Manuel Espinar, presidente de la patronal hostelera autonómica Conhostur y de la valenciana FEHV: “Necesitamos un ‘Plan Resistir 2’ que multiplique por cuatro las ayudas a la hostelería”

Los bares y restaurantes valencianos han vuelto a ser los grandes damnificados por la pandemia en el inicio de año, después de que el Consell decretase su cierre. El presidente de la patronal autonómica Conhostur, Manuel Espinar, pide un auténtico plan de rescate ante la agonía de un sector que ha perdido el 65% de sus ventas

El presidente de la patronal hostelera autonómica, Manuel Espinar (Suiza, 1965), asegura que un 30% de los negocios se han quedado por el camino por la pandemia y estima que tras el cierre de la hostelería durante 40 días este año ese porcentaje puede crecer al 45%. “Tenemos 33.000 trabajadores en Erte en estos momentos, que representan el 60% del total de trabajadores en esa situación en la región”.

¿Cuál es el balance que hace el sector hostelero valenciano de un 2020 en el que el Covid ha destrozado todas las previsiones?

La hostelería ha sido y sigue siendo la zona cero de la pandemia y de esta crisis. El cierre el 13 de marzo con el primer estado de alarma produjo un auténtico cataclismo y vivimos momentos muy complicados con el confinamiento. En el caso de Valencia hay que tener en cuenta que tradicionalmente los meses de enero y febrero son flojos y la mayoría de los negocios concentran los pagos de esa parte del año en marzo, por el flujo de caja que genera Fallas, y que se anularon unos días antes. Y encima veníamos de un enero y febrero anterior en que muchos locales de costa se habían visto afectados por las inclemencias meteorológicas, de las que aún no han recibido las ayudas. Después de entrar en Erte de fuerza mayor, entre finales de mayo y hasta finales de junio volvimos a abrir casi el 80% de la hostelería. Fueron dos meses muy complicados con la financiación. Aunque con las presiones de Hostelería de España conseguimos aumentar el ratio de garantías del Estado de los préstamos ICO a última hora, un 30% del sector no pudo financiarse.

¿Han estimado el impacto que ha tenido en los bares y restaurantes de la Comunitat Valenciana?

Casi un 90% de nuestras empresas no han llegado a los umbrales de rentabilidad y la facturación se ha desplomado de media un 65% por esos meses y las restricciones posteriores a partir de agosto. El final de verano fue catastrófico y el otoño y el invierno siguieron en esa línea. En Navidades facturamos el 18% de lo que habíamos hecho un año antes por las limitaciones de aforo, el toque de queda y demás. Hemos tenido que sobrevivir con la financiación de los ICO o con el propio circulante aquellos que lo tenían.

¿Cuáles son los negocios que están en una situación más crítica?

El segmento de los banquetes y celebraciones con el ocio nocturno, como pubs y discotecas, han sido los dos subsectores más afectados dentro de la hostelería. En el caso de los banquetes, salvo algunas comuniones en septiembre, casi la totalidad de la agenda de celebraciones, como las bodas, se pasó de 2020 a 2021. Y a medida que ha llegado este año se está volviendo a trasladar al 2022. Son dos años seguidos en que se está perdiendo el 95% de los ingresos.

Y este año, con el cierre obligatorio impuesto por la Generalitat para frenar la tercera ola tampoco ha arrancado mejor.

Llevamos un año cerrados o con limitaciones y las ayudas directas que nos han llegado hasta este momento son cero. Es verdad que están publicadas y la gente las está solicitando ya, pero el día 2 de marzo, cuando empiecen a abrir los bares de nuevo, muchos lo van a tener muy complicado para levantar la persiana porque ese dinero aún no está en el bolsillo de los hosteleros. El 2021 se presenta muy complicado. La incertidumbre sobre lo que va a pasar está ahí. Tenemos la amenaza de las nuevas variantes del coronavirus, como la británica, que pueden hacer que tengamos de nuevo el mismo problema y nos vuelvan a cerrar. Y el Plan Resistir de la Generalitat es insuficiente porque no cubre todas las pérdidas que hemos tenido en estos meses.

Pese a las críticas del sector, el Gobierno valenciano defiende que es la autonomía que más ayudas destina.

Es cierto que es así y que es una de las comunidades que más dinero ha puesto encima de la mesa. Pero hay que tener en cuenta que el plan incluye muchísimos sectores. Cuando empezamos a rascar y vemos las ayudas que van al turismo y hostelería, no son todas las que deberían ser. Ayudas como las que tramitan los ayuntamientos de 2.000 euros, cuando llevamos un año en que hemos perdido una media del 65% de facturación con respecto al año pasado, no son suficientes. Todas las ayudas son bienvenidas, pero es una gota en el océano y son difíciles de encajar porque hacen poca mella en nuestra cuenta de explotación. En el caso de los préstamos del IVF bonificados ofrecen buenas condiciones, pero el problema es que endeudarnos más cuando no hay ninguna certidumbre es complicadísimo. La única solución ahora mismo es conseguir carencias y llevar los préstamos a largo plazo porque este año va a seguir siendo duro y será muy difícil lograr beneficio. Por eso estamos reclamando un Plan Resistir 2 a la Generalitat.

¿Qué medidas echan en falta en el Plan Resistir concretamente para la hostelería y cuáles reclaman para ese segundo plan?

Para nosotros la fundamental ha sido la poca sensibilidad del Gobierno valenciano, que se ha visto abocado a sacar esas ayudas porque sabía que nos iba a cerrar. Se han sacado deprisa y corriendo, como demuestran los problemas con las plataformas electrónicas para solicitarlas, que se han colapsado, o que se van a dilatar los pagos, que no empezarán a llegar hasta mayo. Si tenemos que abrir ya en marzo, ese dinero tenía que estar ya en los negocios. Y tiene que ser un plan de rescate no un plan de ayudas, un programa que contemple el horizonte temporal de todo 2021 no algo puntual. Además, no son ayudas acordes a las pérdidas que se han generado y por eso estamos reclamando que el plan Resistir 2 tenga mucha más cuantía, que multiplique por cuatro el volumen solo para la hostelería.

Tras las críticas y las protestas de los hosteleros, el Consell ha creado una mesa de trabajo con el sector para apaciguar los ánimos, ¿cómo está funcionando?

No podíamos consentir que como ha llegado a ocurrir nos enterásemos 24 horas antes de que teníamos que cerrar, porque para nosotros eso supone unas pérdidas enormes en productos perecederos. Siempre hemos pedido que por lo menos oigan nuestros criterios para la desescalada y esa es la línea en que estamos negociando para intentar conciliar todos los intereses de cara a la reapertura.

La Generalitat permitirá reabrir las terrazas el 1 de marzo pero es reacia a abrir el interior de los locales. ¿Qué propuestas han presentado y cómo les gustaría que fuera esa desescalada?

Nosotros queremos abrir dentro y fuera. Depender solo de la terraza, como plantea la Generalitat, es muy complicado para una empresa. Dependeríamos todos los días del cielo, del clima que haga, como los agricultores. Y además hay muchos locales que no tienen terraza. En cuanto a la limitación horaria, para nosotros cerrar a las 5 o 6 de la tarde es fatal. Queremos abrir hasta el toque de queda o un poco antes, para poder dar servicio de cenas, porque de hecho el delivery funciona hasta esa hora. En otras regiones se está haciendo y la hostelería sigue funcionando. No vamos a politizarlo, pero si que hay evidencias de otras ciudades como Madrid, donde la hostelería está funcionando en unas cifras aceptables para aguantar.

La Administración valenciana justificó el cierre por los informes que certifican que en interiores se multiplica la probabilidad de contagio.

Seguimos siendo uno de los sectores que tiene los protocolos Covid más estrictos y así lo reflejaban los informes del Ministerio de Sanidad. El último de diciembre señalaba que sólo un 2,3% de los contagios se producía en nuestros locales. Si estas Navidades nos hubieran dejado trabajar más, probablemente muchas de las comidas y cenas familiares en entornos no seguros que han provocado las cifras de contagios a las que hemos llegado igual no se hubieran producido. Sanidad nos achaca que generamos movilidad y sociabilidad. Eso ha seguido existiendo estas Navidades cuando apenas teníamos actividad. Para los interiores nosotros pedimos a Sanidad que homologue filtros para la ventilación, un mínimo de renovación de aire, equipos para medir CO2 dentro de los locales... Lo que queremos es seguridad para el cliente y que no pase como con la Ley del Tabaco, que fue un caos porque cada uno adaptó medidas que luego no servían.

¿Echan en falta que no haya habido un plan del Estado para hacer frente a la crisis de la hostelería y haya relegado las medidas a las autonomías?

Ha sido algo sangrante por parte del Gobierno central, que no ha movido ficha y no ha hecho absolutamente nada. En la patronal hostelera nacional reclamamos una dotación estatal de 8.400 millones para el sector. En su lugar, ha lanzado la patata caliente a las autonomías, que se han movido en función de lo que han podido. La mayoría de gobiernos de países que tenemos alrededor han dotado partidas para pagar una parte de los costes fijos mensuales a todo aquel establecimiento de hostelería que está cerrado, de un 60% a un 80% de los costes. Eso es realmente ayudar: cierro la hostelería, pero garantizo que el empresario pueda volver a levantar la persiana. Aquí el Gobierno se ha limitado a los préstamos ICO, los Ertes y punto. Las ayudas directas han sido de autonomías y acciones puntuales de algunos ayuntamientos para exonerar tasas, que te ayudan, pero no te resuelvan la papeleta. Desde las patronales estamos pidiendo exoneraciones en todos los impuestos y minimizar los costes de Seguridad Social, porque lo que se paga cuando activas al 100% de tus trabajadores con las restricciones actuales hace imposible ser rentables.

La situación ha llevado a muchos hosteleros a recurrir a los tribunales, especialmente tras la decisión del TSJ vasco de reabrir allí. ¿Conhostur va a seguir esa senda?

Estamos estudiándolo y no descartamos nada, aunque el caso del País Vasco era muy particular y no es exportable. Otras asociaciones han recurrido aquí y lo han echado para atrás. De hecho, en agosto nosotros también lo hicimos con las limitaciones y nos lo tumbaron. Ahora en lo que estamos centrados a nivel nacional es en las reclamaciones patrimoniales a la Administración. Estamos trabajando con tres plataformas y tutorizando a nuestros asociados con la documentación. Habrá más de 200 empresas valencianas que ya lo están haciendo, pero el número variará porque se está gestionando precisamente en estos momentos. Yo creo que es justo que el Gobierno haga frente al lucro cesante generado por los cierres que ha decretado. Porque al final sólo se ha demonizado a nuestro sector.

¿Qué peso tiene el turismo para la hostelería valenciana y que prevén para el verano?

En la Comunitat el sector turístico representa el 15,5% del PIB y nosotros suponemos la mitad. Con el indirecto e inducido, el turismo llega al 26% del PIB total. Detrás hay muchísimas empresas de otros sectores, como las del campo, que dependen de nosotros porque le aportamos más rentabilidad que la distribución. La Semana Santa se da casi por perdida tras anunciar Ximo Puig la intención de limitar la movilidad. Para el verano estamos trabajando para que sea como mínimo como el de 2020. Pero dependerá mucho de la velocidad de vacunación y de hacer corredores seguros con Reino Unido, Alemania, Francia, etc. Le hemos pedido a Sanidad que, tras vacunar a los sectores esenciales, se de cierta prioridad al personal que atiende en los locales, junto a maestros y otros colectivos de atención al público.