% de incremento, como los más afectados.

Uso intensivo de la electricidad en automoción

También destaca el caso de la automoción, ya que sus empresas aparte de trabajar en tres turnos de fabricación, son más intensivos en uso de electricidad. Una industria que además se ha visto en medio de la tormenta provocada por los problemas de suministro de semiconductores que está haciendo que Ford haya recortado días de producción y tenga que analizar semana a semana que días puede trabajar su factoría de Almussafes, y con ella toda su industria auxiliar.

Uno de los grandes proveedores valencianos de la automoción, la planta de Arcelor Sagunto, ya ha anunciado una reducción de turnos a partir de noviembre, en su caso también vinculada a los problemas de producción en las plantas de ensamblaje de coches. Muy cerca en Sagunto, Pilkington también está en pleno proceso de estudio de eliminar su línea de laminado para parabrisas, una medida que planteó antes del tsunami energético, pero en la que también puede influir los costes energéticos frente a los de plantas en otros países.

“El incremento medio de costes de materias primas, energía y fletes en las empresas del metal ronda el 53%”, cifran desde Femeval. La patronal apunta que no está habiendo paradas por los costes energéticos en las empresas valencianas, pero alerta de que “se necesitan soluciones a los problemas de forma inmediata porque las empresas del metal consideran que se pueden provocar roturas en las cadenas de producción”.

Desde otro de los grandes sectores industriales valencianos, el químico, también se descarta por el momento paradas por los costes energéticos, En su caso suman otros problemas más importantes, como el incremento desmesurado de algunas materias primas o la escasez de otras. “Eso sí puede hacer que haya paradas de fabricación en nuestro sector”, reflejan desde la patronal Quimacova. “Estamos en la tormenta perfecta para saber que la incidencia en las empresas valencianas va a ser importante, y esto lo veremos a partir del primer trimestre del año 2022”, añaden desde la patronal autonómica del sector químico.

Entre las grandes industrias intensivas en consumo energético se encuentran las cementeras. En el caso de Lafarge Holcim en Sagunto, desde la empresa señalan que “ante la situación de aumento del coste de la electricidad y la consecuente pérdida de competitividad, a nivel de compañía estamos realizando un exhaustivo análisis para identificar aquellas acciones que nos permitan modular y adaptar el proceso a la curva de precios”. Como ocurre en el caso de la cerámica, los costes de las emisiones de CO2 también han supuesto otro incremento extra para este sector. De hecho, la Comunitat Valenciana perderá casi un 25% de su capacidad de producción de cemento clínker con el desmantelamiento del horno de cemento gris de Cemex en Buñol, tras la venta de su otro horno a la turca Çimsa.

Pérdida de competitividad

La subida de la factura energética también está afectando al transporte, pero además se da la paradoja de que golpea especialmente a compañías que apostaron por tratar de reducir su huella de carbono. La escalada en el gas ha llevado a Baleària a dejar de utilizar este combustible en los 8 barcos en que lo utilizaba para reducir sus emisiones. Pese a la escalada de los hidrocarburos, el gas natural licuado (GNL) cuesta más que el doble que el gasóleo.

La propia patronal autonómica CEV ha instado a tomar medidas a corto plazo por la pérdida de competitividad por el auge de los costes energéticos, que destaca que ya no sólo afectan al sector industrial y que las pérdidas en las cuentas de resultados son ya una realidad. “La solución no puede llegar sólo para los contratos fijos, sino que se deben tomar otras medidas a corto plazo que eviten que las empresas estén sometidas a unas subidas de precios de la electricidad inasumibles para la mayoría”, apuntan desde la patronal, que se ha reunido con Iberdrola para buscar alternativas.

Lo cierto es que todos dan por hecho que los elevados precios de la energía seguirán presentes al menos durante un tiempo, ya que las previsiones de los expertos hablan de crecimientos fuertes y constantes hasta el segundo trimestre de 2022.