El comercio sin vacuna: reduce sus empresas un 12% en una década

Los establecimientos de comercio minorista, con excepciones como el sector de alimentación, han vivido un annus horribilis con el cierre por el confinamiento primero y las limitaciones después. Un nuevo golpe para el sector que ha perdido más de 6.500 empresas en la región desde 2011.

El coronavirus ha supuesto un nuevo revés para el sector del comercio valenciano, que ha visto como en los últimos años las nuevas tendencias y los cambios de hábitos en los consumidores le golpeaban de lleno y generaban una lenta sangría de empresas. A cierre de diciembre del año pasado la Comunitat Valenciana mantenía 48.250 empresas de comercio al por menor, con lo que el último año desaparecieron algo más de 600, según los datos oficiales de la Oficinas de Comercio y Territorio (Pateco). Una nueva reducción que se suma a la tendencia negativa de los ejercicios anteriores. En la última década las empresas dedicadas a la venta al por menor en la autonomía han disminuido en más de 6.500, lo que supone que se ha perdido cerca del 12% del tejido de este sector, uno de los grandes motores económicos y de empleo, con cerca de 210.000 trabajadores, de los que más de 58.000 son autónomos.

El virus ha tenido unos efectos devastadores en los negocios, con unas pérdidas en 2020 respecto al año anterior de 2.070 millones de euros, según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), lo que le convierte en el segundo sector más afectado por la pandemia en volumen de pérdidas, solo por detrás de la hostelería. Así, los comercios de Comunitat Valenciana presentaron 8.799 expedientes de Erte tras la pandemia, casi el 13% del total de expedientes presentados, con algo más 30.134 empleados afectados.

Otro termómetro de la situación es la evolución de los inmuebles de este sector. En un año se ha reducido el número de locales en 711, lo que indica un descenso del 1,2% de los locales. En los últimos diez años la oferta comercial ha perdido 6.472 locales minoristas, lo que supone una reducción media de 700 locales por año. Unos datos que “no reflejan aún el efecto que la crisis del Covid-19 ha tenido en la actividad. No obstante, diversas fuentes del sector, apuntan a una reducción que puede oscilar entre el 7% y el 9% del tejido comercial si la situación se prolonga en el segundo semestre del año 2021”, según recoge el último informe de Pateco.

Desde la principal patronal autonómica de pequeño comercio, Confecomerç, explican que la incidencia ha sido muy distinta según los distintos subsectores. “Un total de 39 actividades comerciales minoristas han sufrido un impacto entre medio y crítico el año pasado”, apuntan. Por ejemplo, el que más expedientes y trabajadores ha tenido en Erte ha sido el de equipamiento personal, que también es el que más ha acusado el descenso de ventas y que representa el 22% de las empresas.

Una situación que contrasta con los establecimientos de otros dos subsectores. Uno de ellos, el de alimentación, fue uno de los pocos que no cerró al considerarse esencial. Según las estadísticas de Pateco, supone el 26% de las empresas existentes en el sector. También el equipamiento de hogar se ha mantenido prácticamente durante todo el año, un segmento que supone el 18,5% del comercio. Mientras que el grupo referido a “otros productos” que abarca una gran variedad se subsectores ha oscilado con caídas de hasta el 30% en abril y una media anual del 5,7% el año pasado.

La ansiada normalización no ha llegado con el año 2021, de hecho, incluso en algunas semanas como en la segunda quincena de enero se han registrado fuertes descensos. Aunque el optimismo empresarial repuntó de cara al verano, aún está por ver cómo será la campaña estival marcada por la variante Delta y la quinta ola. Y es que los turistas también suponen un importante volumen de negocio en ciertas zonas y el año pasado su gasto en el comercio al por menor se desplomó un 60,3%, hasta 840 millones de euros.

“En absoluto se han recuperado niveles anteriores a la crisis. El nivel de actividad del sector del pequeño comercio está lejos todavía de las cifras pre-Covid”, señalan desde Confecomerç, asociación que preside Rafael Torres. Por ello, el sector reclama “medidas acordes con las necesidades para poder dar respuesta al grave deterioro de los balances de las empresas, que acusan no solo problemas de liquidez, como se contempló en un primer momento, sino que dichos problemas de liquidez están derivando en preocupantes problemas de solvencia, que están lastrando la viabilidad de las empresas”.

Precisamente una de las reclamaciones generalizadas es que las ayudas públicas han sido insuficientes y han llegado además de forma tardía. “No ha habido una línea de ayudas específica para comercio como sí lo han tenido otros sectores como alojamientos y actividades turísticas, hostelería, restauración y ocio nocturno, actividades de creación, artísticas y de espectáculos, actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento, taxi, etc.”, valoran desde la patronal.

Así, recuerdan que en las primeras convocatorias de ayudas tras el primer estado de alarma como las de Labora para los autónomos se presentaron más de 140.000 solicitudes y apenas se concedieron 42.000.

En estos momentos, aunque reconocen el esfuerzo por parte de la Generalitat para extender el Plan Resistir Plus a otros sectores económicos, desde Confecomerç piden que se incluya el criterio de entrada en pérdidas, a fin de poder dar respuesta a las empresas que siendo viables acusan actualmente un gran problema de solvencia.

Para la patronal, el criterio establecido en la convocatoria estatal y autonómica de fijar como requisito de acceso a las ayudas la caída de facturación de más del 30% con respecto a 2019 supone dejar fuera a una gran cantidad de empresas que, sin haber llegado a ese porcentaje tan importante de caída de ingresos, habían entrado en pérdidas, aun siendo viables.

El reto de la digitalización

Uno de los fenómenos que ha modificado por completo el panorama del sector ha sido la irrupción del comercio electrónico, que además ha experimentado un auge con la pandemia. De la misma forma que el confinamiento también supuso para muchos consumidores el “redescubrimiento” del comercio de proximidad y de las tiendas de barrio.

“Esta crisis ha demostrado la capacidad de nuestro sector, la agilidad para la reinvención a fin de canalizar, de poder llegar a los clientes”, subrayan desde el pequeño comercio. Así, herramientas como apps, redes sociales, se han convertido en verdaderos aliados de un comercio cada vez más profesionalizado. “Ahí puede jugar un papel importante los fondos Next Generation, que en algunas comunidades autónomas ya se está trabajando en ellos”, reclaman desde las patronales.

Precisamente la Conselleria de Economía de la Generalitat Valenciana anunció hace unos días el Plan Estratégico del Comercio Minorista y la Artesanía 2021-2025 (PECA), que definió como una hoja de ruta de la política comercial y artesana que debe guiar la actuación de la Generalitat en los próximos cuatro años con “dos objetivos horizontales: la transición digital y la transición ecológica de las pymes comerciales”. En su presentación el conseller Rafa Climent reconoció que “nos encontramos en unos momentos muy complejos para el sector ya que desde el año 2008 se ha perdido un 17,7% del tejido empresarial del comercio valenciano debido a la crisis financiera y en el período 2015 a 2019, en plena recuperación económica, el sector continuó reduciéndose en casi un 6%”.

La definición presupuestaria se realizará mediante la elaboración de planes operativos bianuales para los periodos 2022-2023 y 2024-2025, para los que se prevé contar con fondos Next Generation EU y con otros instrumentos de financiación europea.

Desde el sector consideran esencial trabajar en el camino hacia la digitalización global, que permita dotar al pequeño comercio de mejores herramientas. No se trata sólo de la venta online, sino también de incorporar recursos para agilizar procesos de automatización de áreas vinculadas con la gestión, la administración, el almacenamiento, la logística o el marketing. Confecomerç considera que de momento el plan de la Conselleria es sólo un borrador y la intención es perfilarlo durante los próximos meses.