Tecnología que inmuniza

Es indudable que la pandemia provocada por el SARS CoV2 se ha librado, fundamentalmente, en una doble vertiente: la de la salud y la de la economía. Doble afección que, industrias y profesionales, hemos podido comprobar en una confluencia que se ha dado en el tejido empresarial puesto que se debe velar por la salud de los trabajadores como bien fundamental a pesar del impacto económico en los resultados contables.

Y crisis económica derivada de la pandemia que no ha impactado por igual en todas las compañías ni en todos los sectores industriales de la Comunitat Valenciana. Entre sus diferentes huellas, de más o menos calado en las industrias, podemos destacar el impacto económico en los equipos, la revolución en el ámbito de las relaciones entre profesionales y empleados o el poco margen para la maniobra que las compañías tuvieron, primero con el estado de alarma, y después con el decreto-ley de cierre de toda actividad económica no esencial por parte del Gobierno.

Pero también, la importancia de medidas higiénicas en forma acelerada, la importancia del hogar y de la seguridad, la digitalización de los procesos, de las relaciones interpersonales, de la relación con el cliente y para con el teletrabajo, la mayor securización de los entornos, desarrollo de la capacidad de adaptación, o tensiones para gestionar los ERTEs. Todas ellas, o algunas, son las características que la pandemia ha dejado en el tejido industrial valenciano.

Pero sobre todo, ha dejado una muy clara: el darwinismo empresarial o la capacidad de adaptación al entorno. Sólo aquellas empresas que sean capaces de adaptarse a los cambios, de ser resilientes, de adaptarse con resultados positivos a situaciones adversas, de buscar la innovación y encontrar la adaptación, son aquellas que sobreviven a circunstancias como las actuales. Parece mentira que años y siglos después, una teoría como la de la evolución de las especies, sentenciada por Charles Darwin allá por mediados de siglo XIX, no sólo no haya pasado de moda, sino que esté más en vigor que nunca.

Y la adaptación en nuestro siglo, en nuestra era, en nuestra pandemia, esta que nos ha tocado vivir, es la capacidad que tenemos para asimilar la transformación de la sociedad, ciudadanos, empresas y administración al entono digital, habiendo llegado para quedarse y que traerá situaciones diferentes, una sociedad diferente y una industria y sociedad digitalizada.

Y es que la digitalización de los procesos con tecnologías de Inteligencia Artificial, Big Data, IoT, Block Chain, Twin Digital o gemelo digital, Visión Artificial, son tecnologías que ya están aquí y se están aplicando en el sector industrial. Y son estas tecnologías las que logran mayor eficiencia, mayor capacidad productiva, mejora de los procesos para ofrecer mejor relación calidad-precio, mayor securización de las personas en el entorno laboral y mejora de la sostenibilidad de las industrias. Esta nueva situación sobrevenida para todos ha afectado, de un modo u otro, a la sociedad y a todas las empresas, y ha tenido una especial incidencia en la rentabilidad que a corto plazo puede repercutir en el empleo.

Y exceptuando muy pocos sectores, como han sido el de la alimentación y los derivados de este (exceptuando el canal Horeca), el sector del plástico o aquellos de productos y servicios del sector sanitario o de la seguridad y salud, en los que las compañías se han visto menos afectadas, por el contrario, en otros sectores, debido a la reducción de la demanda, que incluso ha llegado a la estrangulación de la misma por el cierre de las compañías durante quince días bajo criterio de actividad no esencial, y también debido a la reducción de la renta de las familias por Ertes y, en el peor de los casos, situaciones de desempleo, estas han visto en riesgo, no sólo su viabilidad sino, consecuentemente, su pervivencia.

Aunque no existen recetas milagrosas por las que todas las compañías puedan seguir un mismo patrón para salir indemnes de esta situación pandémica, de las más importantes conclusiones a las que llegamos recientemente en una mesa de debate en el COIICV, con diferentes sectores industriales, fueron que la mejor arma de las industrias había sido su adaptación a la transformación digital, optimizando procesos con una inversión para hacer frente a esos cambios con una diversificación de mercados, bien en países o en productos diferentes para los que muchas compañías han sabido reinventarse. Por ello, el apalancamiento en la tecnología es clave para dar ese paso y pistoletazo de salida y también para encontrar nuevas oportunidades de negocio que esta pandemia nos ha descubierto.

Así que igual que Darwin introdujo la teoría científica de que las poblaciones evolucionan durante el transcurso de las generaciones mediante un proceso conocido como selección natural y en su libro presentó pruebas de que la diversidad de la vida surgió de la descendencia común a través de un patrón ramificado de la evolución, nosotros podemos decir que los ejemplos de resiliencia empresarial durante esta pandemia así como los mejores ejemplos de superación, han venido de la mano de la evolución tecnológica y la transformación digital.

Y es que la pandemia no ha hecho sino más que acelerar un camino natural que ya se había iniciado con este cambio de era que no tiempo de cambio, pivotando por encima de nuestras industrias, empresas, profesionales, administración y sociedad la digitalización como motor de cambio y progreso.

Sin embargo, si algo extraordinario hemos podido extraer de esta crisis, es que no la superaremos en condiciones de competitividad sin investigación, desarrollo e innovación, y que estos tres ejes no nos servirán de nada sin la necesaria colaboración. Colaboración entre entidades, entre compañías, entre profesionales, entre administraciones, entre países, y entre gobiernos y sus sociedades, porque esta pandemia nos ha enseñado que la tecnología siempre se ha de poner a favor de la resolución de problemas colectivos y el SARS-CoV- 2 es el problema más colectivo y más global que hoy tenemos sobre nuestras mesas.