La gestora tras los fogones de las cocinas de Ricard Camarena
Lograr convertir el arte gastronómico en un negocio rentable no es fácil de conseguir. Las dos estrellas Michelin del chef valenciano Ricard Camarena han alcanzado también el equilibrio empresarial gracias a la labor de su mujer al frente del día a día de la empresa familiar
Los grandes cocineros se han convertido en los últimos años en grandes referentes sociales y culturales gracias a programas televisivos de éxito y su contribución a la marca España. Pero muchos casos recientes demuestran que incluso los grandes reconocimientos en el mundo gastronómico no siempre conllevan de forma automática el éxito empresarial de los chefs.
Uno de los cocineros valencianos de referencia, Ricard Camarena, ha encontrado la receta para combinar su genialidad en las cocinas con el desarrollo de sus restaurantes gracias a la labor en la gestión que desarrolla su esposa y directora general de su grupo gastronómico, Mari Carmen Bañuls. Juntos han acumulado en los últimos 20 años la experiencia de poner en marcha directamente o asesorar la puesta en marcha de una docena de restaurantes, empezando por el arrendamiento del local de la piscina de Barx en que dio sus primeros pasos al primer Arrop en Gandía, para instalar después establecimiento tanto en España como en países como México.
Una experiencia que, como reconoció recientemente la propia Bañuls en una jornada organizado por la Cátedra de Empresa Familiar de la Universitat de València, se quedó corta para afrontar la realidad que ha supuesto la pandemia a los 5 restaurantes que ambos gestionan entre Valencia y Madrid. “Ha sido el master más caro, pero en el que más he aprendido”, recalcó al recordar unos meses en que la situación prácticamente cambiaba cada semana.
Precisamente la pandemia sirvió para poner en marcha casi a la fuerza un proyecto que Camarena tenía en mente desde hacía tiempo, pero no era prioritario, el Canalla Exprés, que se reconvirtió en Canalla Delivery. “Es otro negocio totalmente distinto, parece que todo es dar de comer, pero es otro formato, durante dos semanas nos costó entenderlo”, apuntó. “El delivery ha venido para quedarse y va a ser un canal que nos ayudará”, consideró.
De hecho, tras lo vivido con el Covid y lo aprendido en estos meses, el grupo estudia dar un salto más. La directora general de Ricard Camarena Grupo, reconoció que el fuerte auge del negocio de comida para llevar o delivery durante estos meses ha llevado a la firma familiar a plantearse crear cocinas ciegas o dark kitchen, destinadas específicamente para este negocio y sin restaurante tradicional. “Son proyectos que están encima de la mesa, tanto a nivel de Valencia como nacional. Se están estudiando, pero es complicado. Para nosotros el delivery tiene que tener los mismos niveles de calidad del restaurante y eso es difícil”, comentó Bañuls.