El paro se ceba con La Marina Baja en el año del Covid

La comarca de Benidorm ha sido en la que más incidencia ha tenido la pandemia en términos de empleo en la región. El número de parados registrados aumentó casi un 50% en 2020

Si la ciudad de Valencia fue una de las primeras zonas afectadas por el virus debido al polémico partido de fútbol entre el Valencia CF y el Atalanta en Milán, la auténtica zona cero por el impacto económico de la pandemia en la Comunidad Valenciana se sitúa en el sur. La Marina Baja, la comarca que incluye Benidorm y localidades como Altea y Villajoyosa, ha sido la más golpeada por el paro desde que el coronavirus desembarcó en la región. Según los datos de las oficinas de empleo autonómicas, el número de parados registrados al cierre de 2021 en esta comarca creció un 49,1% con respecto a diciembre del año anterior y se situó por encima de los 20.000 desempleados. Un número al que ni se acercó en la anterior crisis durante la última década.

Las cifras dejan al desnudo una realidad innegable: el turismo ha sido la principal víctima de la pandemia mundial y su impacto en la economía de Benidorm es inmenso. La hostelería representa el 36% del número total de parados en toda la comarco, con 7.304 personas, más del doble de los 3.009 registrados en esa actividad un año antes. En el caso concreto del municipio de Benidorm, el 44% de los parados registrados corresponde a ese gremio

Aunque ninguna comarca valenciana se salva del incremento del desempleo en un annus horribilis, La Marina Baja está más de diez puntos por encima de las que la siguen en el ranking del paro autonómico. Las siguientes en el alza del paro son zonas que también tienen en común con Benidorm un fuerte peso de la actividad turística y de servicios, como su vecina La Marina Alta, o también en la costa alicantina el área metropolitana de Alicante y La Vega Baja, con incrementos de alrededor del 28%.

El paro también ha tenido más impacto en la capital de la Comunidad Valenciana, Valencia, que en las principales comarcas de su área metropolitana, algo que también se explica por ese mayor peso de las actividades turísticas y sus servicios vinculados. En diciembre pasado, las listas del paro contaban con 65.305 personas en Valencia, un 25% más que 12 meses antes. En el caso de la capital valenciana, la actividad más afectada por los efectos del Covid-19 en el mercado laboral también fue la hostelería, con un aumento del 33,8% en el número de desempleados. Pese a ese fuerte alza, en el cap i casal el comercio al por mayor y los talleres de coches se sitúan a la cabeza en número de parados al cierre de 2020, según los datos del servicio autonómico Servef-Labora. Por su parte, los incrementos en las comarcas vecinas de su cinturón industrial rondan el 20%.

Las comarcas de la provincia de Castellón también han vivido el impacto laboral de la pandemia, pero con una incidencia menor que los territorios del sur. De hecho, el Alt Maestrat ha sido la comarca de toda la autonomía con un menor incremento del paro, de apenas un 3,5%, que curiosamente contrasta con otra zona eminentemente rural que fue la que encabezó el aumento en la provincia, Els Ports, con el 21%. Hay que tener en cuenta que la menor demografía en estas zonas hace que sus cifras totales sean muy inferiores al resto de comarcas.

Por su parte, el corazón industrial de la provincia, con La Plana Alta, La Plana Baja y L’Alcalatalen, tampoco se vió tan impactado como las áreas de las capitales de Valencia y Alicante. Los incrementos máximos en estas comarcas llegaron al 15%.

Desplome de contratos

Los informes del servicio de empleo autonómico también desvelan la incidencia de la pandemia en la contratación durante el año pasado. Por tipo de ocupaciones, las vinculadas a la hostelería fueron las más castigadas sin ninguna duda. De entre los diez puestos de trabajo con más contratos durante todo el año las categorías que sufrieron un mayor desplome fueron las de ayudante de cocina -con un recorte del 51% en los contratos firmados- y camarero -con un 41,2% menos que en 2019-. De hecho, la ocupación de camarero que había llegado a convertirse en los últimos ejercicios en la primera por número de contratos anuales en la Comunidad Valenciana fue rebasada el año pasado por los peones de la industria manufacturera. Una industria que redujo sus contratos, pero de forma más limitada, por debajo del 10%.

Los empleados del comercio también han vivido duramente en sus carnes los efectos laborales de la pandemia, ya que los contratos de vendedores en tiendas y almacenes sufrieron un descenso del 36,5% en la región. El puesto que menos se vio afectado en lo que se refiere a volumen de contratos en la autonomía fue el de peón agrícola.