El ‘Plan Resistir’ de la Generalitat Valenciana

Bajo el paraguas del denominado ‘Plan Resistir’, con una dotación inicial de 340 millones de euros que posteriormente se ha ido ampliando con una cascada de decretos, órdenes e instrucciones, hasta completar aproximadamente 398 millones de euros, se han aglutinado toda una serie de medidas destinadas a ayudar a los sectores económicos más golpeados por la pandemia y las restricciones impuestas para combatirla.

A priori parece un plan ambicioso, en la que “todos” van a poder recibir ayuda, ya que no se trata de una convocatoria de libre concurrencia en la que se agoten los fondos. Sin embargo, en una mayoría generalizada de sectores, se trata de instrucciones y órdenes llenas de “buena voluntad”, pero que fracasan en la consecución de los objetivos.

El ‘Plan Resistir’ va dirigido principalmente a los sectores más afectados, como pueden ser la hostelería, agencias de viaje, profesionales creativos, gente de la cultura o personal de los mercados ambulantes y no sedentarios, entre otros, y se puede resumir en cuatro bloques.

El primero incluye las líneas de ayudas denominadas ‘Paréntesis’, que se van a gestionar a través de los municipios para autónomos o empresas con un máximo de 10 trabajadores.

Otro de los bloques se centra en la compensación de cuotas de la seguridad social y pagos directos.

El tercero contempla las líneas de préstamos por un total de 100 millones de euros, que incluyen tramos no reembolsables en función del importe total solicitado, que se canalizan y tramitan a través del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF).

El último bloque agrupa ayudas directas para los sectores del ocio, la artesanía y vinculados a la fiesta tradicional, aunque es el menos desarrollada hasta el momento.

Un planteamiento ambicioso y bien estructurado, pero con escollos importantes para su aplicación. Por un lado, se establecen trámites administrativos y criterios de aplicación muy difíciles de cumplir. Por ejemplo, en algunos casos, estar al corriente de deudas de Seguridad Social, Hacienda o incluso con el pago de los alquileres, en otra parte de éstas. A esto le sumamos que el acceso a la tramitación de las ayudas es tedioso y poco práctico, véase en concreto el problema que hubo con la afluencia de solicitudes que provocó la caída de la web de la Generalitat Valenciana en su apertura y durante días posteriores.

También para muchos municipios pequeños y corporaciones locales el hecho de asumir la gestión y tramitación por parte de estas ayudas supone un esfuerzo e inversión en recursos que complican su solicitud, con una gran burocracia, y aporte de documentación por parte del solicitante. En la mayoría de las ocasiones el interesado tendrá que acudir a un despacho profesional de asesoría fiscal para poder realizar la solicitud correctamente, con el consiguiente coste económico añadido.

Tengamos en cuenta que se trata de sectores absolutamente endeudados e incluso al borde de la quiebra, que desde el mes de marzo del 2020, e incluso antes, han visto minoradas sus facturaciones de forma considerable, por las restricciones impuestas, cierres, pérdidas acumuladas en el ejercicio 2020 altísimas y, precisamente, necesitan estas “ayudas” para poder hacer frente al pago de sus deudas.

Por otra parte, el plan de la Generalitat “deja fuera” a un elevado porcentaje de empresas hoteleras de la Comunidad Valenciana por su estructura, siendo un sector especialmente afectado por la pandemia y a pesar de que muchos municipios presumen de su importancia turística.

Comparación con otros países

En definitiva, se trata de un ‘Plan Resistir’ con bastante polémica, decepción e indignación por parte de los sectores afectados. Si comparamos los recursos y ayudas aprobados en otros países europeos aumenta todavía más la sensación de que no se ha tenido “ninguna sensibilidad” por parte del gobierno con los sectores más afectados. Por ejemplo, Holanda es el país que más recursos ha inyectado a sectores como la hostelería, aportando a fondo perdido una cantidad de 2.500 euros por establecimiento al mes. Siguiendo en la misma línea de consideración, en Alemania, dependiendo del tamaño de la empresa, se puede conseguir hasta 200.000 euros de subvención y teniendo en cuenta hasta el 90% de los costes fijos.

Quizás hubieran sido más efectivas ayudas o líneas de subvenciones dirigidas a cubrir los gastos corrientes y fijos de las empresas de estos sectores, del tipo alquileres de locales, suministros de luz y agua, etc. Así como asumir parte del sueldo de los trabajadores, como ha sido el caso en el Reino Unido, donde se ha dotado una cantidad fija por tamaño de empresa. O incluso ligarlas a la facturación del ejercicio anterior, con un porcentaje de ésta como han hecho en Rumania, por ejemplo.

No obstante, si se dieran varios condicionantes como que la situación sanitaria mejorase, con el plan de vacunación avanzando de forma adecuada y ágil, y se planteará un plan específico dirigido al sector de hostelería y al turismo, para salvar al menos la campaña de verano... tal vez el ‘Plan Resistir’ sí podría servir para su objetivo.