Tasa turística: un castigo fiscal para un sector enfermo por el Covid

La recta final del trámite parlamentario de los presupuestos autonómicos para 2022 ha vuelto a estar marcada por el tira y afloja de los partidos de izquierdas que forman el Gobierno de coalición a cuenta de la tasa turística. Una medida que año tras año se pone en el centro del debate político y que para Compromís y Podemos se antojaba prácticamente como unos eternos deberes pendientes curso tras curso.

Con un acuerdo alcanzado sobre la bocina para despejar la aprobación unas cuentas en teoría pactadas hace casi dos meses, los dos socios del socialista Ximo Puig han escenificado una victoria política que ahora habrá que ver como se pone blanco sobre negro en forma de ley.

El presidente valenciano había repetido por activa y por pasiva que para plantear una medida de este calado era necesario recabar el apoyo del sector y que en un contexto como el actual, con la crisis del coronavirus aún sobre la mesa y los viajeros internacionales y nacionales a expensas de las nuevas variantes, no era el momento para poner más obstáculos a uno de los grandes motores económicos de la Comunitat Valenciana.

El turismo representaba algo más del 15% del PIB antes de la pandemia, pero su peso es aún mayor en ciertas zonas de costa, como Benidorm, cuya actividad aún está muy lejos de volver a la normalidad. Por eso, que cuando aún se están tramitando parte de las ayudas del plan Resistir que garanticen la continuidad de estos negocios o mientras el Estado inyecta fondos para rescatar a grupos hoteleros y turíticos por su delicada situación financiera y salvar el empleo, la medida pactada por los grupos parlamentarios del Botànic resulta más que estridente.

Aunque para intentar suavizar la polémica los tres partidos aseguran que se buscará un acuerdo con el sector, no parece serio cuando ya se ha impuesto una fecha para que entre en vigor, 2023. No es de extrañar que desde la patronal CEV y la sectorial Hosbec se hable de “burla” con ese pacto, que el propio máximo responsable de Turismo de la Generalitat, el socialista Francesc Colomer, considera un error. Colomer conoce bien la postura de hoteleros y otros empresarios del sector, que tienen claro su rechazo frontal a que se aplique una tasa que suponga un coste extra para competir con otros destinos.

Otra de las cuestiones abiertas es qu épasará con los fondos que se prevén recaudar. Cuando arrancó el debate hace años, se hablaba de que revertiesen en el propio sector. Ahora Compromís y Podemos plantean que se destinen a políticas sociales y de vivienda.